POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
El 30 de diciembre 1908 naufragó en Son Servera el bergantín ‘Rio Piedra’, de la matrícula de Huelva. Iba cargado de sal y su propietario Eduardo Mateo, así como sus ocho tripulantes eran de Torrevieja. En la mañana del 1 de enero, al haber amainado el temporal, un falucho tripulado por seis hombres exploró el lugar del siniestro.
Se acercaron al buque naufragado, encontrando tan sólo los cadáveres de dos de los tripulantes que se hallaban atados a un palo. Fueron recogidos por el falucho, como también tres salvavidas que flotaban en aquellas aguas. Los demás náufragos no aparecieron. El velero y su cargamento se consideraron completamente perdidos.
El juez de instrucción de aquella Comandancia de Marina, Teodoro Pou, se trasladó a Son Servera, con el objeto de instruir sumario por el naufragio. En dicha población, acompañado por el alcalde, presidió el entierro de los dos cadáveres. Uno de ellos era el patrón del buque, llamado Manuel Carlón, de 40 años. Todo el vecindario de Son Servera concurrió a la fúnebre ceremonia.
El resto de la tripulación estaba formada por el contramaestre, Manuel Sánchez; y los marineros Manuel Sala, José Sanz, José Mas, Simón Vera y otro del que desconocemos su nombre.
El ‘Río Piedra’ se dirigía a Barcelona, procedente de Torrevieja, con 36 toneladas de sal.
Se supuso que el naufragio lo causó un posible abordaje de un vapor, pues el buque estaba partido por la mitad.
Cuando pertenecía a la matrícula de Andraix se llamaba ‘Antonio Valent’; después fue adquirido por una casa de Huelva, siendo matriculado en aquella población y cambiado su nombre.
Como nota especial, se supo que uno de los náufragos era recién casado y otro estaba recién amonestado para contraer matrimonio.
El vapor ‘Belenguer el Grande’, de la Sociedad Anónima de Navegación de Barcelona, salió el 27 de marzo de 1909 de Torrevieja con cargamento de sal. Frente al cabo Sacratis, a 30 millas de Málaga, el ‘Belenguer’ vio a un barco inglés que se le echaba encima por causa de la niebla.
El capitán mandó contravapor, pero el inglés le abordó por el costado de babor, destrozando los camarotes de los oficiales y retretes, haciéndoles una vía de agua debajo de la línea de flotación, inundándose las carboneras y parte del departamento de las máquinas.
El barco inglés, cuyo nombre nunca se supo, de la matrícula de Newcastle, prosiguió su marcha sin prestar auxilios. Diez y nueve pasajeros de Barcelona, que iban a Argentina, conservaron todos la tranquilidad, sin sufrir daño alguno.
Sólo resultaron con contusiones el segundo oficial, que se cayó del camarote, y una mujer, que resbaló en la escalera. El capitán tomó rumbo a la playa para poder embarrancar en caso necesario, y pidió auxilio con todos los medios de a bordo. Acudió una pareja de pesca de Torre del Mar, cuyo patrón, actuando de práctico, condujo el ‘Belenguer’ a Málaga, mientras las bombas achicaban el agua. Llegó a este puerto al anochecer, y atracado al muelle. Acudieron las autoridades y los bomberos de la fábrica de Larios, con su material, para prestar auxilios.
El febrero de 1909 naufragó en Torrevieja el bergantín goleta “Fe” había fondeado en la rada de Torrevieja el día 6. Todos sus tripulantes se salvaron. No desarrollo detalles por haberlos descrito con meticulosidad en uno de mis artículos publicados en ‘Del Acequión a La Punta’.
En la tarde del 4 de junio de 1909, se levantó un fuerte temporal de lebeche, a consecuencia del cual el bergantín ‘La Pura’ arrastró sus anclas, corriendo gran riesgo de encallar. Varias embarcaciones le auxiliaron, consiguiendo salvarlo.
El 26 de noviembre de 1909, embarrancó en el rincón de La Mata la goleta francesa ‘Elena’, salvándose toda la tripulación que fue socorrida por el vecindario.
En la mañana del 3 de marzo de 1910, frente a cabo Cervera, encalló a causa de la densa niebla un vapor inglés de bastante tonelaje que llevaba carga de esparto.
El vapor ‘Jeanne Conseif’, de la matrícula de Marsella, con cargamento de frutas y carbón, salió del puerto de Alicante con dirección a Orán el 21 de diciembre, a las 3 de la tarde.
Teniéndose días después noticias de que el vapor ‘Jeanne Conseil’, había naufragado y que toda la tripulación había perecido, a excepción de un tripulante que, atado a un tablón, fue encontrado en alta mar por el vapor noruego ‘Yno’, siendo conducido a Valencia.
El único superviviente del vapor francés, llamado Jean Michel Lemer, manifestó que la catástrofe había ocurrido a 17 millas de Alicante y que la dotación la componían 27 tripulantes y un viajero que había embarcado en Alicante. Todos perecieron, refiriendo el marinero superviviente lo imposible que fue el evitar la catástrofe, pues ocurrió de modo rapidísimo.
El único superviviente francés relató que un vapor desconocido se hizo presente por medio de luces y pitos se señales, y sin que pudiera evitarse el paso por ojo al ‘Jeanne Conseil’. La marinería del otro buque se hallaba en los puentes y siguió su marcha tras el abordaje.
Comentó el marinero francés que, momentos después de ocurrir el choque, el ‘Jeanne Conseil’ comenzó a hundirse y al llegar las aguas a las calderas explotaron, produciéndose una fuerte detonación que produjo un fuerte remolino, yéndose el barco a pique instantáneamente.
Seis marineros pudieron coger la lancha mayor para hacerse a la mar, desapareciendo cinco de ellos momentos después.
El marinero salvado consiguió amarrarse a un palo con una de las cuerdas de la lancha, permaneciendo flotando a merced de las olas día y noche, hasta que fue recogido por el pavor noruego ‘Yno’, en aguas de Cabo Palos.
En la madrugada del 22 de diciembre de 1910 el vapor mercante español ‘Industria’, que se dirigía con carga de Adra a Vinaróz, chocó frente con otro vapor unas seis millas de la costa torrevejense. Después del encuentro el vapor desconocido apagó las luces y huyó a toda máquina sin auxiliarle.
Embistió al ‘Industria’ por la banda de babor, destrozándole la proa y causándole averías de importancia. El otro buque se supuso que también sufriría deterioros, si bien no graves, pues le permitieron escapar.
En vista del gran peligro que corría, ya que el ‘Industria’ hacía mucha agua y daba violentas sacudidas, la tripulación, con su capitán, descolgó uno de los botes, embarcaron en él y lograron llegar a Torrevieja en petición de auxilio para salvar al buque averiado. Acogidos con extraordinaria solicitud por las autoridades de Marina de este puerto, fueron rápidamente socorridos, alojándose después en las mejores casas del pueblo.
Se le pidió auxilio al vapor alemán ‘Lezellen’, mandado por el capitán W. Meurer, que después de algunas horas de penosa marcha, pues el mar se hallaba muy agitado, lograron avistar al buque siniestrado, recogiéndolo y trayéndolo a remolque hasta el puerto de Cartagena, donde llegó a las ocho de la noche del mismo día 22, yéndose a pique a los pocos momentos en el dique de Curra, junto al rompeolas del fondeadero de los buques de guerra.
El vapor ‘Industria’ pertenecía a la matrícula de Barcelona y, después de salvar la caya, fue destrozado el casco con dinamita, pues en el sitio que se hundió constituía un peligro para la navegación dentro del puerto.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 4 de abril de 2015