POR JAVIER GARCÍA CARRERO CRONISTA OFICIAL DE ARROYO DE LA LUZ (CÁCERES)
Después de celebrarse el día 24 de mayo las últimas elecciones municipales en toda España, votaciones en el que los partidos de izquierda han recuperado la presidencia de numerosos consistorios hasta ese día controlados por partidos de derecha (Madrid, Valencia, Cádiz y Zaragoza, entre otras), estamos asistiendo a la resurrección de uno de los asuntos que mayor controversia generó en nuestro país desde marzo de 1979; es decir, después de los primeros comicios locales, y una vez recuperada la libertad pasados los casi cuarenta años de dictadura: el del cambio del nombre de las calles de pueblos y ciudades identificados exclusivamente con el bando vencedor de la Guerra Civil española.
Se trata de un tema que en nuestro pueblo, como en el resto de las localidades de España, también generó un destacado debate entre las distintas fuerzas políticas y el de los arroyanos de entonces que no acabaron de ponerse de acuerdo en la denominación que tenían que llevar definitivamente nuestras vías y plazas, y que acabó, de cualquier forma, con la sustitución de todos los calificativos que estaban identificados con el régimen franquista, y de algún otro nombre que, por ignorancia o desconocimiento de nuestros regidores pasados, también fue modificado sin tener este último nada que ver con la dictadura del régimen surgido de la Guerra Civil de 1936-1939.
Efectivamente, la evolución del callejero arroyano ha sido una constante a lo largo de nuestra historia más reciente. Prácticamente todos los regímenes políticos quisieron dejar su impronta partidista para la posteridad sin tener en cuenta muchas veces los verdaderos intereses de sus convecinos, y sin atender, en muchos casos, a méritos verdaderamente contrastados para que una plaza o una calle lleve esa nomenclatura. No obstante, también es cierto que existen honrosas excepciones en la anterior afirmación.
Sin remontarnos demasiado en el tiempo, ya que la explicación sería harto prolija, y obviando alguna que otra modificación, nos detendremos en la evolución que el callejero arroyano ha experimentado en los años inmediatos a la Guerra Civil, durante la dictadura franquista, y durante los años de recuperación de la democracia que han sido los que en última instancia han llegado hasta la actualidad.
Una primera modificación del callejero arroyano se produjo el primero de agosto de 1920 cuando a propuesta del concejal Antonio Sánchez Tejado, y presidiendo el Ayuntamiento Lucio Javato Bravo, se decidió «por unanimidad y sin discusión de la corporación» denominar a la histórica calle Palacio por Germán Petit, pocos días después de su fallecimiento y con la «finalidad de perpetuar el nombre del que fue nuestro inolvidable alcalde».
Diez años más tarde, el 19 de febrero de 1930, a propuesta del maestro de escuela Florencio García Rubio y siendo alcalde Julián Macías Chaves, se incorporaron tres nombres que con justicia han llegado hasta la actualidad, Carlos Barriga, que se denominó a la calle paralela a la Segunda Travesía de San Antón; Joaquín Costa, paralela a la anterior y Dueñas, una parte de la calle Soledad.
La Segunda República también quiso dejar su impronta en el callejero arroyano cuando, por ejemplo y entre otras, decidió llamar a la Plazuela del Altozano como de Francisco Largo Caballero, líder del PSOE nacional y futuro Presidente del Gobierno. También desde marzo de 1936 la parte inferior de la calle Corredera se llamará de Luis Chaves García, que aún se mantiene, y la calle Cuatro Esquinas que pasó a denominarse de Ramón González Peña, y que no perduró. En abril de 1936 también se modificó, también por poco tiempo, la Plaza de San Sebastián que comenzó a llamarse de Aída Lafuente.
La gran modificación del callejero arroyano tuvo lugar durante la Guerra Civil y el Primer Franquismo cuando los vencedores de la contienda impusieron unas denominaciones que ensalzaban exclusivamente a la mitad de la población. Así aparecieron en una primera fase en 1937 la Plaza de José Antonio Primo de Rivera que sustituyó a la Plaza de la Constitución; General Mola en lugar de Largo Caballero; Plaza de España por Plaza de la República; General Franco por González Peña; Calvo Sotelo que sustituyó a la histórica calle Larga o la del Comandante Sánchez Herrero por la no menos histórica calle del Rollo.
En julio de 1940 se produjo otra masiva incorporación de calles, la mayor parte de ellas también de significación franquista. Apareció la calle 18 de Julio que sustituyó a Castima 2ª,1º de Abril en lugar de Cambero 2ª<, Capitán Luna por Carretera, Gabino Gracia que tomó el nombre de otra histórica como era Del Moral, General Moscardó por Santa Ana 1ª, Alcázar de Toledo por Santa Ana 2ª, Alférez Poblador Guillén por 1ª Travesía de San Antón, Alférez Canal Rosado por 2ª Travesía de San Antón, Capitán Cortés por la vía donde se ubicaba el antiguo cuartel de la Guardia Civil, hoy edificio del I.E.S Luis de Morales, y García Morato que dio nombre a la 1ª Transversal de Carretera de Aliseda. En febrero de 1979, y ante la insistencia de años de hacer visible a Pedro y Carlos Caba Landa, el poeta Juan Ramos Aparicio logró de la última corporación de la dictadura que una de las calles de la población llevase el sonoro Hermanos Caba, una denominación que aún se conserva.
No obstante, la gran transformación del callejero arroyano se produjo con la llegada de la democracia municipal a nuestro pueblo a partir de marzo de 1979. No fue una situación fácil aunque se intentó casi desde el primer instante. El primer cambio fue la recuperación de la Plaza de la Constitución (agosto de 1979) y la retirada del escudo preconstitucional existente en la plaza y a la entrada del pueblo. Algunas otras transformaciones cuya propuesta inicial llegaba desde el concejal Félix Pajares se dejaron para otro momento. En octubre de 1981 un nuevo intento del mismo concejal socialista, y que llevaba implícito un cambio masivo de calles, no salió adelante porque varios concejales de su propio grupo (Chaparro Cid y Lucas de la Montaña), e incluso el mismo alcalde José María González Bravo, votaron en contra, además de los tres concejales de U.C.D y del único de la Agrupación de Electores.
Para consolidar el cambio del callejero hubo que esperar, por tanto, a la segunda corporación municipal socialista, la que presidió el alcalde Felicísimo Bello Merino. Fue a partir de septiembre de 1984 cuando definitivamente todas las calles de reminiscencias franquistas pasaron a mejor vida. Surgen entonces para sustituirlas la Plaza de la Libertad, San Gregorio, Virgen de Guadalupe, Rodríguez de la Fuente, Juan Carlos I, Nuestra Señora de la Luz, Doctor Fleming, y Hernán Cortés, entre otras. Un caso significativo en todo aquel proceso de cambio fue la supresión de la histórica calle Franco de la que ya se tiene constancia en el siglo XIX, mucho antes del nacimiento del que pensaron a quién representaba, y que fue transformada en Derechos Humanos, sin pedir consejo a quién entonces podría haberlo dado.
Mucho más reciente han sido las calles Juan Luis Cordero Gómez o Medardo Cervera, nombres de arterias que se dieron en el pueblo después de que el que suscribe estas líneas los hicieran visible en diversas publicaciones.
Como conclusión, señalaremos que estamos ante un asunto en absoluto cerrado ya que la expansión arquitectónica de la población con nuevas arterias provocará la asunción de nuevos nombres y, quizás, la modificación de algún otro.
Fuente: http://www.hoyarroyodelaluz.es/