POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

Los mal hablantes dicen que “funcionó el boca a boca” al referirse a una suerte de divulgación barata y eficaz que difunde las bondades de un producto mediante consejos entre particulares, pero la expresión correcta, respecto a la propagación del producto, sería: “corrió de boca en boca”. El beso, según George Sand, es una forma de diálogo; el único idioma universal, dijo Musset, pero no debemos quitarle mérito a la palabra, y por lo tanto, más que el boca a boca deberíamos mentar el boca a oreja. De otra manera, el boca a boca, como técnica de salvamento de ahogados, exige tumbar a cada persona, inclinarle la cabeza hacia atrás, tirarle de la barbilla hacia arriba, taparle la nariz y, finalmente, sellar nuestros labios con los del sujeto paciente para expirar en él nuestro aire, y, si nos empeñamos, por ejemplo, en recomendarle una película, trazarle letras en el paladar con la punta de nuestra lengua.

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