POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Cuando llega septiembre, finalizando ya el tórrido verano, se inician las ferias y fiestas de nuestra localidad.
En realidad el término de ferias se ha ido quedando en el camino, si las consideramos como la venta o cambio de animales de labor. En nuestra memoria están aún cosidos los últimos pespuntes de estas celebraciones, junto a la Fuente de Galán.
En los programas publicados, conocemos el de 1905 y otros sucesivos aparece en la portada: Ferias y Fiestas, Fiestas de Otoño y ya en los años 60 comienza la supresión de ferias, quedándose solamente como fiestas. Un estudio de las portadas, su publicidad y actos programados nos pueden acercar a la vida cotidiana de nuestra localidad. El cambio de fechas es interesante, al ser a finales de septiembre y primeros de octubre, los días de celebración. Uno de los años se propone y celebran las ferias y fiestas en las primeras semanas de septiembre.
En la Bula de Nicolás IV “ Vite e Usque”, dada en Viterbo el 3 de mayo de 1291, ya se conceden privilegios a todos los que visitasen y rezasen a Nuestra Señora de la Fuensanta, en fechas señaladas, por lo que podemos ya en estos años escribir de las celebraciones religiosas.
En la Carta Fundacional de nuestra ciudad, precisamente en un septiembre, pero de 1396, el rey Enrique III, por mediación del Arzobispo D. Pedro Tenorio, concede a la antigua aldea de La Moraleja el título de villa, con el nombre de Villanueva del Arzobispo, y distintos privilegios.
En este documento se indica: “Que agora e de aquí adelante aya dicha Villa nueva mercado un día a la semana e que este dia sea el que vos quisieredes e escogieredes sin agravio ni perjuicio de las villas e lugares cercanos e que el mercado aya todas las gracias, franquicias e libertades de todas las villas cercadas”. Parece que el día que la nueva villa escogió para la celebración del mercado fue el martes, para no coincidir con otras villas vecinas. Aquí podemos situar los primeros momentos de los inicios de mercado, que posteriormente desemboca en la celebración de las ferias.
Pleito con Úbeda en el año 1634
Indican en la comunicación dirigida a todas las Justicias de nuestra localidad, la prohibición de realizar las ferias: “Que no sean osados de hacer ni consentir tales ferias o mercados, que los arrendadores puedan embargas los bienes, la mitad para mi cámara y la otra mitad para el arrendador. Que no sean osados de llevar pan, paños y otras mercadurías y bestias, que las pierdan todas.
Que en Villanueva del Arzobispo a unas cinco leguas de la ciudad de Úbeda, de un año o dos a esta parte se hace una feria franca por el día de San Mateo, que se viene a acabar cuando en Úbeda empieza la de San Miguel. Que al ser franca todos los mercaderes y tratantes acuden a la de Villanueva. Que en mil seiscientos treinta no acudió nadie a la de Úbeda.
Que Villanueva no tenga privilegio mío, ni de los señores Reyes mis antecesores, para hacer ninguna feria ni mercado franco.
Que se haga pública en la plaza y partes concurridas de Villanueva por voz del pregonero, bajo la pena de ciento mil maravadies, dado en Madrid, en el mes de junio de mil seiscientos treinta y cuatro”.
Por esta disposición real deducimos la importancia de las ferias celebradas en nuestra villa, que oscurecían las de nuestra vecina Úbeda.
Desacuerdo entre cofrades de la Virgen de la Fuensanta, por el elevado coste de las celebraciones
Años más tarde hemos leído alguna de las celebraciones que se realizaban con motivo de las fiestas en honor de la Virgen de la Fuensanta.
Surge una fuerte discrepancia entre los miembros de la Cofradía, ya que algunos hermanos no aceptaban los elevados gastos que se ocasionaban con motivo de las fiestas de toros realizadas.
En 1724 el vicario juez eclesiástico hizo saber a los mayordomos y oficiales de la cofradía que no hiciesen festejo de toros ni comedias so pena de excomunión. Estos no hicieron caso, pagaron los festejos sin gravar a la cofradía y la fiesta religiosa la hicieron en el convento de monjas de San Francisco. Muchos hermanos renunciaron a sus plazas y la cofradía no se extinguió de puro milagro.
En 1728 la fiesta religiosa se hizo en la iglesia Parroquial al estar en ella la Sagrada Imagen, con motivo de estar construyendo un nuevo camarín en el santuario. Piden los hermanos que la nueva cofradía tenga menos gastos que la antigua pues esta tiene los gastos precisos de música, fiestas y sermón y sus hermanos salen a tres reales de gastos, cuando más a cuatro.
Que las fiestas de toros se hacen de 18 años a esta parte y nunca más de tres corridas y los hermanos suelen salir a 24 o 25 reales, incluidos cera, música y pólvora. Que también se da chocolate a todo el pueblo y consideran que los gastos son excesivos y sin ningún provecho para la Santa Imagen.
Siempre como eje la fiesta religiosa en torno a la Virgen de la Fuensanta, y en las celebraciones de las ferias, con la llegada de numerosos vecinos de las sierras de Segura o Cazorla, varios festejos taurinos, reparto de pan a los pobres, música y pólvora.
Estos son los primeros documentos, que hemos podido consultar sobre este periodo, relativo a la celebración de nuestras ferias y fiestas.
Fuente: LA MORALEJA nº 73.