POR JAVIER ARELLANO, CRONISTA DE LUIS MOYA, ZAC. (MÉXICO)
El domingo 3 de febrero del 2019 llegué a Trancoso atendiendo la invitación de mi amigo y compañero >cronista de ese lugar, el Dr. Margil de Jesús Cañizales Romo para comentar el libro “Los municipios de Zacatecas, Memoria y Patrimonio”, acto que se realizaría en el casco de la ex hacienda de San Juan de Trancoso a las 10:30 de la mañana.
Trancoso es uno de los 58 Municipios de Zacatecas. Su origen pudo ser un asentamiento de las tribus chichimecas, sin embargo, los primeros registros escritos datan desde la fundación de la hacienda de Monte Grande propiedad de Baltazar Temiño de Bañuelos, uno de los fundadores de Zacatecas, y que se desmiembra para constituirse en la hacienda más antigua de la región creada a merced de tierras otorgadas de 1556 a 1597.
//cabezasdeaguila.blogspot.com/…/hacienda-de-trancoso-… y mi amigo Bernardo del Hoyo, cronista de Guadalupe, Zac. cita con relación a este lugar “como nos dice el Bachiller don Juan de Tolosa Cortes Moctezuma, en el año de 1633: “…donde yo tengo fundada mi hacienda”.
http://bernardodelhoyoc.blogspot.com/…/la-hacienda-de-tranc….
La palabra trancoso viene de tranco: paso grande y oso: objeto; igual a paso largo de un objeto (Pablo Reyes Cordero en la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México s/f). También se dice que viene de tranca, palo que sirve para asegurar la puerta y que aquí se construyeron muchas trancas, lugar de trancas. Mi amigo Bernardo del Hoyo induce que había una persona de apellido Troncoso y que de ahí surge el nombre. Ahí nos debemos esta investigación.
Yo conocí Trancoso durante la última mitad del siglo XX cuando era una comunidad de Guadalupe, Zac. Era y sigue siendo un pueblo de personas muy trabajadoras que tenían diferentes oficios y que rentaban sus servicios en la ciudad capital. Recuerdo que los camiones de pasajeros que pasaban por aquí, siempre se llenaban de pasaje y la canastilla y cajuela del transporte, siempre era insuficientes para cargar los botes o las cubetas de tunas peladas, de canastas de nopalitos, de quesos de tuna, de pan ranchero que serían vendidos en las ciudades de Guadalupe y Zacatecas. En ese tiempo vivirían algunas 4 mil personas. A finales del siglo XX, precisamente el 28 de abril de 1994, la comunidad elevó su rango a Congregación Municipal y el 17 de noviembre de 1999, la Legislatura Local expidió el decreto que erigió a Trancoso como un Municipio más de Zacatecas. Ahora tienen un censo arriba de los 17 mil habitantes. Su urbanización ha crecido tanto que apenas cabe en una gran y bella foto panorámica.
Arribé por la carretera 45, Las Arcinas-Zacatecas, pasando la garita, me desvié al lado izquierdo por la antigua carretera para llegar a Trancoso que vuelvo a citar, fue una hacienda muy importante en la región sur de Zacatecas ya fuera por su producción agrícola o ganadera o por los propietarios del citado inmueble. Un poco más adelante, volví a dar vuelta a la izquierda para entrar por la calleja principal del pueblo.
Avancé por una calle mal trazada, la buena urbanización de estos pueblos adheridos a los cascos de las haciendas no ha sido su fuerte. Hay tianguis dominical, hay puestos de naranjas, mandarinas, guayabas; de tacos, de gorditas y no puede faltar el de condoches, alimento prototipo de la región; aguas frescas, refrescos; churritos fritos, papitas, cueritos de harina arreglados con repollo y salsa y cueros de puerco y sin faltar los puestos de ropa de segunda y los tendidos de hierros viejos. Los tianguis son ricas exposiciones de muchos productos y objetos. Parece que no hay paso para el vehículo por este lugar lleno de vendedores y compradores. Sin embargo, cuando pregunté por el acceso al casco de la hacienda me dijeron que era por ahí. Prendí las luces intermitentes del carro y continué lentamente hasta llegar por un recoveco a la entrada del cerco de la hacienda y que está convertido en el centro histórico del pueblo. Al fondo está el templo parroquial, al lado izquierdo la fachada de la hacienda y por el lado izquierdo observé un obelisco grande que es el mausoleo de los hacendados. Pasé por el frente del templo y estacioné el vehículo, casi al final de los arcos de la fachada hacendaria. Tomé algunas fotos con grafiti, subí por una escalinata al pasillo-corredor del poniente de la hacienda. Encontré a mi amigo Margil que me dio la bienvenida y me condujo al corredor del lado sur de la hacienda donde se llevará a cabo la presentación del citado libro. Después de las frases protocolarias, le pregunté que si se podía tomar fotografías del interior de la hacienda y me dijo que eso no era posible porque el dueño no estaba.
