POR ALFONSO ROVIRA, CRONISTA OFICIAL ALZIRA (VALENCIA)

El domingo 9 de marzo, en la sala de audiciones del antiguo convento de las Dominicas, en la valenciana ciudad de Carcaixent, a las 11 de la mañana se celebró un acto institucional que presidió la alcaldesa Lola Botella con la corporación municipal, para celebrar el 438 aniversario -fue el 11 de marzo de 1576- cuando el rey Felipe II concedía a Carcaixent el privilegio de Universidad

Esta concesión fue inicio de un proceso que concluiría 13 años más tarde, el 17 de julio de 1589, con un importante hecho para los vecinos de Alzira de la que desmembraban: la concesión del privilegio de Villa Real, una realidad que abría las puertas al autogobierno a través del ejercicio de la llamada dirección Suprema. El acto comenzó con la intervención de tres historiadores de la plaza, José Manuel Fernández Ros, Fernando Rodríguez Sierres y José Vicente Bataller, quienes deleitaron a los asistentes narrando la historia detallada los ferrocarril de vía estrecha de Carcaxent a Dénia y viceversa; ramal del que ahora se celebran los 150 años de su puesta en circulación, desde su tracción a sangre hasta la modernización y cierre del servicio, -1969- de movimiento mecánico, pasando por las locomotoras de fabricación inglesa, a carbón. Contado con toda clase de anecdotario. Los protagonistas de estas narraciones recibieron de manos de la alcaldesa un pergamino con el que agradecía la ciudad a sus aportaciones históricas.

Al mismo tiempo se hacía realidad el acuerdo -por unanimidad- de la corporación municipal carcaixentina, de 27 de febrero, de nombrar cronista oficial de Carcaixent a Bernardo Darás Mahiques, quien antes de su intervención ante el público, recibió de la alcaldesa la insignia de oro de la ciudad y tras su parlamento, el pergamino que acreditaba su nombramiento como cronista oficial.
La sala de audiciones se hallaba completamente llena de carcaixentins y algunos vecinos de Alzira, como sus dos cronistas, Aureliano Lairón y el que firma estas líneas, que hicieron acto de presencia para acompañar a Bernardo Darás, en su nombramiento.

Un grupo de danzas de la localidad amenizó el recorrido desde el ayuntamiento y regreso, con unos bailes, acompañados de “tabalet i dolçaina”.

Finalmente en el antiguo palacio de la Marquesa, el ayuntamiento, muy acertadamente ofreció a los invitados “unos buñuelos y zumo de naranja”. Muy apropiado para la época, de unos y de otros adminículos.