POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Asturias, en estos días locos de febrero, tiene dos asuntos de vital importancia que debe afrontar con valentía en pro de su bienestar y progreso.
Uno, es la (digámoslo así) grave ofensa que hizo a nuestro amor patrio un (digámoslo otra vez así) célebre cocinero «no asturiano» al afirmar que nuestro histórico CACHOPO DE CARNE no dejaba de ser una CROQUETA «a lo grande», pero croqueta.
El otro asunto (¡Perdona a tu pueblo, Señor!) es el veto que el entrenador del Real Sporting de Gijón (personaje no asturiano, como el cocinero anterior) decretó para el Sr. Capellán del equipo, el sacerdote P. Fueyo, impidiendo su presencia en el vestuario para rezar una oración antes del partido.
¡Ay, Dios mío, Dios mío!
¿Podrá Asturias superar estos traumas?
Voy a consolarme reflexionando sobre una anécdota histórica.
El emperador romano Tiberio Claudio Nero Germánico, que reinó desde el año 41 al 54 de nuestra era, tuvo entre sus muchas esposas a dos muy singulares. Una de ellas, Mesalina, a la que llamaban «la ramera coronada», fue célebre por sus infidelidades conyugales ; la otra, Agripina, tenía un hijo, Lucio Dominico Nero, que al ser adoptado por Claudio tomó el nombre de Nero Claudius Caesar Drusus Germánicus.
¡Vaya!
El famoso Nerón que quemó Roma.
¿Cómo llegó Nerón al Imperio?
Muy fácil.
Agripina, con la ayuda de Locusta, célebre envenenadora experta en setas, preparó para Claudio una suculenta comida que «lo despachó», según se decía antiguamente.
Y colorín, colorado; Nerón ya fue coronado.
¿Y esto que tiene que ver con el cocinero y el entrenador «de marras»?
¡Hombre!
No pregono su envenenamiento (¡faltaría más!); basta con que se les despache (es decir, se les «viaje» amistosamente y a gastos pagos) a su comarca de origen.
En Asturias tenemos grandes cocineros y expertos entrenadores tan buenos o mejores que los foráneos.
Y nosotros, en celebración de asturianía, prepararemos unos cachopinos de setas a la crema de queso Gamoneu (Gamonedo).
Lo haremos así:
Seleccionaremos setas (de cultivo, variedad Pleurotus ostreatus) de buen tamaño y muy frescas.
Se sazonan con sal y doran a la plancha con unas láminas de ajo.
Utilizando dos piezas de tamaño similar se forman unos «cachopinos» con jamón serrano; se rebozan en harina, huevo batido y pan rallado, y fríen en aceite de oliva.
Se llevan a una cazuela de barro y se bañan con una crema de queso azul (recomendamos el Gamoneu) preparada previamente.
Se sirven en la misma cazuela, muy calientes.
Un vino albariño, como el DA OCA, pone el contrapunto ideal en la degustación de este plato.
Es curioso, pero es así.
NOTA.- Si ustedes compran «bandejas de setas de cultivo», asegúrense , si buscan tamaños grandes, que TODAS LAS PIEZAS SON GRANDES. Es «truco frecuente» presentar como grandes las piezas «de arriba» y ser pequeñas o muy pequeñas las del interior, que están ocultas.