POR ANTONIO SÁNCHEZ MOLLEDO, CRONISTA OFICIAL DE MALANQUILLA (ZARAGOZA)
Hace un año ya que fui nombrado Caballero de Isabel la Católica y por consiguiente pasé a formar parte de la familia espiritual de la Reina.
El pasado fin de semana, con ocasión del Congreso Internacional dedicado a su figura histórica y obra, celebrado en Ávila y el posterior homenaje en Casarrubios del Monte, he tenido ocasión de reafirmar mi firme voluntad de contribuir al mayor conocimiento del legado de esta gran Reina, un legado no siempre valorado y comprendido.
La causa para su beatificación está en proceso y sigue su curso a buen ritmo. Ojalá que pronto la Iglesia proclame su santidad y su elevación a los altares. La gran Reina de España lo merece. En ella se concentra la energía, el valor, la fe y su constante labor para la integración de los distintos territorios españoles así como la evangelización de los pueblos recién descubiertos por Colon y para cuyos pobladores siempre quiso los mismos derechos que para los españoles.
En estos tiempos que vivimos su figura se agiganta y bien podría servir de ejemplo a nuestros gobernantes.