POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
De vez en cuando me salta a mi ordenador temas que tienen que ver con Brozas. En este caso fue el artículo de mi buen amigo Juan Manuel Valadés Sierra, que hasta hace poco fuera director del Museo Provincial de Cáceres, y publicó hace tiempo un interesante trabajo en la Revista de Extremadura titulado “La aportación cacereña al Pabellón de Extremadura en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla (1929)” en la que hace dos breves referencias a la villa de Las Brozas: Una dedicada a una fotografía y otra a un libro de El Brocense.
Detallemos esto con cierta extensión.
Las dos son sobre los dos objetos que se mostraron en esta Exposición que fue inaugurada por miembros de la familia Real de Alfonso XIII. En el Pabellón de Extremadura se mostrarían algo más de 400 fotografías de la región, de las que sólo 107 pertenecían a la provincia de Cáceres, que mostraba imágenes “seis de Alcántara (cinco de Martín Gil y una de Javier), una de Brozas (de Martín Gil), cuarenta y cinco de Cáceres (todas de Javier), dos de Coria (de Martín Gil), quince de Guadalupe (todas de Martín Gil), dieciséis de Plasencia (de Javier), ocho de Trujillo (de Javier), doce de Valencia de Alcántara (de Carpintero) y dos de Yuste (de Martín Gil), quedándose por tanto fuera de la selección comarcas enteras como la Sierra de Gata o Las Hurdes, y enclaves importantes como Arroyo de la Luz, Garrovillas, Hervás, Montánchez, Serradilla, Jarandilla, etc., en palabras de Valadés en su artículo de la Revista de Extremadura.
Creemos que la foto que se mostró fue algunas de las que publicó en su libro Martín Gil titulado “Por la vieja Extremadura. Provincia de Cáceres” cuyo texto era de José Blázquez Marcos y Martín publicó un total de tres fotos que son las que publico aquí.
El segundo objeto que de Brozas se mostró en la Exposición Iberoamericana fue la obra de El Brocense: Minerva, seu de causis linguae latinae, por Francisco Sánchez de Las Brozas, publicada en 1587 en Salamanca.
La exposición sevillana tuvo libros gracias a la Biblioteca de Cáceres, ya que la Dirección General de Bellas Artes dio una orden a los directores provinciales para que facilitasen lo mejor que tenían para la muestra iberoamericana. La Biblioteca Provincial se encontraba, por entonces en lo que fuera convento de los Jesuitas de Cáceres, situado junto a la iglesia de la Preciosa Sangre y al que yo fui de pequeño a estudiar primero de bachillerato en lo que fuera el primitivo Instituto de Enseñanza Media “El Brocense”.
FUENTE: EL CRONISTA