POR EDUARDO JUÁREZ VALERO, CRONISTA OFICIAL DEL REAL SITIO DE SAN ILDEFONSO (SEGOVIA)
El Real Sitio de San Ildefonso alberga un Paraíso. No se trata de uno cualquiera, uno de tantos que puedan ser encontrados en este maravilloso País. Aquí podrás encontrar uno hecho a tu medida, donde disfrutar de aquello que te hará venir, volver y no querer marchar nunca. Sin duda, un Paraíso personal y atemporal compuesto por miles de ellos, cada uno único, como las personas que lo habitan y visitan.
El primero, sin duda, es el Paraíso Natural. En los límites de este Real Sitio te encontrarás con el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, el cuarto mayor del territorio nacional. Parque Natural durante gran parte del siglo XX, uno de sus bosques más asombrosos, el Pinar de la Acebeda que aloja el nacimiento del acueducto de Segovia, fue elegido a finales del siglo XIX para establecer la primera protección integral del territorio, embrión de lo que serían los actuales parques nacionales. No es de extrañar, por tanto, que también incluya el territorio la Reserva de la Biosfera Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar, así como innumerables zonas de especial protección y reservas asociadas a fauna y flora de increíble valor natural.
El segundo es, obviamente el Paraíso Histórico. Desde los asentamientos pastoriles segovianos del siglo XIII, el territorio del actual Real Sitio de San Ildefonso ha sido protagonista de la Historia de España con frecuencia asombrosa. Los asentamientos reales, constitutivos del Real Sitio, empezaron con los primeros Trastámara, reyes de Castilla y León, quienes construyeron su residencia en el Valle de Valsaín. Desde la Casa del Bosque que ordenara reformar Enrique III hasta el fastuoso Palacio Real de Valsaín erigido por Felipe II, primer edificio de estilo borgoñón de España, germen de lo que sería años más tarde el monasterio de San Lorenzo del Escorial, pasando por el Palacio Real de La Granja, las monumentales fuentes de juegos de agua imprescindibles y sus jardines barrocos únicos en conservar la traza original en todo el planeta, es fácil perderse en una vorágine histórica sin precedentes. Poder pasear por los mismos lugares que frecuentaron Enrique IV, Catalina de Láncaster, Isabel de Valois, la Reina Doña Juana, Isabel la Católica, Carlos I, Felipe II, Felipe V, Isabel de Farnesio, Amadeo de Saboya, Niceto Alcalá Zamora, Manuel Azaña y, en fin, todos los líderes políticos, militares, artistas, poetas y personas significativas de la historia patria constituyen, en sí, una posibilidad digna de un lugar más que singular en el conjunto no ya del país, sino del mundo.
El tercero debe ser el Paraíso Industrial. Desde la creación de los primeros esquileos con sus batanes a mediados del siglo XIII, el Real Sitio de San Ildefonso ha albergado algunas de las industrias más singulares existentes en la historia de España. Singular es, desde luego, la fabricación de vidrios planos, presente desde inicios del siglo XVIII con la primera fábrica de Ventura Sit, origen de lo que sería la Manufactura Real de Vidrios creada bajo el reinado de Carlos III, la Real fábrica de Cristales. Tú, visitante, puedes recorrer los parajes donde se asentó la primera fábrica mecánica de maderas, en la Pradera de Navalhorno, y pasear por los restos de la máquina de pulimentar vidrio de John Dowling, la super-máquina de Demetrio Crow o el taller de camafeos de la reina Isabel de Farnesio. En los paseos por la naturaleza, los caminos te pueden llevar hasta los vestigios de las centrales eléctricas del Real Sitio, como el Salto del Olvido para, finalmente, acercarte a la tecnología punta, con las industrias actuales, como la Fábrica de vidrio de la compañía Verescence o el laboratorio de Huercasa.
El cuarto Paraíso es el deportivo. Difícilmente encontrarás un lugar más apropiado que el Real sitio para la práctica del deporte. Carlos III lo intuyó ordenando construir la instalación deportiva más antigua de este país: Las Pesquerías Reales de 1768. Acondicionando la ribera del río Eresma a su paso por Valsaín, adecuó el uso de ésta para el disfrute de la pesca de la trucha común, lo que llevó, años más tarde, a la creación de la segunda piscifactoría nacional de este tipo de animal en el interior del Jardín del Rey. Es, por tanto, normal, que los vecinos de este Paraíso hayan desarrollado aptitudes deportivas de nivel nacional e internacional. Es frecuente ver a los campeones correr, nadar y esquiar por cualquiera de las infraestructuras naturales del Real Sitio. Desde los hermanos Martín Merino, a Manuel Pérez Brunicardi, Raúl García Castán o Luisete Alonso, es habitual encontrarse con el nombre de Real Sitio San Ildefonso en alguno de los muchos podios a lo largo y ancho del mundo.
Ahora bien, no cabe duda de que el más importante de los Paraísos es el que tú experimentarás aquí. Ya sea en el entorno natural, histórico, industrial, deportivo o gastronómico; sentado en alguna de las terrazas de bares y restaurantes del Barrio Bajo o entre las avenidas del Barrio Alto; alojado en alguno de los magníficos hoteles y hospedajes o, simplemente, recorriendo calles y paseos, caminos y veredas; subiendo a montes y collados o disfrutando de la música, el arte, la naturaleza y, especialmente, de la franca hospitalidad de una población entregada a la preservación de un lugar privilegiado, estoy seguro de que aquí hallarás ese Paraíso atemporal que te hará regresar una y otra vez, pues, no te olvides, querido paisano, a este Paraíso sólo se viene una vez: después es imposible marcharse.