POR PATRICIO MARÍN ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE COX (ALICANTE)
La prehistoria de la zona
Antes de crear el complejo sistema de regadíos que hoy disfrutamos, la sierra de Callosa fue la base de varios poblamientos primitivos asentados en altura y a salvo de los humedales del llano. Los restos de poblamientos prehistóricos se han encontrado en las laderas donde hoy se enclavan los municipios de Callosa, Cox y Redován. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo demuestran la remota antigüedad de dichos poblados. Contamos con el testimonio de los arqueólogos que los datan de la Edad del Bronce. El yacimiento de las laderas del castillo de Callosa, se considera como uno de los más importantes de la civilización argárica. La ciencia arqueológica ha logrado investigar con bastante aproximación el modus vivendi de nuestros ancestros que poblaron el Bajo Segura. Pero en cuanto al aprovechamiento agrícola del espacio ajeno a la huerta, la Arqueología, a diferencia de la abundancia de materiales que hallamos en los poblados, no nos ayuda mucho, ya que, al ser lugares de trabajo, la escasez y dispersión de posibles restos existentes propios de una cultura, no permiten aventurar conclusiones convincentes. Sí sabemos con certeza que tanto los conos de deyección de los barrancos como las laderas, especialmente las de la cara Norte en el término de Cox, contuvieron desde hace siglos terrazas donde se cultivaban cereales, olivos, almendros, algarrobos e higueras, y posiblemente lino, especies de las que todavía quedan ejemplares y rodales asilvestrados, para cuyo riego se conducían hacia ellas las escorrentías pluviales de la sierra. Estas terrazas, de las que existen muchos restos todavía, y que algunas de las cuales mantuvieron cultivos regulares hasta bien entrado el siglo XX, tenían la doble misión de retener y crear suelo agrícola por un lado, y por otro contribuir a la fijación de derrubios de laderas capaces de rodar por efecto del agua, del viento o de movimientos sísmicos de baja intensidad, y causar daños a pie de monte, como podemos observar actualmente a la derecha y parte alta del amplio barranco de la rambla callosina.
Nuestro suelo fue habitado por diversas culturas desde la noche de los tiempos, y sería muy prolijo centrarnos en su estudio.
La dominación musulmana
Igualmente desbordaría el objetivo de esta charla detenernos en la etapa fenicia, cartaginesa, romana, bizantina y visigoda.
Por todo ello, daremos un salto en el tiempo, situándonos en el dilatado período que las banderas de la Media Luna ondeaban en la península ibérica, es decir, durante la dominación musulmana. Ellos le llamaron Al-Andalus, y a nuestra zona la Cora de Tudmir, es decir, la demarcación de la tierra de Teodomiro. La Cora de Tudmir abarcaba un territorio superior en extensión a las actuales provincias de Alicante y Murcia. No olvidemos que el célebre pacto de Teodomiro con los musulmanes se firmo el 5 de Abril del año 713. A la sazón Orihuela ostentaba la capitalidad del sureste peninsular y el conde Teodomiro consiguió de los árabes un trato de favor. La ciudad de Murcia todavía no había sido fundada, que lo fue el año 825, por tanto resulta un tanto inadecuado decir, Teodomiro de Murcia. Tras la muerte de Teodomiro ¿743?, la capitalidad de Orihuela fue diluyéndose. No faltan razones que expliquen dicho cambio, y la más esgrimida se basa en las constantes disputas entre los ediles musulmanes establecidos en Orihuela. Por dicha razón a principios del siglo IX, Lorca ganaba preponderancia en detrimento de Orihuela. Tales disensiones motivaron que el Emir Abd al-Rahman II, cansado de tantas reyertas fundase la ciudad de Murcia y le concediese el rango de capital. A partir de ahí, Orihuela pasó a depender de Murcia en calidad de villa, e igualmente Callosa con su fortaleza o fortín en la montaña. Los árabes llamaron Uryula a Orihuela y Qalyusa a Callosa. Qalyusa en aquellos tiempos, ya era importante, y solo le precedía Uryula. No fue mera casualidad que en Callosa se emplazara una importante fortaleza para la defensa de la tierra. Hoy poco queda de ella, por las luchas que se dieron en sus muros y el subsiguiente abandono posterior a las inclemencias del tiempo. En fechas muy tempranas existía el castillo de Callosa, que ya se le citaba en el siglo X, lo que nos permite asegurar que ha transcurrido más de un milenio desde su erección.
Los musulmanes durante su dominación de la Península Ibérica realizaban expediciones militares sobre el territorio conquistado. Dichas expediciones llamadas aceifas, se producían durante el verano y tenían como objetivo sofocar rebeliones de diversa índole. En una aceifa dirigida contra la Cora de Tudmir, participó activamente Muhammad Al-Aslami, venciendo a los rebeldes. El emir Abd Al-Rahmán II, premió a Al-Aslami el año 917, nombrándole gobernador de Qalyusa, cuyo mando dominaba varios castillos, entre ellos el de Laqant. Según Al-Udri y otros historiadores árabes, Al-Aslami se negó a participar en otra aceifa dirigida por el emir contra Pamplona, autoproclamándose señor de Qalyusa. Ante dicha actitud, el emir sitió el castillo de Qalyusa, y Al-Aslami rindió la fortaleza. A pesar de su rebeldía solicitó y obtuvo el perdón. Nuevamente se rebeló y otra vez fue perdonado a cambio de que se confinase en el castillo de Laqant. Mas adelante Al-Aslami fue obligado junto con su hijo a residir en Albacete, hasta que Abd Al-Rahmán III se erigió en Califa el año 929. El nuevo Califa le hizo llevar a Córdoba, donde le entregaron tierras y pensiones. Allí murió Al-Aslami, ya centenario en el mes de Ramadán del año 329 de la Hégira, es decir, el año 941.
