POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
«Septiembre llegó / con sus manzanas verdes, / con sus frutas maduras; con sus frutos silvestres…»
Bueno, no si exactamente así es lo que cantaba Magdalena iglesias (actriz y cantante portuguesa, protagonista en Eurovisión). Lo que sí es verdad es que septiembre es mes que regala manzanas, higos, ciruelas, peras, moras, arándanos, pimientos, tomates… ¡qué se yo!
Recordando el cantar de la recordada Madalena (sin g), y valga la redundancia del recuerdo, me dije: «¡Coña, es momento de guisar una carne de ternera asturiana y acompañarla con una «ratatouille» de productos colungueses.
¡Oiga, un momento!, me gritarán de inmediato, ¿Qué ye eso de una ratatouille?
Pues les cuento.
Hará algo más de 10 años (no estoy seguro), dirigida por Brad Bird, se «filmó» en Estados Unidos una película de dibujos animados con ese título: Ratatouille.
En ella, el protagonista, Remy , (un «ser vivo» residente en París) soñaba con ser un gran cocinero y asombrar al mundo con sus creaciones.
Afán y buena voluntad sí tenía, pero padecía un grave defecto: ERA UNA RATA moradora en las alcantarillas parisinas…
Por suerte, una de esas alcantarillas pasaba bajo un afamado hotel parisino y allí, en nocturnidad, Remy aprendió muchas cosas culinarias.
Y una de ellas era la fórmula de la RATATOUILLE; un plato francés de antigua historia muy típico del condado de Niza. Tan afincado está a esa comarca que el nombre completo de la receta es «Ratatouille a la niçoise». Consiste en un asado de verduras en horno o en una fritura en sartén, tipo pisto, de verduras y hortalizas diversas.
Y como en el concejo de Colunga hay buenos pimientos y tomates (en la parroquia de Sales hasta le hacen fiesta al tomate), buenas cebolletas y berenjenas,… pues eso: una ratatouille a la colunguesa.
Este fue mi «modus operandi»:
Compré 3/4 kg de carne de ternera asturiana para guisar y, bien limpia de grasa y «ternilla», la corté en trozos medianos.
Sazoné con sal y un toque mínimo de ajo y freí en aceite de oliva. Lleve esa carne a una olla exprés.
En el aceite de fritura poché cebolla, pimiento rojo y tomate para hacer un pisto suave. Lo incorporé a la carne, agregué caldo y una copa de brandy… y 15 minutos de cocción.
Aparte, en cazuela, coloqué 400 g de champiñones (estos eran riojanos) sin tallo ni cutícula exterior; un pimiento rojo y otro verde en tiras grandes, tres tomates medianos sin piel y en trozos grandes, una rama de perejil, 2 zanahorias en láminas, un chorro de aceite, otro de caldo y un vasito de güisqui… y a cocer durante otros 15 minutos abundantes.
Y tras un reposo, a servir:
.- En un plato, la carne guisada
.- En otro plato aparte, la ratatouille colunguesa
.- Y para acompañar, un buen vino de DO Cangas del Narcea, que en estos días ya empezarán la vendimia.
NOTA.- En los siglos XVIII y XIX se admitía en Francia y en Alemania que los tomates eran tóxicos y causantes de diarreas, mareos, vómitos y otras dolencias gastrointestinales.
En Italia los denominaban «pomo d´amore» (manzana de amor) y se creía que eran afrodisíacos.
Bastaba que una señora los tocara (ya no decimos que los comiera) para suponerla un tanto…»ligerilla de bragas».
En Colunga nunca creimos en esos errores y, nada, nada, nosotros a lo nuestro. ¡A la ratatouille!