POR ADELA TARIFA, CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN)
Con frecuencia me cruzo en la calle con colegas de la enseñanza que se acogen a la jubilación anticipada. Son personas jóvenes a sus 60 años; muchos, con una formación académica impresionante, publicaciones, tesis, máster; Escapan porque no aguantan tanta mediocridad, tanta burocracia inútil, y la mala educación de los adolescentes. Los comprendo. Yo salí de ese barco huyendo, igual que ellos. Es un desperdicio intelectual y económico que este país está pagando caro. No haya más que ver lo echan por la tele, lo que se cuece en la política y lo que se ve en la calle. Eso se refleja en los resultados de las elecciones. Ahora para triunfar no se necesita cultura, sólo dinero y labia. Cuando la cultura es lo más justo que existe, porque requiere esfuerzo personal y no se compra con dinero. Recordemos a Berlusconi, y a personajes similares, caso del americano Trump y su mujer, que me recuerda a las muñecas Nancy. Da vergüenza ajena verlo desfilar en la Arabia de los jeques y los harenes a golpe de talonario. Vendiendo sus ideas a cambio de armas y dólares.
España no es que vaya mal. Es que el mundo va fatal. Mucha culpa tiene la mala enseñanza, primaria, secundaria y hasta universitaria. Porque la excelencia no importa. Lo que importa es la culturilla de feria: Con un poco de barniz, ropa de marca, cochazo y tarjetas de oro se triunfa más que con varias titulaciones superiores. Hay personas que ocupan cargos en la administración que ponen diez faltas de ortografía en una página, y que no han leído un libro. Mientras los jóvenes que se han dedicado a estudiar de veras tienen que buscarse la vida fuera porque en su país no haya nada para ellos.
A veces un detalle fugaz, si se analiza bien, se convierte en el mejor retrato social. Explica nuestras miserias. Me he enterado de que en algún instituto de Secundaria y Bachillerato se presiona para que desaparezca la posibilidad de que los alumnos elijan asignaturas tan importantes como las lenguas clásicas. Alegan que no es rentable que un profesor enseñe los cimientos de nuestra cultura a un grupo reducido de adolescentes. Acaso en las grandes ciudades esas materias perduren, en centros grandes; pero en los pueblos se acabó. En los pueblo somos para todo ciudadanos de segunda.
Piensas estas lumbreras de la política educativa que aprender griego clásico es elitista. Que ahora solo cuentan los ordenadores y el inglés. Y mandan a uno de la LOGSE al festival de Eurovisión a hacer en ridículo cantando en esa lengua. Así se explica que nadie sepa el origen de palabras vulgares, como logopedia, tanatorio, o analfabeto, por ejemplo. A quién le importa hoy la alfa, la beta, la gamma… y hasta la omega. Pero sin esos cimientos no existiría nuestra cultura. Sin olvidar lo que ayudan las lenguas clásicas a estudiantes de farmacia, botánica, biología, medicina, física, y otras ramas del saber, llenas de términos griegos y latinos.
Yo estudie griego y latín en bachiller, y en los dos primeros años de la universidad. Me ha servido muchísimo en mi vida profesional y cotidiana. Todavía conservo como una joya el libro de Rodríguez Adrados “Ilustración y política en la Grecia clásica”. Es que aquellos griegos del siglo V antes de Cristo no tendían ordenadores, ni tele ni móvil, pero pensaban mucho. Por eso pusieron los cimientos de una civilización brillante. La que hoy nos estamos cargando en las escuelas e institutos, donde ser buen ciudadano da risa. Por eso paseando por los rincones de ciudades monumentales huele a orines de zangalitrones; hay zonas públicas llenas de cacas de perro, de escupitajos de fumadores empedernidos a los 14 años; de cristales rotos de tantos aprendices de alcohólicos a los 16; o de masticadores de pipas y grafiteros cutres en calles que limpian con nuestros impuestos. Si Pericles paseara por aquí los mandaba a todos a donde deben estar a esa edad y a esas horas, estudiando. Aprendiendo a ser ciudadanos civilizados; otra palabra que casi nadie sabe de dónde viene aunque no paren de hablar de “sociedad civil”. Hoy mi papelera pone un cero a los que reparten mediocridad para todos, y eliminan la asignatura de Griego en los institutos. A septiembre con ellos¡. Aunque creo que también quitaron los exámenes de septiembre.