Igualmente llegó a residir en este castillo, Muhammad ibn Mardanis “El rey lobo” nacido en Peñiscola entre 1124-1125. Era hijo de padres muladíes, es decir de cristianos convertidos al Islam. Este musulmán ensanchó sus dominios, de Almería hasta Albarracín. Fijó su residencia en Murcia en 1147, convirtiéndola en capital de Al-Andalus, dotándola de una muralla de 15 metros de altura con 95 torreones y 6 puertas de acceso. Además mandó construir tres castillos para defensa de las huertas, entre ellos el de Monteagudo. Se mantuvo en Murcia hasta su muerte ocurrida en 1172.
La importancia de Callosa durante el dominio musulmán, no solo lo fue por la estratégica situación de su castillo, si no también, por la riqueza de su huerta.
Las fuentes árabes
Los geógrafos árabes (Al-Idrisi, Ceuta 1100-Sicilia 1165) y Al-Udri, Dalías 1003-Valencia 1085) nos dejaron los siguientes relatos:
Relato de Al-Idrisi:
“Los muros de Uryula, del lado del Oeste son bañados por este río, un puente de barcas da acceso a la villa. Está defendida por un castillo muy fuerte, construido sobre la cumbre de una montaña, y está rodeada de jardines y huertos, juntos unos a otros, que producen frutas en cantidad prodigiosa.”
Relato de Al-Udri:
“El río Tudmir posee norias que riegan las huertas de este territorio. El comienzo de la acequia que parte del río está en Qantara Askaba y alcanza las propiedades de los habitantes de Mursiya, hasta el límite de la alquería de Kaws, que pertenece a la ciudad de Uryula.Los habitantes de Uryula abren una acequia en este río, que arranca de sus tierras hasta llegar al paraje de Al-katrullat. La longitud y extensión de esta acequia es de 28 millas. Su cauce concluye al sur del paraje, en la región agrícola llamada al-Muwalladin en dirección a la alquería conocida como Al-yuzahira. De ahí el río se dirige al mar.”
Fijaremos nuestra atención en la descripción de Al-Udri, en clara referencia a la Acequia Mayor de Callosa-Catral. Esta Acequia regaba y sigue regando un considerable número de tahúllas-unas 40.000-en la que se incluyen tierras de Orihuela, con Callosa, Catral, Cox, La Granja y Albatera.
La conquista cristiana
La sociedad musulmana del Al-Andalus, fraccionada con sus pequeños reinos de taifas, observaba con honda preocupación el avance arrollador de las tropas cristianas sobre su territorio. Las conquistas de Sevilla, Córdoba y Jaén por los castellanos, así como la de Mallorca y Valencia por los aragoneses, habían reducido sensiblemente el poder mahometano de la Península. Tras estos importantes logros militares, los monarcas de Castilla y Aragón fijaron su atención sobre el reino moro de Murcia, con la intención de los castellanos de tener una salida hacia el mar para sus exportaciones y de los aragoneses para proseguir sus conquistas hacia el Sur, frenando la expansión de Castilla.
En este sentido, las tropas castellanas del Infante don Alfonso se adelantaron, y en 1243, conquistaron el reino moro de Murcia. La mayoría de poblaciones fueron tomadas mediante capitulaciones y pactos. Por dicha razón no se produjeron cambios substanciales en la tenencia y cultivo de las tierras, que siguieron en manos musulmanas. Alfonso X de Castilla, quedó gratamente sorprendido al contemplar la fertilidad de la huerta murciana y la maestría de los moros en el aprovechamiento de las aguas. Dentro del reino de Murcia se enmarcaba la entonces villa de Orihuela, a la que el monarca castellano confirió su primera ordenanza para el riego de su huerta. Esta primitiva ordenanza (14 de Mayo de 1275) sin duda recogida del sistema de riegos de los musulmanes, designaba a Pedro Zapatero, sobrecequiero de Orihuela. Este cargo, antecedente de los actuales jueces, o síndicos de aguas, estaba obligado a velar por el buen funcionamiento de los riegos, y con facultad para castigar a los infractores. El documento en sí, no solo validaba el legado de los musulmanes en materia de riegos, sino que también lo hacía extensivo a los nuevos propietarios cristianos. En dicha ordenanza, se establecían una serie de capítulos para su cumplimiento, haciendo hincapié de que todo se hiciera como en tiempo de moros. Alfonso X, lo expresaba así:
“E guien las aguas en tal manera que rieguen e Ryegue tanto como solía en tiempos de moros, e sy más pudieren e sy no que no se mengue e que las guien por aquellos lugares que solían yr en tiempo de moros; que fagan que todas las tierras se rieguen por las paradas do solían tomar su tanda en tiempos de moros e no por otro lugar.”
No debemos desmerecer un ápice de lo expuesto en ellas por el Rey Sabio. Sin embargo, la creación de nuestro sistema de regadíos no fue obra exclusiva de los árabes, ya que iberos y sobre todo los romanos marcaron una incipiente red de canales. No nos cabe la menor duda, que dicho diseño inicial, fue ampliado y perfeccionado por los musulmanes. Los nuevos propietarios cristianos, también ensancharon el espacio regable, sobre todo a partir del siglo XIV. Con ello, se introdujeron nuevos territorios para la agricultura, que ni siquiera se habían cultivado en tiempos de moros. Base de dichas innovaciones llevadas a cabo por los cristianos, fue la construcción de nuevos azudes sobre el río Segura. A este efecto, y a lo largo de varios siglos, se roturaron almarjales, saladares y tierras enlagunadas
Retomando la reseña sobre Callosa, consta que ésta, en 1255 dependió de la Orden de Santiago, en calidad de aldea de Orihuela, aunque con braceros moros residentes en dicho lugar. Sin embargo, al haberse rebelado los mudéjares del reino de Murcia, se procedió a desposeerles de sus bienes. El desalojo de los musulmanes afectó particularmente a los lugares de huerta y riego garantizado. En este sentido, los cristianos vencedores entraron a poseer las mejores tierras, esto es: Orihuela, Callosa, Catral, Almoradí y Guardamar. Los moros vencidos se replegaron a las tierras de secano de Cox, Redován, Albatera, Abanilla, Crevillente, Aspe, Novelda, Elda etc. El libro del repartimiento de Orihuela detalla las tierras repartidas en los lugares de la Vega Baja, con el nombre de los nuevos propietarios cristianos. En dicho repartimiento figuran los lugares de Cox y Albatera donde se repartieron un millar de tahúllas de sus pequeñas huertas.
