POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).
Este periodo invernal de enero, acumula en sus días varias celebraciones, que han marcado en rojo, su celebración. Algunas con una gran intensidad y futuro, otras, dejaron su huella, pero se perdieron en el camino del entusiasmo popular.
El refrán” hasta San Antón, Pascuas son”, fue el inicio tras las fiestas navideñas, del homenaje al santo, que se ha mantenido, entre el fuego de las lumbres y la gastronomía. No hablamos de la vieja tradición de uno o varios cochinillos, sueltos por las calles de la villa, se reconocían por tener orejas y rabo, cortados y que en cada puerta de las casas, recibía la comida necesaria. Llegada esta festividad, la cofradía sorteaba, mediante la venta de papeletas, uno o si eran varios cochinillos, y a la persona afortunada se le entregaba el cerdo, ya cebado, para la matanza. Añejas informaciones de vecinos de la antigua calle Canalejas, evocaban la figura de Miguelico Mota, barbero y
sacamuelas. Él era el responsable del sorteo de los cochinos donados a la cofradía. En la Plaza Mayor dos niñas vestidas con trajes de Primera Comunión, extraían las papeletas con los números de los afortunados. Un día, Miguelico amaneció como San Antón, con la barba blanca y un físico parecido al del santo.
En la Iglesia de Santa Ana, en uno de los retablos se da culto a la imagen de San Antón, debajo una placa tiene escrito el siguiente texto: “ Fue construida por la Hermandad de San Antonio Abad, el día 6 de enero de 1946, siendo Presidente Juan Moreno Rosillo.
Dos refranes se han mantenido en la localidad como testimonio y recuerdo de esta fiesta, mantenida, al menos en el recuerdo: “ Hasta San Antón , Pascuas son”, “ Estás como los cochinillos de San Antón”, que se dice de aquellas personas, generalmente recién casados o huéspedes, que comen cada día en casa de un familiar, pariente o amigo distinto.
Este año con la lumbre, principal, en la Plaza de Santa Ana; en el interior de su iglesia, está la imagen del santo, se han sumado otras 18 lumbres, extendidas por cada barrio o calles, en donde los vecinos han aportado las clásicas viandas y a pesar de la intensa lluvia, han permanecido junto a las lumbres hasta “altas horas”. Entre todas las lumbres, inscritas, se sorteó, el clásico “cochinillo”, patrocinado por el Ayuntamiento, siendo la cofradía de la Virgen de los Dolores, la afortunada en el sorteo.
Paralela a las lumbres se celebraron una carrera, y una marcha, con numerosos asistentes, y que volvieron al final del recorrido hasta la Plaza de Santa Ana, para degustar el Vino de San Antón, característico, por su vino tinto, dulzón con ciruelas secas, y ochíos.
En la tarde del día 7 de enero, nuestro párroco Juan Carlos Córdoba, procedió en la Plaza de Santa Ana, a la bendición de los numerosos, animales, que portaban sus dueños, especialmente niños, pero también mayores.
La Candelaria o Purificación de Nuestra Señora Se celebraba el día 2 de febrero de cada año. La noche anterior se encendían grandes lumbres, la más importante tenía lugar en los alrededores de la Parroquia de San Andrés.
En esta fiesta se realizaba la toma de posesión de los nuevos concejales. Era fiesta local y la Corporación en Pleno asistía a la ceremonia religiosa. Iban en procesión, generalmente acompañados por la Banda de Música, desde el Ayuntamiento hasta la Parroquia. Portaban una pequeña imagen de la Virgen, a la que también acompañaban numerosas mujeres vestidas de negro y con velas en la mano. Llevaban las andas varias mujeres devotas de la localidad, sobre el suelo del pequeño trono, en una jaula, se colocaban dos pichones. Ya en la Iglesia se le entregaba a cada persona una rama de romero. Una vez finalizada la Eucaristía, se quemaba el romero y las cenizas, se guardaban para el miércoles de ceniza, según nos cuenta uno de los sacristanes, Juan Ángel.
En el Catastro de Ensenada de 1752 se narra la celebración de esta fiesta y el gasto de cera de la Candelaria y las palmas del Domingo de Ramos por un importe de 230 reales.
Esta mañana he contemplado en el centro del patio de columnas del Ayuntamiento de la localidad, sobre una una mesa, perfectamente adornada , se ha colocado un pequeño altar con la imagen de la Virgen de la Candelaria.
