POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Si ayer comentábamos el «Perdona a tu pueblo, Señor», canto penitencial de Cuaresma muy extendido por todas las regiones españolas, no dejó de sorprenderme el saber que las estrofas de tal composición son, precisamente, el estribillo que cantan en Monterrubio de la Serena (Badajoz) en su himno a «JESÚS, EL AMARRAO» cuando lo procesionan.
No les extrañe lo de «EL AMARRAO»: es el apodo popular con que los fieles designan la flagelación de JESÚS ATADO A LA COLUMNA.
Mi buen amigo-lector monterrubiano, Gabriel P. Soriano, me envió el texto completo del HIMNO a Jesús el Amarrao.
Hoy, por el aquel de los recuerdos, revivo otros dos cantos-oración penitenciales muy repetidos en días de Cuaresma y en procesiones de Semana Santa.
Ambos tienen como «leit motiv» la súplica de perdón por los posibles pecados que nosotros, en nuestra vida, hayamos podido cometer.
Uno de ellos, «¡Perdón, oh Dios mío!, tiene este texto:
¡Perdón, oh Dios mío!.
Perdón e indulgencia;
perdón y clemencia,
perdón y piedad.
1.- Pequé, ya mi alma
su culpa confiesa;
mil veces me pesa
de tanta maldad.
2.-Mil veces me pesa
de haber, obstinado,
tu pecho rasgado.
¡Oh Dios de bondad!
3.- Yo fui quien del duro
madero, inclemente,
te puse pendiente,
con vil impiedad.
4.- Mas ya, arrepentido,
te busco lloroso;
¡oh Padre amoroso!
¡Oh Dios de bondad
El otro canto-oración, siguiendo la misma línea del anterior, es más breve. Este es su texto:
Pequé, pequé, Dios mío.
¡Piedad, Señor, piedad!
Si grandes son mis culpas,
más grande es tu bondad.
Era frecuente que estos cantos de penitencia se hicieran durante las procesiones de la tarde o de la tarde-noche y, claro, al finalizar el recorrido los participantes, devotos ellos pero con «hambre» (en Colunga decimos «debilidad») buscaban el «reponer energía» con algún que otro pinchín y un «vasín pa con él».
Comentando yo esto con el dueño de la CAFETERÍA «TEXAS», aquí mismo al lado de casa (calle Ezcurdia, Gijón) viendo, de paso, cómo el Valencia derrotaba al Madrid (¡qué penitencia para Zidane!), me dijo:
«¿Un pinchín? Para reponer energía, a media mañana o a media tarde, nada mejor que este sandwich de huevo frito con fondo vegetal arropado con pan de aceituna. Es el mejor premio a una procesión bien organizada.”
Pues nada, nada. Hagamos el sandwichin (un «sanluisín», decía una amiga mía) al «modo texano»:
Procuren un bollín cuadrado de pan de especias (de sésamo, de ajo, de aceitunas…) y córtenlo en dos mitades a lo ancho. Sobre la base inferior extiendan un poco de lechuga; sobre ella, si gustan, una loncha fina de jamón serrano, y sobre el jamón, un huevo frito o a la plancha.
Cubran con la otra mitad del pan en la que practicaron un hueco correspondiente a la yema del huevo.
La parte sobrante del hueco decora un extremo del sandwich.
¡Ah! Si el día es «de vigilia» se suprime el jamón y ponemos en su lugar una loncha de salmón ahumado, por ejemplo.
Ya lo saben. Penitencia, rezo y pinchín en Texas.