POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ).
Actual calle Eugenio de Hermoso, también se llamó José Antonio Primo de Rivera durante el régimen de Franco, aunque siempre fue la calle de la Cárcel, pues en ella estuvo el depósito carcelario hasta que fue trasladado a la sede del Ayuntamiento. En el Catastro de Ensenada (año 1753) se inscribe: “Casa de un piso que sirve de Cárzel situada enla calle deeste nombre, tiene de frente veinte y dos varas, y de fondo nueve, linda a la drcha Pedro Domínguez, y a la izquierda haze esquina a dicha calle”.
En los primeros años del siglo XIX se decía sobre la cárcel: “Está compuesta por tres calabozos de bastante extensión, dos de ellos son comunes y el otro para personas de alguna detención”. En 1843, según señala Pascual Madoz en su obra Diccionario Geográfico Estadístico de España, la cárcel estaba ya en el Ayuntamiento. En medio de la calle Cárcel estuvo y está una plazuela pequeña, que en tiempo la llamaron de Romanones (1863-1950) y ahora del humanista zafrense Pedro de Valencia (1555-1620).
En 1829, la calle la Cárcel, tenía veintidós casas. En los Repartimientos de la Contribución Territorial, Industrial y del Comercio de 1852, figuran viviendo en ella los cameranos Diego Ángel Codes y Gabriel de la Riva. En 1884 viven en la calle, Luis y Vicente Melara (sangradores), Narciso Santé (médico), Alonso Gragera Rodríguez (sastre), y Toribio Alonso Liébana, Manuel Romero Álava, Miguel Lena Bote y Mariano Diez de Lanzas (comerciantes), y cinco años más tarde la farmacia de Hipólito Bautista Guzmán.
En el actual edificio LentiAudio, antes Óptica Nueva Visión, estuvo la cárcel, también la farmacia de Diego Alonso Codes, hijo de Francisco Alonso Llinas, que fue alcalde de Montijo (1895-1897), nieto paterno de Toribio Alonso Liébana (natural de Puebla de Sello-León y miembro de la Junta Revolucionaria constituida en Montijo con motivo del pronunciamiento de La Gloriosa 1/X/1868) y Antonia Llinas Caballero (Villar del Rey). Farmacia que, años más tarde, fue traspasada a Tomás Domínguez.
Recordamos en esta calle los comercios de Calzados Pérez, Farmacia Rodríguez, Carnicería hermanos Gómez, La Portuguesa, La Marquesina, Estudio Imperial de Visam, Calzados Guzmán, El Arca de Noé-Simón Lavado Navia, Pescadería Miguel Cuéllar, Droguería de Pedro Juan, Antonio Méndez, Antonio Amador, Colino, Joyería Pérez, Banco Español de Crédito, Lumar, Vinagre, Frutería Cabo, Antonio Muñoz Jiménez con la Imprenta y papelería El Compás.
Ha sido la calle comercial por excelencia de Montijo. Por ella han pasado multitud de negocios. No hay placa ni azulejo que los recuerde, pero si la memoria. Porque cuando el olvido inunda la sociedad, la memoria se achica y el pasado común se empequeñece.