Sobre una tela rosa, cubierta de romero, la imagen .Cuentan que, el sacristán Tomás Peña, logró rescatar la cabeza, cuando quemaron otras imágenes. Encargó a un escultor le tallara el cuerpo y manos y así ha llegado hasta nuestros días. Con el agradecimiento, por su colaboración.
A la derecha de la imagen un pergamino cuenta la historia y tradición de la imagen, más una vieja foto de la procesión de los años 60. Es el principio para recuperar esta vieja tradición.
El párroco, Juan Carlos Córdoba, ha celebrado el Día de la Candelaria, en el Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, con una Eucaristía por la Candelaria y la Vida Consagrada, con la asistencia de las Órdenes Religiosas de la ciudad, dominicas, Hijas de Cristo Rey y de Asilo, para a continuación presentar los niños nacidos en el pasado año anta la Virgen. Emotiva ceremonia, con una masiva asistencia de fieles, que ha llenado el templo.
San Blas “La ermita se construiría entre los años 1915 y 1916 impulsando las obras el benefactor D. Ramón
Millán Bueno. El responsable de las obras fue José María Ortega y los trabajos de carpintería los realizó Sebastián Peña “, Así lo publicaba Pedro Rivas en uno de los programas de esta fiesta.
En este lugar se construyó en 1926 el Parque Municipal llamado “San Blas”. La ermita se fue dejando sin mantenimiento y derribada en 1932. Posteriormente se realizaron obras y el Párroco don Matías Molina solicitó la capilla para la celebración de culto religioso, ya que se utilizó durante un tiempo como biblioteca pública.
La fiesta se celebra el día tres de febrero. En la víspera se encienden numerosas “luminarias” en las calles de la localidad y destaca la que se hace en la puerta de la ermita.
Es tradición subir hasta el Parque, visitar la ermita, rezarle al santo y “darse en la garganta con la garrota”, para prevenir posibles enfermedades como anginas, afonías… Algunos enfermos o personas mayores que no pueden acudir a la ermita, bajan los familiares a su domicilio alguna de las garrotas, para cumplir la tradición En otra época se lanzaban naranjas al aire y antes de caer al suelo se pinchaban con una navaja. No he podido llegar a conocer el significado de esta acción. Las monjas dominicas de Santa Ana regalaban la famosa “agua de San Blas”, bendecida y extraída de un pozo de su propiedad. Se llenaban numerosos botijos y cántaros que les llevaban al torno, tras largas colas. Dicen que tenían propiedades curativas según la tradición oral llegada de las hermanas María y Encarna Navarrete.
Un grupo de vecinos del barrio llamado de San Blas decidieron reunirse en el año 2002 para que esta fiesta popular continuara con su celebración e impulsada en la medida de sus posibilidades, Andrés Fernández, Juan Miguel Fernández, Juan José Rubio, Manuel Tortosa, Agustina Manjón, Leonor y Encarnación Quesada fueron los componentes que iniciaron todas las gestiones. El paso del tiempo habrá cambiado algunas personas de la Junta, pero se mantiene un grupo que trabaja con gran devoción para mantener esta vieja tradición. Han realizado el sello donde figura la fachada de la ermita y el rostro del santo; han confeccionado un nuevo estandarte y bandera, en la ermita y alrededores han realizado diversas obras e intervenciones para mejorar su estado y conservación.
En una visita a la localidad, del Obispo de Jaén, D. Santiago García Aracil, llegó hasta la ermita para conocer esta tradición.
Tras distintas gestiones para constituirse como Grupo Parroquial, se ha quedado en Asociación de San Blas. En la víspera, en las puertas de la ermita encendieron la, “luminaria” del santo, con una buena asistencia de vecinos. Lanzaron varias docenas de cohetes en honor del santo. En la mañana de San Blas han sido numerosas las visitas a la ermita, para rezar ante el santo, darse con una de las garrotas en la garganta y comprar alguno de los recuerdos. En la tarde del día de San Blas, el párroco ha celebrado una misa; posteriormente se ha entrega a los asistentes una “pequeña garrota” de pan, elaboradas en los hornos locales, bendecidas durante la ceremonia religiosa, colocadas en
canastas o “escriños”. Después se ha celebrado la tradicional procesión la imagen de San Blas por todas las calles del barrio, llamado en honor del santo “”San Blas” engalanadas para la ocasión, con el acompañamiento de una Agrupación Musical de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Autoridades y vecinos. Del apoyo de todos los villanovenses queda el que no sigamos perdiendo parte de
nuestras raíces y tradiciones que es nuestra propia historia.
FUENTE: M-L-F-