POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES).
Desde siempre me ha llamado la atención la piedra romana que hay en las murallas del castillo, que aquí llamamos el palacio, y que fuera sede de la Encomienda Mayor de la Orden Militar de Alcántara.
No podía descifrar su texto en latín, a pesar de las buenas clases que recibí de la lengua latina del querido maestro don Joaquín Corchado, pero como tenía por entonces 12 o13 años, poco me ha quedado. Ahora hace un tiempo que me hice con el voluen XIII de la revista de historia antigua “Hispania Antiqua” que editó en 1986- 1989 el Departamento de Historia Antigua de la Universidad de Valladolid. La revista la compré en agosto del año pasado y el dueño de la librería “Anticuario Bellver”, de Madrid tuvo a bien traérmela directamente a mi casa de Madrid. Mereció la pena, ya que aquí estaba la solución a esta cuestión.
En un artículo titulado “Bandia Apolosegus”, una divinidad con culto local en la zona de Brozas (Cáceres)”, El trabajo está realizado por mi buen amigo Julio Esteban Ortega, junto a José Salas Marín y García Rueda Muñoz de San Pedro, fallecido en octubre de 2006. En él se indica que “Bandia Apolosegus pertenece al grupo de divinidades conocidas a la sola mención de su epíteto tópico y consideradas como protectoras de antiguos clanes de carácter gentilicio”.
Y entramos ya a tratar la piedra que se halla en la muralla del castillo, en la plaza del Cerro Palacio. Se trata de un ara votiva, de granito, con una estela que mide 50 centímetros de alto; de ancho, 38 cms. y de grosor, 35. La altura de as letras es de 5 cms. Los historiadores desconocen su procedencia.
El texto que pone allí es el siguiente:
Cilius Caenonis f.Apulus eaeco v.s.l.m.
Y la transcripción concreta es:
Cilius Caenonis f(ilius) Apulus eaeco v(otum). s(oluit).l(ibens). m(erito)
Los tres historiadores dan la siguiente interpretación de esta piedra: El dedicante es un sencillo indígena de la zona de Brozas. Se llamaba Cilio, hijo de Caneo y se la dedicaba al dios Apuluseaeco. De hecho, el profesor Luis Fernández Fuster había estudiado en 1918 las lápidas romanas de Garlitos, Arroyo del Puerco y Araya, con referencias al dios indígena Eaeco, como existen otros dioses indígenas prerromanos; tal es el caso de la diosa de los infiernos, Ataecina Turóbriga, encontrada en Malpartida de Cáceres, un ex voto en forma de cabra, que se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional.
También indican estos historiadores que “el epíteto, el adjetivo que añade una cualidad al sustantivo, Apulusaeco los que más hay son de la zona de Brozas. “donde precisamente tenemos atestiguado el epígrafe dedicado a Bandia Apolosegus…las inscripciones latinas portadoras de la “advocación” tópica Apuluseaeco de Brozas están consagradas a Bandia”.
Y terminan: los epítetos de Apuluseaeco hacen alusión a un grupo de carácter gentilicio y ponen de manifiesto la vinculación existente entre Apulli y Bandia. Esta última sería una divinidad indígena que recibiría un culto particular por parte del grupo gentilicio de los Apulli y de ahí que sus testimonios epigráficos estén constreñidos única y exclusivamente a la zona de Brozas”.
Bandia Apolosegus sería una divinidad masculina. Y estos investigadores concluyen: La luz aportada por los nuevos testimonios epigráficos es decisiva para atestiguar un culto local a Badia en la zona de Brozas, por parte de la comunidad humana de los Apulli, bajo la advocación particular de Bandia Apolosegus.