POR EMILIO ESTEBAN HANZA. CRONISTA OFICIAL DE CANJÁYAR (ALMERÍA)
Canjáyar, provincia de Almería, un pintoresco pueblo en la franja media oriental de la vieja Alpujarra (parte central de la Alpujarra almeriense interior), se protege por las cadenas montañosas de Sierra Nevada y Sierra de Gádor que dulcifican su clima y lo libran de las fuertes tormentas otoñales.
Su altitud de 604 metros es superada por altos picos de su singular entorno geográfico, como Montenegro con 1710 metros.
Morfológicamente, tierra de contrastes, ha cobrado, por ello, carta de naturaleza reproducida en varias publicaciones, la descripción lírica de sus paisajes aparecida en un libro en el año 2000: “En el deslizar continuo por las sendas que le prestan acceso encanta al visitante que lo contempla la belleza de sus contrastes: la montaña y el valle, la cresta descarnada y punzante junto a la hondonada fértil y apacible, el paraje desértico con calor de fuego dando la mano al oasis sombrío de sus parrales en escalinata que sube al cielo”.
Canjáyar, como un parto de Sierra Nevada, se derrama jugando en los pliegues escalonados de sus faldas hasta asentar sus últimos caseríos en las riveras del Río y Valle del Andarax.
Con sus 1.529 habitantes y 68,39 km cuadrados de superficie, Canjáyar significa “Cosar del hambre” o “hambruna”, “boca o salida del infierno”, “Refugio de sabios”, o “abrigo de hombres piadosos”, según diversos historiadores y estudiosos de su etimología y semántica. Tiene también otros nombres propios o signos identitarios:
-La Santa Cruz del Voto, titular, patrona venerada secularmente y símbolo religioso y entusiástico que atrae, fascina, identifica y funde a sus moradores. Tal devoción les ha merecido la concesión reciente por el Vaticano del “Año Jubilar” que ha finalizado solemnemente el 14 de Septiembre de 1911, festividad de su Exaltación, y que ha convocado riadas de peregrinos de todas las partes del mundo.
– Y su Acequia Gorda, que hace casi siglo y medio vino al mundo de la mano de un soñador, Juan de la Cruz Esteban Sánchez, y salvó la economía de los vecinos convirtiendo tierras áridas e improductivas en feraces parcelas de labor. La riqueza canjilona, esencialmente agrícola, casi centrada en la uva de Ohanes, ha pivotado siempre en torno a estas caudalosas aguas captadas y canalizadas atravesando largos espacios de rocosas montañas, con el esfuerzo y sacrificio de sus vecinos.
A este bello núcleo urbano, por su desarrollo agrícola e industrial le otorgó el Rey Alfonso XIII en 1920 el titulo de Ilustrísimo; y lo han visitado, por diversos motivos, hombres tan ilustres como D. Juan de Austria. D. Luís Fajardo, Marqués de Vélez, D. José Echegaray, premio Nóbel y tantos y tantos atraídos por su magia y la gentileza de sus moradores.
Ha gozado durante decenios –hoy no– de buena prensa local significada en los periódicos sucesivos nominados “Eco de Canjáyar”, “El Porvenir”, “El Fomento de Canjáyar”, “El Andarax”, “La Campana del Valle” y “El Regional”.
Su majestuosa Iglesia, con grandiosidad de catedral, últimamente remodelada, su Museo Abierto con 24 artísticos murales instalados en seis céntricas calles que recogen los personajes y los sucesos más importantes de la historia del municipio, su Ruta de las Fuentes, y la de Juan Matías, el Sacristán testigo de la Aparición de la Cruz en 1611, tan venerado y querido por las generaciones de hombres y mujeres a partir de aquel prodigioso suceso, y sus Almazaras con selectos productos que transcienden fronteras provinciales y autonómicas, merecen ser visitados para degustar calidades y excelencias. Todavía sus miradores y Cantones con el Río, y sus ocres y azuladas montañas al fondo ofrecen al forastero paisajes de ensueño que invitan a vivir la paz por unos momentos. Su barriada de Alcora se distingue muy singularmente ofreciendo por todos sus rincones frondosos y gigantescos rosales que divierten al observador con el variado cromatismo de sus pétalos.
– Su Cueva de Nieles, del neolítico, refugio de los últimos moriscos , ha ofrecido siempre rico ajuar arqueológico a los historiadores e investigadores describiéndola con entusiasmo el prestigioso arqueólogo internacional don Juan Cuadrado; y todo su entorno bien poblado y rico en aguas y en vegetación, sedujo a la Reina Doña Juana de Castilla, haciéndolo así constar en carta dirigida al Concejo, fechada en Sevilla el 8 de marzo de 1.511, la que adquirió tal señorío de Nieles por contrato de permuta formalizado con el Señor don D. Diego de Castilla a quien entregó en contraprestación contractual las tierras y caseríos de realengo de Al-Hizán (Taha de Boloduy). El texto de la carta real (de la mal llamada Juana “La loca”), reflejaba literalmente “para que yo goce del dicho lugar de Nieles”
Acabada su tradicional y principal riqueza consistente en la uva de Ohanes, hoy vive Canjáyar un proceso de recuperación basado en buena parte, en el estudio e iniciación de sistemas alternativos de producción agrícola (olivos, nuevas uvas “castizas”… ) y, sobre todo, en la promoción y explotación de sus grandes recursos turísticos.
Canjáyar tiene su himno oficial aprobado e inscrito en el Registro de la Junta de Andalucía y de la Sociedad General de Autores. Son sus autores Francisco Cortés Sánchez (música) y Emilio Esteban Hanza (letra) y se canta e interpreta con fervor por el coro, banda municipal y el pueblo todos en las grandes solemnidades. Esta es su letra:
“Hay un pueblo blanco
entre las montañas
el más pintoresco
de las Alpujarras.
Buscando el regazo
de Sierra Nevada
se exhibe y se esconde
y juega en sus faldas.
Estrellas y luna
lo bañan de plata
y lo dejan solo
a la luz del alba.
Venera la Cruz
su Luz y esperanza
en la Taha de Lúchar
villa de Canjáyar.
MUSICA
Parieron sus tierras
guerreros de raza
recios labradores
de arado y azada,
sabios y humanistas
de alcurnia y de fama
sufies y poetas
que rezan y cantan.
Su cueva de Nieles
guarda en sus entrañas
tesoros de historia
de pueblos y razas.
Es su Acequia Gorda
borbotón de agua
fuente de la vida
manantial del alma.
Hay un pueblo blanco
entre las montañas
el más pintoresco
de las Alpujarras.
Sus viejos olivos
junto a verdes parras
ofrecen paisajes
de paz y de magia.
Venera la Cruz
su luz y esperanza
en la taha de Lúchar
villa de Canjáyar.
VILLA DE CANJÁYAR”.