POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Agradezco al padre Antonio Arévalo Sánchez, secretario de la provincia de la Inmaculada Concepción, de la Orden de Frailes Menores (OFM, Franciscanos), licenciado en Historia Moderna y director de la Revista Guadalupe -revista que se edita desde 1916- la publicación en su número 873 (marzo-abril) de mi artículo “Barcelona, junio de 1928. Dos conferencias sobre Guadalupe de fray Carlos Gracia Villacampa (OFM)”, al que se dedican seis páginas.
En 1928, año de la Coronación canónica de Ntra. Señora de Guadalupe, el diario badajocense Correo Extremeño, publicaba dos crónicas hechas desde Barcelona por el extremeño Diego A. García-Montero, con el titular de prensa: “La Historia de las artes del Real Monasterio de la Virgen de Guadalupe”, sobre dos conferencias ofrecidas, los días 18 y 19 de junio, por el franciscano Carlos Gracia Villacampa (1889-1948).
El trabajo que ahora ofrezco para los lectores de la Revista Guadalupe, tiene en su intención evitar el olvido de aquello que merecía ser recordado. En ello destino el saber y el bien que hizo por la Real Casa de Nuestra Señora de Guadalupe el padre franciscano, Carlos Gracia Villacampa, que puso entusiasmo en la propagación del patrimonio del monasterio de la Villuercas. Desde la fidelidad en la apreciación que el jerónimo fray Gabriel de Talavera, a finales del XVI, sintiera y escribiera: “Venturosa casa que tal bien goza; preciosa mina que tal riqueza encierra”.
Al trascribir y redactar he ido percibiendo algunos errores del extremeño Diego A. García-Montero, autor de la crónica para el diario Correo Extremeño. Quizás, también del propio conferenciante, pues se entiende que el quehacer de la investigación está sujeto a revisión. De ahí algunas aclaraciones que se hacen, especialmente en las notas al pie. Lo importante es recuperar cuanto dijo el padre Villacampa, en junio de 1928, en la ciudad de Barcelona: “La escuela de miniaturas y los zurbaranes de Guadalupe” y “Las telas y los bordados de Guadalupe”. Los argumentos que expuso en las conferencias formaban parte de sus trabajos y publicaciones.
El franciscano Carlos Gracia Villacampa fue autor de las obras “Grandezas de Guadalupe”, Madrid 1924, con prólogo del cronista de Extremadura, José Cascales y Muñoz, lleno de enseñanzas y doctrinas. “La Virgen de la Hispanidad”, Sevilla 1942, con prólogo de Manuel Siurot Rodríguez. El padre Villacampa fue director de la publicación “El Monasterio de Guadalupe” (1919-1929). Archivero y bibliotecario de Guadalupe. Director de la Revista “La Voz de San Antonio” (1929-1932; 1941-1948); fundada por la Provincia Bética Franciscana en 1895. Académico correspondiente de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, de la de San Fernando de Madrid y de la Hispano-Americana de Cádiz. Unió a sus méritos de hombre de estudio, su labor apostólica y de propaganda mariana. En este aspecto recorrió pueblos y ciudades para preparar la coronación canónica de Nuestra Señora de Guadalupe.
VILLACAMPA EN MONTIJO
En 1943, en tiempos de hambre, escasez, racionamiento y aislamiento, llegó a Montijo fray Carlos Gracia Villacampa para predicar la novena a la Virgen de Barbaño. Meses antes, en febrero, los franciscanos habían tomado posesión de la capilla, casa y huerta del convento de San Antonio, con la guardianía de fray Martín Aranguren, Custodio Provincial, y los frailes de la primera comunidad: Plácido Pérez de San Román, Antonio Barrado, Carmelo Díaz, Fernando Rodríguez y Serafín Bartolo. Imagino la pasión pasión que debió poner el padre Villacampa en sus panegíricos dedicados a la Patrona de Montijo desde el púlpito de la iglesia de San Pedro.