Tanto Murcia, como Orihuela y su comarca, por falta de pobladores castellanos, fueron ocupadas por cristianos de diversa procedencia, de los que hubo afluencia de aragoneses y especialmente de catalanes. De ello existe constancia documental, del siguiente tenor:
“Después que el rey don Alfonso ovo cobrado la tierra del reino de Murcia, fincó en este reino todo este año, faciendo labrar las villas e los castillos de muy buenas labores e muy fuertes, e poblada la tierra de los mas cristianos que podía aver, e señaladamente facía mucho por poblar de cristianos la cibdad de Murcia e la villa de Orihuela e la villa de Lorca, e porque non podía aver gentes de la su tierra que los poblasen, vinieron y e poblaron muchos catalanes de los que eran venidos a poblar en el reino de Valencia.”
Con el tratado de Azmira (1244) quedaron fijadas las fronteras entre Castilla y Aragón.
Nuevas contiendas por la posesión del reino de Murcia
Veinte años después de la conquista del territorio murciano, los mudéjares del reino se sublevaron entre los años 1264-1265. La escasa guarnición de las fortalezas, entre ellas la de Callosa, se vieron impotentes ante la avalancha de los insurrectos que se rebelaron en todos los puntos del reino, el mismo día y a la misma hora. La situación de los defensores se hizo insostenible y Alfonso X recurrió a su suegro Jaime I de Aragón que acudió con fuerte aparato militar reprimiendo a los rebeldes. Jaime I de Aragón ayudó a su yerno Alfonso X, sin sacar provecho alguno. Este desinterés del monarca aragonés por devolver a Castilla el reino de Murcia, habiéndolo conquistado él, no fue entendido por los cronistas de antes y tampoco por los de ahora. Ramón Muntaner (Perelada 1265-Ibiza 1336) cronista catalán, señalaba que Jaime II, nieto de Jaime I, decidió conquistar el reino de Murcia, y de hecho lo conquistó en 1296, movido por razones dinásticas. Según este autor, dicha contienda revistió carácter de “paseo militar” y que fue muy fácil la conquista. Sin embargo la realidad fue distinta y hubo mucha resistencia en las poblaciones asediadas. La plaza de Callosa fue tomada el 8 de Mayo de dicho año 1296 y el alcaide de su castillo Fernando Pérez de “Gormeses” fue sustituido por Bernat Ses-Pujades. Los bienes del ex alcaide castellano quedaron confiscados, y pocos días después les fueron devueltos por el rey aragonés, compadecido de la miseria en que había quedado su familia. Ocho años después de la conquista del reino de Murcia por Jaime II, con la sentencia arbitral de Torrellas en 1304 y siguiente tratado de Elche, las tierras orientales del reino de Murcia pasaron al reino de Valencia. En este reparto un tanto desigual quedaron desgajadas de Murcia, las tierras de Alicante, desde Biar hasta Jijona, las del Valle de Elda hasta Crevillente y Elche, así como las huertas de Orihuela hasta Guardamar. Con dicha partición, Orihuela pasó a depender de Valencia dentro del reino de Aragón y estableció frontera con la Murcia castellana. Para defensa de la frontera se creó la Procuración General de Orihuela, dotándola de un fuerte dispositivo militar que la convirtió en plaza fuerte.
En esa división del territorio permanecieron estos pueblos hasta que Pedro I de Castilla, en 1356, trató de recuperar el reino de Murcia. Esta nueva guerra enfrentó a Castilla y Aragón con sus respectivos reyes Pedro I el Cruel y Pedro IV el Ceremonioso, cuya contienda ha pasado a la historia como: ”Guerra de los dos Pedros”. En ella se utilizaron nuevos ingenios de asalto, además de devastar la zona con tala de árboles y quema de la mies. Esta contienda se cebó especialmente en los pueblos de la Vega Baja, a la que Pedro el Cruel llamó Nueva Castilla. Los castillos más importantes para defensa de la frontera eran: El de Orihuela y el de Alicante. Luego le seguían: Elda, de la Mola en Novelda, Nompot, Agost, Aspe, la Calahorra de Elche, Crevillente, Callosa y Guardamar. El número de hombres que guarnecían los castillos variaba según su perímetro y valor estratégico. Una relación de los castillos del Sur del reino de Valencia, del año 1303, nos informa de la guarnición que disponían los castillos de la zona. En ella, cita al castillo de Orihuela con una dotación de 50 hombres, el de Alicante con 40 y la Calahorra de Elche con 25. Cuatro años después, en 1307, el número de hombres había descendido, señalando 20 defensores del castillo de Orihuela, 18 el de Alicante y 4 el de Callosa. Dicho descenso habría que atribuirlo a la paz alcanzada tras la sentencia de Torrellas, en 1304. Durante la contienda de los dos Pedros, (1356-1369) el castillo de Callosa jugó un papel importante con sus ahumadas que alertaban a la población de las incursiones del enemigo por su huerta. Cuando el peligro venía de lejos, se acordó que desde el castillo de Elda se harían tres ahumadas avistadas desde la sierra de Crevillente, en señal de atención. En caso de petición de ayuda, cinco ahumadas, que vistas desde el castillo de Callosa se reenviarían a Orihuela. Con el asesinato de Pedro el Cruel (22 de Marzo de 1369) a manos de su hermano Enrique de Trastámara, se consiguió la paz entre Castilla y Aragón. Con el cese de hostilidades, el reino de Aragón pudo recuperar las plazas arrebatadas por Castilla y el reajuste territorial de 1304, quedó nuevamente afianzado. Debido a las calamidades sufridas por Orihuela durante la guerra de los dos Pedros, hubo necesidad de reforzarla militarmente para evitar las apetencias castellanas, creando la Gobernación de Orihuela “Ultra sexona”.
