POR LUIS MIGUEL MONTES ARBOLEYA, CRONISTA OFICIAL DE BIMENES (ASTURIAS)

Fayacava pasa por ser la casería que se encuentra a mayor altitud del concejo de Bimenes, además de un lugar cargado de historia. Por la zona, hicieron prácticas militares unidades especiales del Ejército español, sus montes sirvieron de refugio a los «fugaos», después de la guerra, y de sus matas, siglos atrás, salieron maderas nobles para la construcción de navíos de guerra.

Siempre gozó de justificada fama el aire y el agua de la sierra de Peña Mayor. A Fayacava llegaban tísicos procedentes de diversos lugares de Asturias en busca de remedio para aquella enfermedad que tantos estragos produjo en la población: la tuberculosis. Nuestro añorado Mable el de Melendreros decía que un ala de la casería de Fayacava, la conocida como la «sala nueva», hacía las funciones de modesto sanatorio. Más cercano en el recuerdo queda la taberna de Antón y la muda, con aquella bolera donde se juntaban tantos y tantos labradores que andaban por aquellos términos cuidando el ganado, pero los tiempos cambian, ahora que el mundo rural agoniza Fayacava resiste y se agarra a un clavo ardiendo.

Hace dos años y medio el Ayuntamiento de Bimenes reabrió el antiguo albergue, justo detrás de la casería, para que Fayacava pueda seguir haciendo historia. Al frente del mismo está Ceferino Gutiérrez, un gijonés amante de la montaña y antiguo integrante del grupo Torrecerredo, ya con experiencia en el albergue de San Isidro. La idea fue un éxito, hoy el albergue revitaliza la zona y recibe visitantes de medio mundo: India, Chile, Estados Unidos…

Los comentarios en las redes sociales lo dejan en un magnífico lugar, pues este albergue con honores de hotel está perfectamente equipado, nada le falta, cuenta con servicio de bar y se pueden degustar estupendos platos típicos asturianos, además está en un paraje de ensueño: en medio de una campera, a la sombra de la Peña y escoltado por dos enormes tilos. Ceferino lo soluciona todo, con su carácter llano y familiar ejerce de perfecto anfitrión para que todos se encuentren como en su propia casa. Le viene como anillo al dedo aquella frase de Jovellanos: «Limpieza, abundancia y baratura».

El visitante que llega a Fayacava —hay acceso rodado para todo tipo de vehículos— está en pleno corazón de Asturias, entre el mar y la cordillera Cantábrica, y quien suba al corte de la Peña hasta divisará la nieve de los Picos de Europa. Desde aquí parten rutas, aptas para todas las edades, con destino a otros parajes de la sierra: pozu Funeres, Breza, picu Trigueru o Les Praeres. También está cerca de la Ruta de los Molinos de Bimenes, enclavada en un impresionante paraje en la cuenca alta del río. Para los amantes de las rutas de largo recorrido, sepan que por Fayacava discurre la 109, la conocida ruta de senderismo que cruza Asturias de Panes a los Oscos.

Suelen ser foráneos quienes ensalcen nuestras maravillas. Meses atrás, un madrileño conocedor de la zona, me comentó que el recuerdo que lleva grabado de su visita a Fayacava fue cuando, desde la ventana del albergue, vio cómo trotaban los caballos asturcones por aquellas camperas, mientras los buitres sobrevolaban los riscos más agrestes de la Peña. Decía, que era como estar viendo un documental de naturaleza en la pantalla del televisor. Y no le falta razón.

La sierra de Peña Mayor, tan visible como cercana desde el centro de Asturias, es una gran desconocida para los asturianos, por eso es muy elogiable que personas e instituciones vengan con renovados bríos y apuesten por el mundo rural y la naturaleza.