POR MIGUEL Á. FUENTE CALLEJA CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE NOREÑA (ASTURIAS)
Oh. Tú eres de Noreña la fachada,
eres el más elegante camino,
eres la oferta del mejor destino,
eres la palabra eterna enamorada.
Luis Romay G. Arias
Domingo 15 de septiembre. Fiesta mayor en Noreña en honor del Ecce Homo, cuya procesión siguiendo su imagen hasta la capilla de La Soledad es, sin duda alguna, la más numerosa del Principado, me refiero en cuanto al número de participantes, que es como debe medirse, y no contando los que están en las aceras viendo pasar a los procesionales, tal y como hacen en mucho lugares.
Allí arriba, en la capilla, en otro tiempo formando parte de un inmenso castañéu y robledal, le espera La Dolorosa, que hasta hace pocos años presidía el retablo ocupado ahora por la figura de Jesús Nazareno, rincón cantado por escritores y poetas como Marrodán, Camín, Romay Arias o Pérez de Ayala.
Noreña es pueblo que se vuelca con esta celebración, como queda demostrado tanto en la procesión nocturna como en la dominical tras la misa mayor, donde participan romeros de muchos lugares de Asturias, celebración realzada por los gloriosos cánticos del Orfeón Condal.
En varias ocasiones escribimos sobre los recuerdos de antaño -transmitidos bien por periódicos o por fotografías- cuando en la procesión se expresaba la alegría del retorno a la ermita con música de grupos de cornetas y tambores, parejas de gaiteros o «Los Carbayones» de Oviedo y «Los Quirotelvos» de Castropol, ambiente que contrastaba con el recogimiento con rezos de la procesión nocturna. Algún joven sacerdote con quien comenté estos recuerdos también los echa en falta para manifestar el júbilo del regreso, pero la Cofradía del Nazareno, a la cual pertenezco y que cuenta con todo mi respeto, así lo ha decidido hacer.
También leímos en algún escrito antiguo la costumbre de hacer sonar durante unos segundos un toque de silencio con trompeta al iniciarse la procesión nocturna, pero son cosas que desaparecidas se fueron olvidando y ahí quedan para el recuerdo al igual que los castaños y los robles que rodeaban la capilla. No estaría de más el repoblar la zona, porque los centenarios árboles aún existentes están fuertemente dañados al no los limpiar de hiedras y otros males que los acechan, y, al igual que con la música, los hermanos de la Cofradía tienen la palabra.
Esperamos con ganas la fiesta de mañana, la más importante de la Villa sin duda alguna, por mucho que los que no saben o no quieren saberlo la ignoren, omitiendo tan magna manifestación en el programa festivo dedicado precisamente al Ecce Homo, celebración que marca la pauta en el calendario local.
Fuente: http://www.lne.es/