En aquellas calendas, todos los lugares, aldeas y alquerías formaban parte del extenso término de Orihuela, único núcleo urbano del Bajo Segura. Con la llegada de nuevos pobladores de la confederación aragonesa, el lugar de Callosa se pobló rápidamente, por ser su territorio la mejor parcela de la huerta oriolana. Bien pronto se formó un nutrido grupo de vecinos que hicieron crecer el lugar más que el resto de poblados del Bajo Segura.
Las pestes
A la vista de lo expuesto, podía parecer idílica la situación de nuestros antepasados, si no fuera porque que en el periodo estudiado (en el Bajo Medievo), muchos males afligían a la sociedad de entonces. La esperanza de vida, o cota media alcanzada, apenas superaba los 30 años. El hombre del Medievo por decirlo de alguna manera se hallaba familiarizado o muy acostumbrado a la presencia de la Muerte. Las calamidades acaecidas, tanto naturales como las provocadas por las guerras, eran interpretadas por la Iglesia, como castigo de Dios por los pecados de los hombres. Las desgracias eran frecuentísimas, pues además de las constantes guerras, se añadían las hambrunas, y las pésimas condiciones de higiene. Todo ello favoreció el desarrollo y propagación de epidemias. Las más temibles y nocivas eran las pestes para las que no existía remedio alguno. La peor de todas, la Peste Bubónica, más conocida como la Peste Negra, que azotó a Europa entre 1347-1350. La mortandad causada por la misma segó la vida de más de la mitad de la población. Orihuela y su comarca sufrieron la epidemia de la Peste Negra, quizá con más saña que en otras partes, debido a su cálido clima y excesiva humedad del Bajo Segura.
La repoblación de la comarca
Los nuevos pobladores introdujeron la lengua catalana y también sus advocaciones cristianas, caso de Ntra. Sra. de Montserrat en Orihuela, que se desdobló o castellanizó como Monserrate. Igualmente se alzó un Convento de la Orden de Mercedarios en honor de Ntra. Sra. de la Merced, advocaciones de raigambre catalana. A día de hoy son numerosos los apellidos catalanes que se mantienen en la zona.
En aquel tiempo a Callosa se le definía como Callosa de Oriola, con lo cual quedaba suficientemente probada su pertenencia a la ciudad de Orihuela. Callosa se pobló de cristianos viejos, es decir cristianos de abolengo sin mezcla de moros y judíos, Se trataba de simples pecheros, plebeyos o peones, que se sentían orgullosos de haber participado en la conquista de estas tierras. En Callosa no fincó ni se avecindó la nobleza titulada, y solo un reducido grupo de vecinos disponía de carta de hidalguía. La clase noble o aristocracia de la época residió en Orihuela y en ella poseían sus casas solariegas en cuya fachada lucían sus escudos heráldicos. Estos nobles oriolanos eran dueños de extensos predios en la vega y en el secano. La mayoría de ellos consiguieron fundar señoríos de jurisdicción o fuero Alfonsino, que con el tiempo lograron alzarse en municipios. Muy distinta era la situación de Callosa que en su calidad de lugar de realengo, sus vecinos eran libres de explotación señorial.
Callosa a pesar de los avatares de la época, prosperó con la producción de su rica huerta, de manera que se consideró como la joya más preciada de Orihuela. Refiere Bellot, que durante la guerra de los dos Pedros, las tropas castellanas con mil hombres a caballo y un número indefinido de peones entraron por Abanilla. Poco después llegaron a Callosa, tomaron y saquearon el pueblo, aunque no pudieron tomar el castillo ni la almajana, donde se guarecían los vecinos. Señala igualmente este autor, que hallándose Orihuela cercada por los castellanos, solo el castillo de Callosa quedaba por Aragón. La defensa del castillo callosino se hallaba encomendada a Jaume Carles, doncel de Orihuela con 4.500 sueldos de salario, mientras durase la guerra. El rey lo sustituyó por Berenguer de Liminyana. El procurador Joan Martinez de Eslava tenía a su cargo el relevo y sustitución de Jaume Carles. Martinez de Eslava se retrasó y no se llevó a cabo la sustitución de Jaume Carles, así que fue este quien rindió el Castillo de Callosa. Tomado éste por los castellanos, se tuvo Orihuela por perdida. La alcaidía del castillo callosino fue ejercida desde el Bajo Medievo hasta el siglo XVII por personajes nobles de Orihuela. Entre ellos figuran:
“Fernando Redera de Pemeseu, García de Viscarre, Felipe Togores, Francisco Soler, Jaime Carles, Guillén Pérez Vaillo, Juan Bta. Soler, Francisco Soler, Juan Soler, Luis Soler, Luis Tobía, Antonio Amorós, y Jaime Pérez.”
Ello nos da una idea de la importancia del castillo de Callosa desde el Medievo hasta la Edad Moderna.
