POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA- CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Ulea, pueblo pequeño y pobre, anhelaba obtener los beneficios que la ciencia estaba poniendo al servicio de los ciudadanos.
El año 1947 estaba acabando y la llegada de agua potable de los Canales del Taibilla ya descendía desde su depósito, ubicado en terrenos que fueron de D. Domingo Salinas Carrillo, hacia las viviendas del pueblo. Sin embargo, para los pobres siempre existen muchos inconvenientes, y, el Ayuntamiento de Ulea no disponía de los fondos económicos suficientes para abrir las calles y, a la vez que se conectaban las tuberías del agua potable a las casas, el Ayuntamiento quería conectar las aguas residuales de los desagües, antes de volver a cubrir las calles del pueblo. No, no era posible; no había dinero y eran pocos los vecinos que podían cubrir dichos gastos.
Por tal motivo, la solución imperiosa era la de acogerse a los beneficios del Decreto de 17 de mayo y la Orden Ministerial del día 30 de agosto del año 1940, solicitando los auxilios que a tales efectos conceden los artículos 5º al 10º de la Orden Ministerial mencionada. Expuesta tal circunstancia, el Sr. Alcalde D. José Carrillo Hita, por unanimidad del Consistorio uleano, acuerda:
a) Que el Alcalde, en nombre de la Corporación, solicite del Estado el estudio y construcción simultánea de las obras de abastecimiento de aguas de la población y, a la vez, la eliminación de las aguas negras o residuales; acogiéndose para ello a los beneficios de los citados Decretos y Orden Ministerial de Obras Públicas,
b) Entregar gratuitamente, antes de comenzar los trabajos, todos los terrenos necesarios y las aguas a las que se hace referencia.
c) Aceptar el compromiso de satisfacer el 50% del importe de las obras, en armonía con lo dispuesto en el artículo 10º del Decreto mencionado.
d) Garantizar el cumplimiento de estos compromisos con arreglo a lo dispuesto en el artículo 11º del mismo Decreto y, además, el haberlo efectuado antes del comienzo de las obras.
Ulea, pueblo pequeño y humilde, camina en pos del progreso; aunque sea en los vagones de cola.