POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Peligraría mi prosa montaraz si no recuperase mi pie, herido en el cordal Namuriense, Carbonífero Superior, del lapiaz de Sierra Benzúa. Fui con mi peña (nunca mejor dicho) a Nueva de Llanes, tomé la AS-340, dejé el coche en la collada del Torno, subí lloviendo al Cuetón, Muezcachica, Cabezu La Llamera y la señera cumbre del Benzúa, en el extremo oriental, entre el Cantábrico soleado y el telón plomizo que ocultaba Picos de Europa. “Benzúa, farallón entre nubes, con sus llambrias colosales”, lo veía Celso Amieva desde México y desde Moscú. Volví por la falda sur, que mira a Riocaliente, rocé una sima endiablada, comí dos huevos duros junto a la peña La Vedular, quizá en La Llamera, braña olvidada entre olmos (“a los olmos dicen llameras”, me informa Rufino, a mi lado), para terminar donde el coche y la ropa seca. ¿Qué significa Benzúa? Benzón es golpe de fortuna; lo de mi pie fue golpe infortunado.
Fuente: https://www.lne.es/