En 1488, Callosa debió ser un pueblo de consideración, que proporcionó numerosos voluntarios a la guerra de Granada. En la relación ofrecida por Mosén Bellot para dicha contienda, aparece Callosa con 49 hombres. A este respecto, Mariano Roca de Togores y Carrasco (1812-1889), Marqués de Molins compuso unos romances, con motivo de la llegada de los Reyes Católicos a la ciudad de Orihuela. En ellos recreaba el paso de la real comitiva por estos pueblos. En dicho romance, resalta la llegada a Callosa de los Reyes Católicos, donde sus vecinos les obsequiaron con un pastel de dátil. En el romance IV, llamado “La ofrenda”, lo expresaba así:
“Callosa, en fin, con membrillo
en pasta copió la almena
de su moruno castillo,
y con dátil amarillo
labró la roca y la arena.
Y en una palma curada
en los pensiles del moro,
puso una letra labrada,
que dice “mayor tesoro,
Reina, te espera en Granada.”
Incremento poblacional de Callosa y su emancipación
El censo de fuegos, o casas del Reino de Valencia, decretado en las Cortes Monzón, en 1510, daba para Callosa de Oriola la cifra de 203 fuegos o casas. Aplicando el coeficiente de 4,50 estimado por casa, resultaría una población de 913 habitantes. En esas fechas el pueblo de Callosa ya era ferviente devoto de San Roque, cuya festividad se celebraba desde el siglo anterior (sigloXV) cuyas primitivas ermitas se ubicaban en el mismo solar que la actual inaugurada en 1798. Así mismo sobre el solar de la primitiva Iglesia donde le precedió una mezquita, en 1494, se acometían las obras de erección del majestuoso templo en honor de San Martín, obra magna de estilo renacentista con portada gótica. La advocación que ostenta este templo, se debe a que el lugar de Callosa fue conquistado a los musulmanes por Jaime I, tras la revuelta de estos en el reino de Murcia. Este hecho ocurrió el día 11 de Noviembre de 1265, festividad de San Martín de Tours. A lo largo del siglo XVI, Callosa duplicaría su población, añadiendo a su solar un convento de franciscanos alcantarinos y la iniciación de las obras de la ermita del Rosario. En la segunda mitad del siglo XVI, Callosa se había convertido en la pedanía más poblada de la Vega Baja, solo precedida por Orihuela. En aquellos años el litoral mediterráneo se encontraba sin población estable, por los peligros que entrañaban los desembarcos de turcos y piratas. Ello contribuyó a que las gentes venidas a poblar, lo hicieran en lugares apartados de la costa. Callosa quedaba separada del mar cinco leguas, es decir a una distancia suficiente para eludir todo riesgo, además de poseer una excelente huerta. Todo ello conjugado hizo posible que muchas familias prefirieran vivir en Callosa. Los callosinos reivindicaron su derecho a tener concejo propio e independiente de la ciudad de Orihuela. Los munícipes oriolanos elevaron un memorial al rey Felipe II, poniendo trabas a las pretensiones de Callosa. En ella se enumeraban una serie de inconvenientes inviables a la segregación, y en caso de concederla saldría muy perjudicada Orihuela. Los argumentos esgrimidos por los oriolanos, entre otros, eran los siguientes:
“Que el dicho lugar de Callosa no coge trigo para dos meses del año, por no tener territorio ni término para poder coger.”
“Que el dicho lugar de Callosa no tiene término ninguno, si como calle que es de Orihuela tiene con los vecinos de la dicha ciudad entremezcladas y revueltas las tierras que poseen.”
“Que el dicho lugar de Callosa, aldea de la dicha ciudad, no tiene molinos para poderse sustentar, y así todo el año vienen a moler a la dicha ciudad de Orihuela.”
“Que por ser aldea el dicho lugar de Callosa de la dicha ciudad, en tiempo pasado la dicha ciudad dio lugar a la dicha aldea de Callosa, no pudiendo tomar por ninguna otra parte agua del río para el sustento y conservación del dicho lugar, hiciese una acequia la cual tiene la boquera dentro de la misma ciudad y pasa muy gran pedazo de la dicha acequia dentro de la dicha ciudad y, faltándole la dicha acequia, se despoblaría el dicho lugar.”
“Que Catral, Albatera, Coix y La Granja son aldeas de la dicha ciudad y se riegan de la misma acequia que se riega Callosa, y tomándoles como muchas veces ha ocurrido y ocurre los del lugar de Callosa tomarles el agua con que riegan separando el dicho lugar de Callosa de la jurisdicción de la dicha ciudad, habrían de hacer juicio los de los dichos lugares con el dicho lugar de Callosa.”
“Que por ser la huerta hacia Callosa más alta que la que está a la parte de Orihuela, en tiempos de avenidas del río que se desborda muy a menudo, los ganados de la dicha ciudad, que hay para que se provea la dicha ciudad y sus aldeas se acogen en la dicha huerta hacia la parte de Callosa, y separando la dicha aldea de la ciudad de Orihuela haciéndola villa se seguiría que dichos ganados no tendrían dicho reparo y sería muy perjudicial a la dicha ciudad.”
“Que los que han venido a hacer visura al dicho lugar de Callosa para ver y hacer relación si sería conveniente para hacerse villa, son personas apasionadas e interesadas y tales que a sus relaciones no se les ha de dar crédito, y han estado sobornados con dádivas, que los del dicho lugar les han prometido.”
“Que los del dicho lugar de Callosa son gente inquieta y desasosegada, bregueros, quistioneros (cuistioneros) y escandalosos, y como tales en la dicha aldea los más días se siguen grande barajas y quistiones y muchas muertes de hombres. Y por ser personas y tales (de antiguo), y desde las Comunidades y rebelión del Reino de la gente popular contra vrta. Magt. y los caballeros y personas de honra que quisieron guardar y guardaban su fidelidad, los dicho lugar y aldea de Callosa en el tiempo de la dicha rebelión a los caballeros y personas de honra que estaban recogidos en Albatera y en otras partes por no poderles resistir por ser ellos muchos, los evadían y corrían saliendo del dicho lugar y aldea de Callosa hasta las propias paredes de Albatera porque no quisieron ni querían venir bien en dicha rebelión, y ahora por poder emplear la malicia que desde entonces les queda, procuran dicha separación.”
