POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Año de 1928 y el Asilo -así se conoció en Colunga- inició su andadura de servicio a los necesitados. En 19 de mayo de 1929 la Institución es galardonada con la MEDALLA DE ORO en la EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE BARCELONA, LA MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO EN ESE TIEMPO.
En esa época la UNION SOCIAL CATOLICA, de Colunga, fue declarada como de BENEFICIENCIA PARTICULAR de acuerdo con este estado de cuentas:
Valoración de albergues y terrenos: 86 600 PTA.
Cédulas en Banco Hipotecario: 80 500 Pta.
Cuenta en Banco Herrero. 37 713,96 PTA.
Cuenta en Banco de España: 3 719, 58 PTA.
Presupuesto medio de gastos anuales: 20 000 PTA.
Cabe destacar la importante colaboración económica de la emigración colunguesa en Argentina y en Chile, gentes que regalaron bienes, dineros, enseres… para atención de los ancianos residentes en el Asilo.
La vida en el Asilo, entre 1929 y 1936, transcurrió tranquila y sin mayores circunstancias que contar, salvo defunciones y nuevas admisiones.
El 3 de julio de 1936 la Junta Directiva celebra su última sesión asociativa y el Ayuntamiento socialista abre camino a una nueva dirección del Asilo. Dicho de otro modo: se hace cargo de ancianos, de dineros, edificios, enseres… para su total administración- Según recibo firmado en 8 de septiembre de 1936 por el alcalde, Ricardo García, la vicetesorera doña Ángeles Miyar entregó 563,65 PTA. en efectivo y el dinero en cuenta por un total de 1540,30 Ptas.
En 1938, ya recuperada la normalidad y finalizada la guerra en Colunga (que no en España), el Ayuntamiento presidido por don Luis Capellán, retorna a manos de la JUNTA DIRECTIVA de la USC toda la responsabilidad económica y de dirección del Asilo. Y de nuevo, doña Carmen Ysant, ya viuda de don Tomás Montoto (asesinado en las cercanías de Caravia), superando su dolor, vuelve a dirigir la institución con colaboración de nuevas personas como las Sras. Enriqueta Sánchez, Emilia Fernández, Pilar Victorero, Dolores García…
Y también, ya «recuperado el Asilo», nuevas admisiones como las de Leonor Collar y su hija Rufina del Campo, Joaquina Valle y Constantina González.
Y así, paso a paso, la posguerra, el racionamiento, el auxilio social, la colaboración parroquial en dineros y en alimentos, los donativos particulares y de personas «anónimas» (que yo después pude conocer y silenciar sus nombres).
Y GENEROSA PËREZ y mi tía PALMIRA FIDALGO haciendo de madres, amigas, cocineras, enfermeras para cumplir deseos a todos los acogidos.
Manuela trabajando la tierra, María «la torolla, tocando las castañuelas y trabajando, María la de la Llera cantando lo de «a la zambomba / y al zambombero…», Vicente «el Che» cuidando de los manzanos que había plantado, Ramonín el de Carrandi contando aventuras de viajes… y yo «pa la escuela de San Juan» de la mano de Salvadora Pérez («la tata») que, junto con Rufina del Campo, me cuidaban solicitamente.
El 26 de agosto de 1953 celebró el ASILO sus BODAS DE PLATA. Fueron presididas por el Sr. Arzobispo don Francisco Javier Lauzurica y Torralba, por el Gobernador militar, por el General don Juan Vigón, por autoridades locales y , lógicamente, por toda la Junta Directiva de la USC.
Celebró la Eucaristía el párroco de San Juan, Dr. D. Valentín Gorostiaga asistido, como monaguillo, por un servidor de ustedes que acababa de finalizar 3º de bacillerato.
La Junta Directiva de la USC, al iniciar otros 25 años, quedó constituida de este modo:
Presidenta: Carmen Ysant, Viuda de Montoto.
Vicepresidenta: Loreto Ordóñez.
Tesorera: Enriqueta Sánchez, Viuda de Vigón.
Vicetesorera: Cuca lastra.
Secretaria: Alicia Piniella.
Vicesecretarias: Marichu Sierra y Carmen Ruiz.
Vocales: Mª Esther Pertierra, Julia Roiz, Carmina Gancedo, Eudosia Caravia y Ángeles Miyar.
Y para terminar, permitidme que utilice las palabras del profeta Isaías (58, 6-7): «¿Sabéis qué ayuno quiero yo?, dice el Señor Yahvé: Romper las ataduras de iniquidad, deshacer los haces opresores, dejar libres a los oprimidos y quebrantar todo yugo; partir tu pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo y no volver tu rostro ante tu hermano».
Ese fue mi aprendizaje en el Asilo de Colunga.