CARNAVAL DE TORREVIEJA EN EL SIGLO XX: PROGRESO, PROHIBICIÓN Y RENACIMIENTO (I)
Mar 01 2014

POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA

Comparsa de geishas. / Foto: A. Darblade - Cedida por Teresa Cantos
Comparsa de geishas. / Foto: A. Darblade – Cedida por Teresa Cantos
Comparsa infantil. / Foto A. Darblade - Cedida por Teresa Cantos
Comparsa infantil. / Foto A. Darblade – Cedida por Teresa Cantos
Estudiantina de Carnaval del Santo Hospital de Caridad del año 1918. / Foto: Darblade - Colección de Fco. Sala
Estudiantina de Carnaval del Santo Hospital de Caridad del año 1918. / Foto: Darblade – Colección de Fco. Sala
4. Estudiantina, 1919 (320x200)
Estudiantina de Carnaval del Santo Hospital de Caridad del año 1919. / Foto: Darblade – Colección de Fco. Sala
Comparsa de geishas. / Foto: A. Darblade - Colección de Fco. Sala
Comparsa de geishas. / Foto: A. Darblade – Colección de Fco. Sala
6. Peperrín (320x200)
Estudiantina del tío Peperrín. / Foto: A. Darblade – Colección de Fco. Sala
Magdalena y Nicolás Mirete Aniorte. / Foto: A. Darblade - Colección de Fco. Sala
Magdalena y Nicolás Mirete Aniorte. / Foto: A. Darblade – Colección de Fco. Sala

A principios del siglo XX, la marina mercante de Torrevieja tenía más de trescientos buques en su matrícula, que navegaban haciendo cargamentos de sal, caoba y otros productos por gran parte del mundo, sobre todo a América: Cuba, Argentina, Brasil, Uruguay e India, además de recorrer todo el litoral peninsular. A la bahía de Torrevieja acudían barcos de muchos países lejanos, sobre todo del norte de Europa. Torrevieja se había convertido en un crisol de culturas y entre sus arribadas y fletes lejanos se encontraban LAS FIESTAS DE CARNAVAL.

Prueba de la expansión cultural del Carnaval torrevejense la tenemos en que, por aquellos años de principios de siglo, se juntaron en la ría de Vigo cinco veleros torrevejenses: el “Galofre”, el “Joven Pura”, el “Frasquito”, el “Marcelina” y el “Saffi”, organizando entre los marineros de los cinco barcos, el último día de Carnaval, una comparsa titulada “Los Astrónomos” que recorrió Vigo cantando y tocando con instrumentos de murga, siendo muy aplaudidos por todas las partes en que los llamaron.

Los carnavales de Torrevieja exportados a Cabezo de Torres

A principios del siglo XX, José Sabater Ortega, más conocido en Cabezo de Torres por “el Cano de la Harinilla”, en su oficio de carretero venía con frecuencia a Torrevieja para llevarse sal para su ganado. Aquí presenció una murga y una comparsa, manifestaciones traídas y llevadas por los marineros. A José le llamó la atención la uniformidad de la indumentaria que lucían, así como la crítica que reflejaban en las letrillas de sus coplas, en donde recogían los sucesos más relevantes del año, todo ello acompañado de tonalidades musicales fáciles y pegadizas como el pasodoble. José regresó a Cabezo de Torres entusiasmado con todo lo que había presenciado y lo puso en conocimiento de sus amigos más íntimos, poniéndose de acuerdo y formando la primera ‘Comparsa musical’ en el Carnaval del año 1910.

Cada uno de los integrantes aportó diez céntimos para la compra de vino y cascaruja, para consumir después de los ensayos, los que hacían en una casa apartada, pues debía de ser secreto el contenido de la comparsa, con el fin de que nadie tuviera ni idea de que iba a salir. La indumentaria la confeccionaron ellos mismos a base de muselinas y papel de seda rizados. Compusieron la letra y la música, la que ejecutaron con pitos que ellos se fabricaron con cañas y papel de fumar; el bombo lo hicieron con dos arcos de garbillo viejos entrelazados con tablas y forrado de paño rojo chillón. Complementaban la representación con números de títeres, pero en plan broma: como pasar por el alambre, pero este tendido en el suelo y otros ejercicios de características similares que arrancaban las carcajadas de los espectadores.

Los Carnavales de Torrevieja en los años veinte

Por los años veinte del pasado siglo, se seguían celebrando en Torrevieja gran número de bailes de máscaras: en al Casino, en el Teatro Circo María Guerrero, en el Café de España, en las escuelas y en las calles de la población. Los aficionados a disfrazarse de máscaras y a cubrirse la cara con un antifaz lo pasaban maravillosamente.

Durante quince o veinte días, apenas anochecía, las máscaras pululaban por las calles, camino de alguna mascarada o baile popular de disfraces. Después, en los últimos días, los bailes del Casino eran el colofón obligado a todo Carnaval torrevejense.

Con tiempo lluvioso y mucho frío, en enero de 1928, en el Teatro Circo Guerrero de Torrevieja se celebró el primer baile de máscaras infantiles de aquel año, viéndose muy concurrido de niños.

Por todos aquellos salones pasaron gran cantidad de comparsas de máscaras, sobre todo femeninas, de las cuales se guardaban hasta hace algunos años fotografías, ya olvidadas, en muchos álbumes familiares que durmieron un sueño casi eterno sobre las consolas, los pianos, las mesas y mesitas de los salones y comedores de las desaparecidas casas de planta baja torrevejenses. En estas fotografías se ven comparsas de los más opuestos disfraces: holandeses, brujas, damas y caballeros del siglo de las luces, y colombinas, pierrots, arlequines, polichinelas y demás personajes de la “Comedia del Arte” italiana.

Más adelante, durante la segunda república española, se pusieron de moda las aldeanas rusas y con ellas los disfraces de “Danubio”, venecianas, etc. De aquellos años se recuerdan comparsas con disfraces de sociedad, como se decía entonces, comentado por su elegancia y su gusto. Pero lo que se perpetúa con más fuerza son los grupos de mascaradas y disfraz, vestidos de mamarracho y que en realidad, recorriendo y cantando por las calles eran los que daban más color, interés y tono.

En la formación de estudiantinas no podemos menos que citar a los músicos Manuel y Antonio Capellín, Francisco Vallejos Albentosa, conocido por “el caliche”, así como el “tío Peperrín” y el “Hurón” con su guitarra, destacando la labor de Joaquín García Aniorte, más conocido por el maestro Quino, que años más tarde fue director del Coro la Chubertiana, conocido popularmente por “El sapato”.

Aquel Carnaval fue, durante mucho tiempo en Torrevieja una evasión del mundo real, hacia los mundos del deseo, de la ilusión y de la fantasía. Una evasión que duraba unos días o unas horas.

Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 1 de marzo de 2014

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