“Que los del dicho lugar, por ser de la calidad que son tan escandalosos y atrevidos, en el año pasado (1578) ‘manu armata’, con muy grande escándalo de noche, a ora captada, vinieron los mas del dicho lugar con armas ofensivas y defensivas, trayendo muchos carros cargados de piedra para de hecho en la misma noche alzar el azud de los molinos del señor de Coix, que dicen que están en el dicho río Segura, de lo cual se pudieron seguir grandísimos escándalos en la dicha ciudad por ser muy adeudado el dicho señor de Coix, y caballero muy principal y que de necesidad teniendo noticia había de salir a defenderse. Todavía se hubieran seguido si por el gobernador y los demás oficiales no hubieran mediado en la misma noche, entendiendo el grande escándalo que se aparejaba.”
Las razones dadas por Orihuela para evitar la segregación de Callosa no respondían a la realidad y se podían tildar de infundadas e incluso amañadas. En aquel entonces y dado el peso específico de Orihuela en el reino de Valencia, era muy difícil que una pedanía consiguiera regirse por sí misma. La España de los Austrias detentaba un imperio donde no se ponía el Sol y con enormes gastos para su mantenimiento. La deficiente administración de los fondos estatales, llevó a la Monarquía a una situación insostenible, con empréstitos a los banqueros extranjeros, especialmente alemanes y genoveses. Ello acarreó el endeudamiento de la hacienda pública llegando a la bancarrota. El rey Felipe II a través de sus consejeros admitió y reconoció la situación. Cuando Callosa solicitó su segregación de Orihuela, las arcas reales se hallaban exhaustas. Por tanto, la emancipación de Callosa fue precedida con 8.000 ducados aportados por sus vecinos a dichas arcas. Pese a todos los argumentos perjudiciales que opuso Orihuela, el fallo del rey fue favorable para Callosa. Mediante Real Cédula expedida en el Pardo el 4 de Noviembre de 1579, elevó a Callosa al rango de universidad para regirse separada del Consell oriolano. La primera autoridad de Callosa fue Luis de Almunia, representado en calidad de Justicia, cargo este, equivalente a los actuales alcaldes. El resto de munícipes lo componían: 1 lugarteniente de justicia, 4 jurados, 1 mustasaf, 1 lugarteniente de mustasaf, 1 sobrecequiero, 1 cequiero, 1 escribano y 2 síndicos.
Pocos años antes de estos hechos, los herederos de la Acequia de Callosa, habían instado pleito contra el señor de Coix, D.Francisco Ruíz Dávalos. El motivo, un molino harinero que este noble poseía dentro del río, inmediato a la boquera de la Acequia, que restaba agua a la misma. Este señor arguyó derecho sobre el molino ante el lugarteniente del Bayle General de Orihuela, el 20 de julio de 1574. El documento original del pleito, dispuesto en lengua latina, se encuentra en el museo de Cox .Del mismo contamos con una traducción realizada por D. Antonio Ballester, ilustre cronista de Callosa de Segura. Ofrecemos el siguiente extracto:
“Por el cual confirmó el juicio y por el juicio en y sobre la posesión que dijeron tener de un molino harinero construido en el río dicho de Segura y de tomar agua de dicho río necesaria para el ejercicio de dicho molino sin contradicción alguna.”
Antes de que se dictara la sentencia de este pleito, los callosinos, muy atrevidos decidieron cargar muchos carros con piedras para cegar y alzar, o levantar el azud de dicho molino. La sentencia de Valencia, trataba de conformar a ambas partes litigantes, colocando y quitando tablas, según la estación del año.
Callosa villa Real con voto en Cortes
Una vez conseguida la emancipación del Consell oriolano, los callosinos aún tuvieron que afrontar toda suerte de inconvenientes, pues en 1591, se hallaba Callosa nuevamente sujeta al Consell oriolano. Sin embargo sus vecinos, muy decididos a conseguir su total independencia, por otra Real Cédula de 15 de agosto de 1638, obtenían para su pueblo el título de Villa Real con voto en Cortes. Su primer edil en calidad de justicia lo fue, Joan Pérez de Meca y Porter. El resto lo componían: 1 jurado en cap, 2 jurados, 1 sobrecequiero y 1 mustasaf.
Con la obtención de dicho título, el topónimo de Callosa de Oriola cambió por el de Callosa de Segura, por regar sus tierras con aguas del río Segura. Con ello se consiguió desvincularla de Orihuela, y al mismo tiempo diferenciarla de la otra Callosa, llamada de Ensarriá.
El cronista de Orihuela, Francisco Martínez Paterna, en 1632, hizo una descripción de la huerta, en la que resaltaba la riqueza de Callosa, y tal efecto escribió:
“Callosa goza de lo mejor de la huerta de Orihuela. Esta tierra siempre ha sido del Patrimonio Real, por ser lo mejor y el riñón que decimos de la Vega de Orihuela. Es tierra rica y muy abundante porque se coge de todo lo que se coge en la huerta de Orihuela y es la tierra que da lo mejor y más sabroso fruto.”
Callosa disponía de morerales que hicieron posible el desarrollo de la industria sedera, además de cosechar trigo, cebada, hortalizas, cáñamos y linos. La vid y el olivar ocupaban grandes espacios de su huerta. También hubo sitio para el cultivo del arroz, lo cual denota disponibilidad de agua.
