POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Buscaba una nube de algodones blancos,
sin negruras de tormenta,
ni tonos rojizos en fondos de azul;
una nube de albura,
de crestas abiertas a un cielo sin fin.
Buscaba una nube tan llena de espuma
que fuera descanso,
que invitara a flotar
en un mar de vientos en calma
y soles tranquilos de día invernal.
Y en esa nube, brindando sonrisas,
estabas TU, el NIÑO y el Dios
de Belenes y Glorias;
El NIÑO DIOS que ausentamos de nuestras vidas
y de nuestra sociedad sin ideales.
¡Vuelve, Jesús, a la nube blanca
de cielos azules!
A la espuma de viento y de sol que baña tu Cruz,
al Belén de nuestra vida
y de nuestro ser que renace una vez más.
Es tu sello de historia y de amor;
es nuestra oración de Navidad.