POR MIGUEL A. FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NORREÑA (ASTURIAS)
Estamos ante una polifacética mujer, dinámica, inquieta y que todo lo que trabaja, quiere hacerlo bien. Así nos lo viene demostrando. No sabe lo que es hacer algo por pasar el tiempo y mucho menos para aburrirse, siempre y cuando tenga a su lado una espátula, un pincel, unas pinturas o un simple lapicero para dar volumen a una manzana de reineta, a unos sifones, o a unos pimientos morrones, simplemente porque es una forma de practicar y agilizar diariamente en permanente evolución, su complicidad creativa con el espacio y la luz con el color, cuyo resultado demuestra su calidad artística en cualquier género pictórico, ya que además de enseñante, tiene obsesión por aprender y practicar de continuo con nuevas técnicas, con grabados, serigrafías, infografías, pirograbados, o con tintas chinas, óleos, acuarelas o acrílicos.
Carmen Peláez, como así se llama esta mujer sotriana –gentilicio de los nativos de Soto del Barco- es la encargada de poner arte a la literatura de los prestigiosos Cuadernos Literarios de la no menos prestigiosa asociación Amigos de Cudillero, en el Cuaderno correspondiente al periodista asturiano Diego Carcedo que leyó en una memorable jornada del pasado 5 de noviembre. Y como a la hora de entregar estas líneas aún no conozco su trabajo, estoy deseando ver los dibujos relativos al citado Cuaderno, ya que hasta ahora he visto de ella magnificas composiciones, retratos, bodegones que despiertan los jugos gástricos y paisajes astures de impresionante y natural colorido.
Tras el gran Jesús Casaus, Alfredo Enguix, Ana del Puente, Valentín del Fresno, Amado “Favila”, Carlos Sierra, Manolo Linares, Pelayo Ortega, Alfredo González, y otros seleccionados artistas, le toca el turno a Carmen Elisa que con total seguridad reflejará con su lenguaje expresivo el gusto y estilo que le caracteriza, el inigualable y mágico escenario que conforma Cudillero y su actividad marinera que sin verla, se siente en el ambiente. Repito, estoy deseando ver el trabajo de Carmen mientras leo al amigo Diego Carcedo y su correspondiente texto. Magnifico tándem.