– ¿Quién es el dueño y dónde vive?- pregunté.
– Se llama don Jesús López y vive en la Cd. De Zacatecas y, quién es el encargado de la hacienda no tiene permiso para autorizar la entrada al inmueble- me contestó.
Bueno, la propiedad privada se respeta, pero que gran joya arquitectónica debe ser esta hacienda para que su exacerbada belleza fuera contemplada y admirada por todos los amantes viajeros, pero más que todo, por sus mismos habitantes para que se conectaran con su pasado y encontraran su identidad sociocultural y socioeconómica, y llegaran a un perdón de todo y de nada. Un día buscaré la forma de entrar a la hacienda, me cuentan que el dueño viene a descansar los fines de semana o en vacaciones, pero que también en este lugar se han tomado las grandes decisiones políticas del Estado de Zacatecas, a pesar de que el propietario no es muy político que digamos, pues.
Desde el corredor de la hacienda observé el posible lugar donde pudo haber estado la antigua estancia de ganado llamado “El Tropezón”, actualmente el Porvenir” (Blog de Benjamín Arredondo 2010), origen de la población actual. Era una estancia de ganado cuyo propietario fue don Joseph Monreal en el año 1660 y quién es considerado como el fundador poblacional. En ese tiempo pudieron estar construidos varios jacales y quizá una casa con corral que sería propiamente la estancia y que sería conocida como San Juan de Troncoso. Ya para 1694, dicha estancia era propiedad de don Domingo Francisco de Calera y tenía 1 sitio de ganado mayor, 4 caballerías de tierra y algunas viviendas de matanza y labor (ibidem).
Luego miré un mausoleo con su torre de cantera. Su estilo es de un barroco tardío y tiene una estructura circular coronada con un tambor heptagonal (Margil de Jesús Cañizalez, Trancoso, tierra de conquistadores, en Imagen 14 de noviembre del 2015). Me acerqué para fotografiarlo. Este monumento fue hecho en 1861 para honrar a don Antonio García Salinas (1778-1854), fundador de la hacienda y aquí están guardados los restos de su cuerpo y los de su esposa Loreto Elías. Don Antonio García Salinas fue quien compró este terreno al Obispado de Guadalajara que lo remató en 146, 520.00 pesos (Pablo Reyes Cordero en la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México, Estado de Zacatecas, s/f). el día 17 de octubre de 1826, ya en el México Independiente.
Mi amigo Bernardo nomás dice que el Arzobispado de Guadalajara remató esos lugares, San Juan de Trancoso y San Pedro Piedra Gorda y que fueron comprados por Antonio Francisco García Salinas y Francisco García Salinas. No quiere decir que la Iglesia, antes se las adjudicó por los altos intereses que les cobraba a los propietarios de estos lugares, tanto que éstos, se declararon en quiebra y la iglesia se los apropió para luego rematarlos. (ojalá que no se rompa las vestiduras alguien que no quiere reconocer que hubo y que hay “guías espirituales” muy ambiciosos a los bienes terrenales).
Este hombre, don Antonio García Salinas, hizo florecer la hacienda, sembró y levantó grandes cosechas de granos, aumentó el número de cabezas de ganado vacuno y bovino que luego exportaría a las grandes ciudades circunvecinas. Sacó mucha lana y dinero de sus animales. Obvio, edificó la Casa Grande que es un portento de construcción y también construyó los graneros de Tacualeche y Santa Mónica (Los Conos) y una fábrica de hilados llamada La Zacatecana.
Volteé al lado izquierdo y contemplé la capilla de la ex hacienda, hoy convertida en el templo parroquial del lugar. Sé que la tía Loretito (Loreto García Elías, hija del don Antonio García Salinas que no se casó ni posiblemente haya conocido hombre) fue la benefactora de este lugar y fue quién donó parte de su herencia para edificar la capilla que sus hermanos José y Joaquín García Elías construyeron con mucha generosidad (1874-1880). Los pecados de los hacendados eran mitigados con esas bondadosas construcciones y de paso, pensaban asfaltar el camino al cielo. Algunos lo consiguieron, otros no. El ex Pte. Mpal. de Trancoso, Ricardo de la Rosa Trejo (2013-2016) “ha sido detenido por peculado y por presuntas omisiones fiscales” (Irma Mejía, El Universal, 23 de enero del 2019) y que presuntamente, según la prensa escrita, una de las obras fue la reconstrucción del templo parroquial sin que nadie, ni la Autoridad religiosa tuviera conocimiento o autorizara dicha reconstrucción. Así no se llega al cielo, así se empiedra el camino al infierno. Sin embargo, la historia de la “Tía Loretito” se cuece aparte y su trascendencia y popularidad van más allá de Trancoso.
