EL HISTORIADOR Y CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD, SANTOS BENÍTEZ, DESTACA EL «PRESTIGIO» QUE HA COBRADO LA INSTITUCIÓN

167 alumnos matriculados, dos más que el pasado año, y algunos solicitantes se han quedado sin obtener plaza en alguna de las seis especialidades artísticas que ofrece la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco de la capital. Cerámica, Dibujo, Diseño Gráfico, Escultura, Grabado y Pintura son los talleres que se imparten en la señorial sede de la Casa de los Ulloa en la calle Ancha, donde el próximo año celebran su 30 aniversario en este palacio del siglo XIV adquirido por la Diputación Provincial.

En clase de cerámica, la que más alumnos matriculados tiene, 46 en total -13 en el turno de mañana y 33 en el de tarde-, dedican parte del tiempo a dar forma al barro en una sala clara, en la que se cuela un haz de luz natural a través de un ventanal abierto a la silenciosa plaza de San Mateo, con vistas a la frondosa hiedra de la Torre de Sande. Las mañanas discurren tranquilas y el sosiego permite moldear con calma vasijas y jarrones que saldrán cocidos de los propios hornos de la escuela.

Javier Llinás enseña a un grupo heterogéneo de alumnos las técnicas básicas de la construcción de piezas cerámicas durante el primer curso. «Vemos cubiertas al torno y a mano, arcillas teñidas, diferentes tipos de pastas, nociones de cocción y también vamos incluyendo conceptos de armonía y estética», detalla este profesor que lleva en la escuela desde 1987. «Es importante que el trazo sea fluido», le indica a una alumna que está cortando el asa de una pequeña jarrita. «Que sea limpio», asiente ella recibiendo la aprobación del maestro.

La delicadeza con la que se manipula el barro y el trabajo pausado y minucioso que lleva tornear una obra, ha resultado una terapia curativa para uno de los aprendices de Javier. Pedro Muriel sufrió un ictus hace unos años que le dejó secuelas cognitivas y de motricidad, y el taller de cerámica le está ayudando en su recuperación. «El profesor y los compañeros tienen paciencia conmigo, así que estoy encantado de la vida», dice el alumno, que este año está en segundo. Mientras, su compañera Rocío Gómez trabaja por primera vez la cerámica. «Ya cursé dos años de pintura y lo tuve que abandonar por trabajo; ahora me he matriculado aquí porque quería probar una técnica nueva».

La enseñanza en Bellas Artes es casi personalizada y se forma al alumno acompañándole en un proceso que le permite ir desarrollando sus capacidades artísticas. Los estudios no son reglados y cada disciplina se cursa en tres años, excepto escultura, aunque hay alumnos que deciden prolongarlos dos más para realizar un proyecto personal de fin de ciclo.

Empleo

El taller de diseño gráfico, con 21 alumnos, es otro de los más solicitados. Jóvenes desempleados y profesionales que optan por reciclarse, ven en esta clase una oportunidad para acceder al mercado laboral gracias a las posibilidades de empleo que ofrece esta profesión en el ámbito de la empresa. «El objetivo fundamental es que cuando salgan de aquí puedan trabajar en diseño gráfico, enfocado sobre todo para imprenta», precisa la profesora Lourdes Méndez, que trabaja en Eulogio Blasco desde 1992. Los alumnos se capacitan con ella -durante dos horas diarias- en diseño editorial, identidad corporativa y diseño de comunicación. «Los grandes bloques serían hacer campañas publicitarias, branding e imagen global de una empresa, maquetación de libros, revistas y cubiertas», matiza la experta.

En el resto de especialidades que se imparten, dibujo cuenta con 32 alumnos inscritos, escultura con 26, pintura tiene 23 y grabado 19.

Al frente de la gestión de Bellas Artes está desde hace cinco años el historiador y cronista oficial de Cáceres, Santos Benítez, que destaca el «prestigio» que ha cobrado la institución. «Se han conseguido premios de todo tipo, el año pasado un joven ganó el primer premio de grabados del certamen que convoca la Calcografía Nacional y Fábrica de Moneda y Timbre, y en los premios nacionales del Ejército uno de los alumnos de Plasencia logró el segundo en pintura», refiere Benítez, que subraya que los estudiantes salen de la escuela con oficio. «Contamos con un personal veterano muy cualificado -agrega- y el grado de satisfacción de los alumnos es muy alto. Aprenden un oficio que les resulta atractivo a nivel personal y profesional porque hay personas que se presentan a premios y viven de esto, montan exposiciones y venden sus cuadros».

De hecho, los amplios muros del palacio exhiben numerosas creaciones artísticas que se han concebido en sus aulas. De una de las paredes cuelga también un dibujo a carboncillo del propio Eulogio Blasco, donado por sus familiares.

El diputado del área de Cultura, Fernando J. Grande, valora positivamente el trabajo que se realiza en Bellas Artes. «Es una satisfacción -reconoce a este diario- que sea la Diputación la que preste apoyo a las dos escuelas, la de Cáceres y la de Plasencia, en su apuesta por la cultura y la producción artística».

Con respecto a la Rodrigo Alemán de Plasencia, hay matriculados 111 alumnos -siete más que el pasado año- en las tres disciplinas que da: Cerámica, Dibujo y Pintura, y Escultura y Modelado. Mientras, la placentina de Danza, adscrita también a la institución provincial, ha perdido cuatro alumnos, y afronta este curso 2019-2020 con 73.

Fuente: https://www.hoy.es/ – LAURA ALCÁZAR