POR GUADALUPE RODRÍGUEZ CEREZO, CRONISTA OFICIAL DE MADRIGALEJO (CÁCERES)

Conforme se acercaba el fin del pasado siglo XX, las procesiones de Semana Santa en Madrigalejo (Cáceres) iban languideciendo paulatinamente.

Cada vez era más difícil encontrar portadores que llevaran los distintos pasos. Aunque no faltaban fieles que se concentraban a la puerta de la iglesia para acompañar a las imágenes en las noches de Jueves Santo y Viernes Santo, en su mayoría eran de edad avanzada para llevar tanto peso en sus hombros.

Y ante la posibilidad de que las procesiones no salieran, se construyeron nuevas andas que llevaban ruedas. De esta forma, ya con menos esfuerzo, se aseguraba que los pasos de Semana Santa salieran cada Jueves Santo y Viernes Santo. Y así se fueron celebrando las procesiones en los últimos años del siglo pasado.

Pero allá por el año 2000, un grupo de personas, a quienes les dolía que se perdiera nuestra tradicional Semana Santa, crearon la “Cofradía del Cristo de la Victoria”.

A ella se apuntaron muchos jóvenes, y para acompañar al Cristo, una banda de música. Al año siguiente, fue un puñado de mujeres quienes se reunieron en torno a la imagen de la Virgen Dolorosa y decidieron fundar la “Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores”, sin duda, en estos momentos, la más numerosa.

Y después vino la “Cofradía del Nazareno”. En pocos años, consiguieron dar la vuelta a una tendencia y revitalizar las procesiones. Los cofrades, vestidos de túnica, cargaban los pasos; se hicieron andas nuevas; al son de trompetas y tambores se organiza la procesión; cada paso va precedido de los estandartes de su cofradía; hay un mayor esmero en la decoración floral y en la iluminación de cada uno de los pasos; se han restaurado imágenes; se han renovado accesorios como coronas, mantos, tronos, faroles, etc. Sin duda, las cofradías han sido la fuente de renovación de nuestra Semana Santa.

Sin embargo, había un paso que aún seguía saliendo en andas de ruedas y que no tenía un grupo estable que se hiciera cargo de él: era la imagen del “Santo Entierro”. El Santo Entierro, que sólo sale en procesión en Viernes Santo, es el paso más moderno de la Semana Santa madrigalejeña.

Se trata de un Cristo yacente colocado dentro de una urna de cristal, que fue adquirido por la Parroquia de San Juan Bautista en 1949 por suscripción entre los fieles. La suscripción no alcanzó la cantidad necesaria para abonar lo que había constado la imagen, por lo que el Ayuntamiento contribuyó con la diferencia, según fue acordado en el Pleno Municipal del día 1 de mayo de 1949.

Como curiosidad, en esa misma sesión también se hace constar que se había requerido a la agrupación musical de la localidad para que, con motivo de la Semana Santa, tocaran en las procesiones, y por esta razón se acordaba darles una gratificación de 200 pesetas.

Y volviendo al siglo XXI, cuando las tres cofradías ya estaban formadas, el paso del Santo Entierro parecía estar marginado con respecto a los demás. En este contexto, entre el párroco, Don Alfonso Raúl Masa Soto, y la presidenta de la Asociación de Amas de Casa, Rosi Arias, allá por el año 2006, convinieron en que esta asociación se hiciera cargo de él, para su ornato y preparación, así como para sacarlo en procesión.

Y así se hizo durante dos años; pero diversas circunstancias hicieron que no continuasen con esta labor. Hay que decir también que, en aquellos años, el Cristo yacente del Santo Entierro era velado por su Madre, la Virgen de los Dolores, en el presbiterio de nuestra iglesia cada Sábado Santo, invitando así a los fieles a un rato de oración ante el Sepulcro de Cristo.

Después de la Asociación de Amas de Casa, fueron los miembros de la Cruz Roja local quienes se encargaron, durante algunos años, del Santo Entierro, y se construyeron unas andas para que pudiera ser sacado a hombros. Tampoco prosperó esta solución.

Y, al volver a quedar el paso sin nadie encargado, un grupo de personas se comprometieron a sacarlo cada Viernes Santo en las andas con ruedas, vestidos con la discreción que aporta el color negro.

Este grupo de personas ha sido el germen que ha dado lugar a la fundación de la “Cofradía del Santo Entierro”, que ahora comienza a andar. Es una buena noticia para nuestra Semana Santa que haya nacido esta nueva cofradía, pues de esta forma se asegura la continuidad de nuestras tradiciones y de la expresión de la fe popular. Por ello, deseamos una larga vida a esta nueva hermandad.

Es de justicia agradecer todo el esfuerzo que hacen las cofradías para que, cada Semana Santa, las procesiones luzcan en todo su esplendor. Están haciendo un trabajo excelente. Y, desde aquí, me gustaría hacer un llamamiento para revitalizar, como se ha hecho con el Jueves Santo y Viernes Santo, nuestra tradicional y querida “Carrerita”, que está decayendo lentamente.