La verdad que esa capilla, ahora convertida en el templo parroquial de Trancoso, tiene un estilo personalizado y su “fachada principal cuenta con una portada dividida en dos cuerpos, sobre la cual se levanta una torre de estilo nártex” http://cabezasdeaguila.blogspot.com/…/hacienda-de-trancoso-… y su presencia es muy digna. Yo esperé encontrar al Sr. Cura Jairo Márquez o a mi viejo amigo, el Padre Jesús Araiza Tenorio pero no fue posible, habrá otra visita.
A las once de la mañana, en el corredor de la parte sur de la Casa Grande de Trancoso comenzó la reunión de la presentación del citado libro ante una selecta asistencia. Estuvieron presentes los regidores: Lic. Ma. Guadalupe Reyes, Lic. Clarisa Reyes Rodríguez, Lic. Silvestre Cuevas, C. Leticia Esparza y la Síndica, Lic. Mariana Cansino Joaquín. También asistió el historiador e investigador “y piedrero”, el Profr. Pablo Reyes Cordero, junto con mi amigo, el pintor y buscador de fósiles Pablo Chávez y varias personalidades más interesadas en la cultura de su Municipio. El pintor Collazo expuso algunos cuadros de sus obras. El evento estuvo coordinado por la Lic. Ma. De Jesús Canizales Romo, directora de Cultura. El Pte. Mpal. César Ortiz no pudo asistir por tener problemas de salud, según se dijo.
Ya en el desarrollo de la presentación del libro, el joven Lic. Mario Alberto Menchaca destacó el apoyo del Gobierno del Estado para la edición de esta obra así como la coordinación del Lic. Manuel González para su publicación. Yo hice el comentario respectivo a la obra destacando lo más sobresaliente de la misma. Mi compañero Bernardo del Hoyo Calzada, cronista de Guadalupe, Zac. hizo una remembranza de la historia de la hacienda de Trancoso. El compañero cronista del Municipio El Plateado y Coordinador editorial, Elieser Márquez Vela destacó la riqueza de contenidos que tiene la obra en todos los aspectos. El conductor del evento, el Doctor en Historia, Margil de Jesús Cañizales abrió el diálogo al público que preguntó entusiastamente y realzó el evento con sus ricos comentarios. Sobresalieron las preguntas sobre el origen de la danza de los matlachines, sobre la elaboración del colonche y el paso y comprensión que tienen las generaciones actuales para crear las artesanías regionales y sostenerlas con éxito. Después el Secretario de Gobierno Municipal, don Guillermo Guerrero, clausuró el evento cerca de las dos de la tarde y nos invitó a la observación de las danzas de los Matlachines que se está llevando a cabo frente a la hacienda. Al final de la presentación del libro, degustamos unos ricos condoches con café.
Cuando terminó el evento, platiqué con el Profr. Pablo Reyes Cordero y nos debemos una visita. El conoce el caso de La Blanquita luego me lo contará.
Ya se sabe que toda obra, por grandiosa que sea, también tiene un final. La Revolución Mexicana acabó con la mayoría de las haciendas y lo hizo mal. Las destruyó, las quemó y las condenó al oprobio y al olvido. En el año 1920, tocó el turno a la Hda. De Trancoso y en 1928 fue puesta en jaque. Los revolucionarios no eran educados y no sabían pedir las tierras con buen modo. Algunos sí, pero la mayoría estaban “hasta la madre” de los abusos de los hacendados y querían vengarse. Había buenos hacendados, nobles y caritativos y los peones los querían y estaban sujetos a ellos; pero había otros que los jodían desde “El alabado” hasta el abuso y las pocas fuerzas del trabajador soportaban. Los campesinos de La Blanquita una ranchería cercana a Trancoso, solicitaron tierra y algunos cristeros presuntamente relacionados con el hacendado les dieron dos metros de tierra profunda. Esto desató la ira general y estos campesinos, elevados al altar del heroísmo, provocaron la debacle de la hacienda que comenzó a repartir la tierra hasta quedarse en nada. Actualmente, sólo queda la Casa Grande del gran emporio que fue la hacienda de San Juan de Trancoso.
6 de febrero del 2019
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