Un documento fechado el 13 de Mayo de 1660, nos ofrece el testimonio de plantaciones de arroz en la arroba de Benimancox de la huerta de Callosa. Se trata de una denuncia interpuesta por propietarios de tierras junto a los arrozales, quejándose de la humedad que dañaba a sus olivares. Del texto en valenciano, se acompaña el siguiente extracto:
“Es por vengut saber que vossaltres dits Damián Boyvía, Pere Berenguer, y Joan Fulleda estarien llaurant, y cultivant unes terres en la partida de Benimancoix, y sots rrech de la arrova de Benimancoix, pera sembrar y plantar arrossos en aquelles, les quals estan al costat de les terres que possesheix sues propries en la dita partida, y sots lo dit rech plantades olivars, y terres blanca, y tan solament divideixen les unes, y les altres una açarbeta que va per entre mig de aquelles, y dona çap al açarp de Favanella. La qual molts anys ha no se ha mondat. E com si los de sus dits planten y sembren arrossos en les dites terres, y um plen de aygua aquelles lo resintement que tesultará de fer los dits arrossos per causa del aygua li ha de causar molts gran dany, y perjuihy així a les terres blanques com a les plantadesolivars per causaque lo dit resentiment fará secar y secara les oliveres que dit requirent en sa hacienda.”
Dicha Arroba de Benimancox, que toma sus aguas de la Acequia Mayor, se halla situada a unos cuatro kilómetros de Callosa, y proporciona riego a 1.015 tahúllas. En el libro de Repartimiento de Orihuela, figura el reparto de tierras con riego de la referida Arroba. El origen de este nombre, sin duda de raíz árabe, se puede traducir, que dichas tierras pertenecían al hijo o descendiente de la familia Amán de Cox. En aquellos años la referida Arroba, quedaba cercana a los almarjales, saladares y tierras encharcadas. Las desecaciones llevadas a cabo por Belluga, sesenta años después,(más allá del ámbito callosino) restó humedad a las huertas situadas más arriba.
A lo largo del siglo XVII, el desarrollo experimentado por Callosa en el siglo anterior, se estancó a consecuencia de las pestes de 1600-1602, 1648, 1670, 1677 y 1683. De todas ellas destacó por su virulencia, la de 1648, conocida como “El mal del contagio”. Dicha epidemia diezmó la población de Orihuela y de Callosa, de tal manera que algunas calles quedaron sin gentes, creciendo en ellas la hierba. Otros factores contribuyeron a frenar el desarrollo de Callosa, como sequías, inundaciones y la emigración a los pueblos que abandonaron los moriscos tras la expulsión de 1609. Dicho estancamiento poblacional hizo que el título de villa de Callosa quedase olvidado, toda vez que hacia 1716, se le citaba como universidad de Callosa, es decir, retrocedió a la situación de 1579. Pudo recuperar su título de Villa a lo largo del setecientos, al figurar con dicho título en el censo de Aranda de 1769. El Correo General de España, de 1770, reflejaba para Callosa, lo siguiente:
“Consta de 550 vecinos, en una parroquia asistida con diez y seis eclesiásticos, y el que oy sirve de curato es Don Marcelo Bernabé. Tiene asimismo esta Villa un Convento de Religiosos Descalzos de San Francisco, y seis hermitas. La cosecha del año pasado ascendió a 3.500 caíces de trigo, 150 de cebada, 8.000 cántaros de vino de calidad inferior, a causa del mucho riego, 40 arrobas de lana, 130 libras de seda, 200 arrobas de lino y 12.000 de cáñamo.”
Montesinos, en su compendio oriolano, señalaba a Callosa como:
“Villa Real, q. en otros tiempos tuvo voto en Cortes, y la habitan 699 vecinos en una iglesia Parroquial baxo el título e Sn Martín Obispo, con un Cura Párroco, dos vicarios, y 14 beneficiados… su huerta (a causa de regarse por azequias abundantísimas de agua) es grande, y de mucha frutas y hortalizas.”
Coetáneo a Montesinos, y con más rigor científico, son las observaciones de Cavanilles, el cual apuntaba lo siguiente:
“Apenas se sale de esta garganta estrecha se descubre la rica huerta de Callosa, y muy presto se llega a la villa de este nombre, la qual al principio del siglo pasaba muy poco de 300 vecinos, y hoy tiene 850, todos labradores, excepto los ocupados en 25 telares de lienzo, en 5 calderas de xabón, y como 200 en hacer alpargates. Es lástima no se fomenten estos ramos de industria, cuya materia primera la producen los campos del término: sería entonces mayor el consumo de cáñamo y linos; tendría el labrador seguridad en la venta de sus cosechas, y la clase necesitada ocupación y ganancias. Estas y el incremento que recibiría la agricultura prestarían fondos para los gastos públicos, tan necesarios como los que actualmente se hacen para contener las aguas de la rambla de Monroy, dirigiéndolas de modo que preserven la villa de todo riesgo. Esta obra costará a la villa 15.000 pesos; pero la pondrá al abrigo de inundaciones, que sin duda destruirían el pueblo más hermoso de la huerta. Tiene espaciosas calles, casas sólidas, muchas de mármol negro, y edificios magníficos, qual es el pósito y la Iglesia. Su término es precioso, reducido a 17.557 tahúllas de huerta, y a 2.775 de secano, que allí llaman campo. Cultívanse aquellas con sumo cuidado, y en ellas se ven naranjos, moreras, variedad de frutales, linos, cáñamos y hortalizas; cógense más de 12.000 arrobas de pimientos, y 8.000 docenas de melones, además de los frutos notados en el estado general de la huerta, los que se deben a la fertilidad del suelo, aplicación de los naturales, benignidad del clima, y copiosos riegos. Quisieran tenerlos mas freqüentes algunos de Callosa, y no bastándoles el agua a que tienen derecho, toman alguna vez la perteneciente a los pueblos de Coix, la Granja, Albatera y Catral, que vienen hasta Callosa por un canal común. Saben que hay 25 pesos de multa, más la pagan con gusto por adquirir ganancias quantiosas; porque a veces un riego oportuno asegura la cosecha del cáñamo que iba a perderse. Podrían evitarse semejantes robos y mantenerse la buena fe, si las aguas vinieran por canales diversos y aun ocultos en aquellos sitios donde puedan extraviarse.”
