En las ciento ochenta páginas de este libro que hoy nos presentó en Cangas de Onís Gonzalo Barrena Diez se encuentran vivencias, memorias y episodios sobrecogedores.

En él afloran experiencias de dolor muy profundo, de relatos que sobresaltan y alteran emociones, pero siempre con una señal permanente de dignidad y de fidelidad a las ideas, quebrantadas aquí y allá por destinos nunca imaginados, aparentemente contrapuestos e irreconciliables, pero utilizando métodos y sistemas que acaban en similares horrores, venganzas, acusaciones, detenciones, exilios y muertes.

La mayoría vivimos una vida pero hay algunos a quienes el azar les depara vivir varias dentro de la suya.

“Recordar para no repetir”, un lema que implica concordia, pero que nos exige un contenido moral de respeto y homenaje a las víctimas, manteniendo vivo el recuerdo a través del tiempo.

No debo cerrar este breve comentario sin agradecer su presencia a la gran cantidad de personas de todas las edades que asistieron al acto -desbordando el aforo de la sala- así como a Gonzalo por haber pensado en este cronista para colaborar con él a la hora de presentar este libro (para lo cual leí un sentido discurso de veinte minutos) y debo hacerlo con las exclamaciones líricas del gran poeta Antonio Machado, otro exiliado del que en menos de un mes se cumplirán ochenta y cuatro años de su muerte:

“… Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

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