POR ANTONIO LUIS GALIANO PÉREZ, CRONISTA OFICIAL DE ORIHUELA (ALICANTE)
Parece que me estoy viendo muy atento junto con mi padre, frente a una de aquellas radios de no sé cuántas lámparas, escuchando las noticias referidas a las grandes rutas de los llamados “gigantes de la carretera” que conformaban “la serpiente multicolor”.
Estábamos prestando mucha atención, para que no se nos escapara cómo quedaba en la etapa de la Vuelta española, del Giro italiano o el Tour de Francia, el oriolano Bernardo Ruiz, al que todos, e incluso el resto de España lo conocía como “el Pipa”. Seguíamos atentamente su puesto en la clasificación general y cómo había escalado los puertos de montaña.
Pero, su trayectoria en el ciclismo profesional fue una verdadera escalada desde aquél año de 1945, en que fue el primer clasificado en el Campeonato de España, en la Volta a Cataluña y en la Vuelta a Valencia; hasta, 1958, año de su retirada, en el que triunfó en el Campeonato de España de Montaña, en la Vuelta a Sur-Este y en el Gran Premio Pascuas-Pamplona. Entre ambas fechas, en 1948, ganó la Vuelta a España, y fue recibido en Orihuela por 20.000 personas.
En 1952, pasó a ser el primer español que subió al pódium en el Parque de los Príncipes, al haber ocupado la tercera plaza en la clasificación general tras el italiano Fausto Coppi y el belga Stan Ockers, y haber ganado dos etapas. “El Pipa”, a partir de esos momentos, tal como dice Juan Osés, “era el incuestionable mejor ciclista español”. Al regresar a España fue “recibido como un general victorioso. La multitud le aplaude a rabiar a su paso por las calles del país”.
Un año antes había ocupado en la ronda francesa el noveno puesto, tercero en la clasificación en la Montaña y ganó dos etapas. Una de ellas fue la décima de 216 kilómetros entre Clermont Ferrant y Brive. El periódico “La Verdad” del 15 de julio ofrecía los siguientes titulares: “Bernardo Ruiz gana para España la X etapa.
El oriolano se mantuvo en cabeza en los llanos y en las crestas. Su resonante triunfo le ha colocado en el tercer puesto de la clasificación general”. Dos fechas después, “Día del Pájaro”, dicho periódico calificaba al ciclista como “as internacional” y el periodista indicaba que en toda Orihuela se esperaba que la carrera llegara a la montaña, que era su fuerte, aunque con sinceridad no se esperaba que su éxito fuera tan rotundo. De hecho, tras su triunfo en esta etapa, pasó en la clasificación general del puesto décimo octavo al tercero.
La noticia corrió en Orihuela como “un reguero de pólvora” y la alegría inundó a la ciudad y a la huerta que, incluso, llegó a manifestarse exteriorizándose hasta el punto que el sábado por la tarde y todo el domingo no se hablaba de otro asunto más que de “el Pipa” y su hazaña sobre la bicicleta. En las líneas del periódico se alentaba para recibirlo con los mayores honores cuando regresase triunfalmente a Orihuela.
Y ello no se hizo esperar, ya que en la sesión extraordinaria del Pleno del Excmo. Ayuntamiento oriolano, celebrada el 7 de agosto de 1951, bajo la Presidencia del alcalde José Balaguer Balaguer, a petición del teniente de alcalde Mariano Belda Garriga, se aprobó por unanimidad otorgarle la Medalla de Plata de la Ciudad de Orihuela, ya no solo por su último triunfo sino también por haber dado prueba en sus declaraciones “de su gran oriolanismo y un ejemplo para todos los deportistas”, así como que se le fuera impuesta en un acto solemne celebrado por la Corporación Municipal.
Con ello, ya no sólo las gentes de Orihuela sino también su Ayuntamiento comenzaban a dejar en entredicho aquella sentencia del historiador oriolano del siglo XVII, Francisco Martínez Paterna que decía: “Orihuela es madrastra de sus hijos y madre de los extranjeros”. Y aquí, con Bernardo Ruiz demostró que Orihuela sí es madre, y continuó demostrándolo con los años.
De hecho, siendo alcalde de Orihuela Luis Fernando Cartagena Travesedo, se impuso su nombre al Pabellón Deportivo Municipal ubicado en el Palmeral y, años después, el día 21 de diciembre de 2013, se le dedicaba la zona verde del Parque de La Ocarasa. En dicho acto además del homenajeado, su familia y amigos, estuvo presente el alcalde de Orihuela Monserrate Guillén Sáez, la primer teniente de alcalde y portavoz del Grupo de Gobierno, Antonia Moreno Ruiz, y el concejal de Deportes Luis Galiano Moreno el cual pronunció unas palabras resaltando la figura de este deportista que tanta gloria dio al deporte del pedal en España.
Dos años después, el día 9 de octubre en que se conmemora la Comunidad Valenciana, fue objeto en Valencia de la entrega en el Palau de la Generalitat por el presidente Ximo Puig de la Medalla al Mérito Deportivo, en cuyo acto estuvo acompañado por el concejal de Deportes Dámaso Aparicio, así como por familiares y amigos llegados desde Orihuela. Días después, 14 de octubre, se le rindió un sencillo homenaje teniendo como marco la Sala del Oriol, imponiéndosele una insignia de solapa de plata del Ayuntamiento y firmó en el Libro de Honor de la Ciudad.
Allí estuvieron presentes el alcalde Emilio Bascuñana Galiano, el concejal de Deportes Dámaso Aparicio García, el teniente de alcalde Rafael Almagro Palacios y los portavoces de los Grupos Políticos Municipales, Víctor Ruiz Sáez, Juan Ignacio López-Bas Valero y Karlos Bernabé Martínez, así como familiares del homenajeado. Por último, el 23 de diciembre de dicho año, por unanimidad el Excmo. Ayuntamiento de Orihuela lo distinguió con el título de Hijo Predilecto, a propuesta de los clubs deportivos que integran el Consejo Municipal de Deportes. Propuesta ésta presentada por la concejala Mariola Rocamora Gisbert. El 5 de febrero de 2016, le fue entregada la distinción en el
Teatro Circo, junto a la Sociedad Compañía de Armados que recibió la Medalla de Plata, al Colegio de Abogados al que le otorgó una distinción con motivo del 175 aniversario de su fundación y al Hospital Vega Baja en el vigésimo quinto aniversario de su puesta en servicio.
En nuestro caso, con Bernardo Ruiz, estimamos que Orihuela y sus gentes han cumplido por ser “el Pipa” merecedor de ello.
Fuente: Aquí Orihuela