Los apuntes de Cavanilles reflejan la pujanza de la villa a finales del setecientos. En ellos señala la producción de linos y cáñamos sin especificar ni concretar los quintales de dicha fibra, que ya constituía la principal fuente de ingresos de Callosa. A este respecto disponemos de documentación referente al cáñamo, extraída de un pleito de 1798, entre el Marqués de Melgarejo, señor de Cox y sus enfiteutas. Los vecinos del lugar estaban obligados a llevar sus cáñamos a las balsas que dicho señor poseía. Las balsas se consideraban regalías, equiparables a la tienda, la panadería, almazara, taberna y otras, con que explotaba a sus vecinos. En el citado pleito, una familia acaudalada de Cox, apellidada Candel, era propietaria de tierras en el paraje de Albellones. Llevados por el sentido común, los Candel se construyeron una balsa propia, con lo cual se zafaban de llevar sus cáñamos a las balsas del Marqués. El Marqués de Melgarejo, a través de su apoderado, instó pleito contra Candel, por ser vecino de Cox y creer que estaba obligado a embalsar en las que él poseía como dueño del pueblo. En la declaración de la familia Candel, en su punto cuarto, se decía lo siguiente:
“Que así mismo es constante de público y notorio que el dueño territorial de Cox, solo tiene cinco balsas de cocer cáñamo. Que estas no son suficientes para que los cosecheros puedan cocerlo a su tiempo sin riego de que por permanecer en los bancales mucho tiempo sufran grandes perjuicios por las ocurrencias de las lluvias con lo que se ennegrece y pierde mucho de su valor…de modo que regularmente se ven precisados los cosecheros que lo curan en dichas balsas a venderlos tres, quatro ó más pesos menos por quintal del precio como los del cáñamo de la villa de Callosa confinante se vende, y estos graves perjuicios los labradores no pueden hacer los pagos a su tiempo, ni dexar de padecer dhas. Quiebras.”
La declaración de la familia Candel nos da a entender que en el siglo XVIII, el cáñamo ya era un referente importante en la economía de Callosa.
En la primera mitad del siglo XIX, Callosa de Segura, era una villa populosa, y por ello adquirió el rango de ser cabeza de partido judicial de la que dependían 16 pueblos. Como consecuencia de una arbitrariedad política posterior (9 de Septiembre de 1836) dicho partido fue anulado a favor de la villa de Dolores.
El diccionario geográfico y estadístico de Madoz, (1845-1850) declara para Callosa su principal ocupación, es decir, el cáñamo. El texto lo reseña así:
“En la huerta trigo, también mucho aceite y vino, frutas, especialmente naranjas, limones y dátiles, que forman una grande cosecha en los buenos años: La del cáñamo es abundante y de la mejor calidad. La industria principal de esta villa es la agrícola y construcción de alpargatas de cáñamo, en cuya manufactura se emplean una gran parte de sus vecinos, y de la que surten los pueblos limítrofes. Población 700 vecinos, 2.904 almas.”
En los años venideros la pujanza de Callosa hizo que lograra determinados servicios como:
La Estación del ferrocarril, un cuartel de la Guardia Civil, el título de ciudad, el mercado de abastos etc. etc.
Fuentes consultadas
-GERARDO MUÑOZ LORENTE. El primer gobernador, Información de Alicante, lunes 19 de Enero de 2015.
-ELÍAS TERÉS SÁDABA. Materiales para el estudio de la toponimia hispanoárabe, 1996, pp.186.
-CARTAS DE LOS REYES DE CASTILLA A LA VILLA DE ORIHUELA-AÑOS 1265-1295. Vicente Martínez Morella, Alicante 1954.
-MARÍA TERESA FERRER I MALLOL, Entre la paz y la guerra, la corona Catalano-Aragonesa y Castilla en la Baja Edad Media.
-MARIA TERESA FERRER I MALLOL, Los castillos de la frontera meridional valenciana en el siglo XIV.
-MOSEN PEDRO BELLOT-Anales de Orihuela, I y II tomos.
-ANTONIO BALLESTER RUIZ, cronista oficial de Callosa de Segura- algunos datos sobre Callosa.
-JUAN BAUTISTA VILAR RAMIREZ. Callosa de Segura (Alicante) en la coyuntura de 1579.
-FRANCISCO MARTÍNEZ PATERNA. Historia de Orihuela, año1632.
-A.M.O. 13 de Mayo de 1660, sin signatura-Sentencia prohibiendo plantar arroz en la Arroba de Benimancox.
-ANTONIO JOSEF CAVANILLES. Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia-Madrid en la Imprenta Real, año 1797.
-EL PLEITO DEL BALSAJE. Joaquín Melgarejo y Roxas I Marqués de Melgarejo contra Josefa Pacheco Cervera y sus hijos Antonio y José Candel Pacheco, bachilleres en leyes.
-PASCUAL MADOZ. Diccionario geográfico y estadístico (1850-1850).
-ANTONIO JOSÉ NAVARRO HERNÁNDEZ. Nacimiento y consolidación del municipio de Callosa de Segura en tiempo de fueros-Centro de Estudios y Documentación Callosino-Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert, año 2001.
-ANTONIO JOSÉ NAVARRO HERNÁNDEZ. Contribución de D. Antonio Ballester Ruíz a la historia de Callosa de Segura. Centro de Estudios y Documentación Callosino. Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert, año 2006.
-PATRICIO MARIN ANIORTE. Anales de la villa de Cox, imprenta Anteo, año 2009.
-JUZGADO PRIVATIVO DE AGUAS DE CALLOSA DE SEGURA.