POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Son las 23,26 de la noche del domingo catorce de junio cuando me dispongo a escribir, la crónica de un día de fiesta diferente, de un día que amanecerá con una esperada y llamada «Fase 3» que dejará atrás la 1 y la 2 y un 14 de marzo que marcó la historia de España. Es un momento de volver la vista atrás, recordar que era invierno, pensar cómo se paró nuestro mundo, observar el letargo marcado por el «yo me quedo en casa» y esperar que todo fuera pasando para volver a una denominada nueva normalidad.
Hoy 14 de junio el calendario festivo, litúrgico, popular señala que es el día del Corpus Christi. Dos crónicas publicadas con anterioridad, han revelado datos de la historia de la fiesta en Casinos, pero no quiero pasar por alto el momento, para compartir con los lectores unas reflexiones que me han venido a la cabeza hace escasos momentos. Si este día hubiera sido como siempre, seguramente el inicio de este escrito sería: «Las campanas anuncian que es fiesta grande, las niñas y niños de primera comunión asistieron a la solemne eucaristía celebrada en la Parroquia Santa Bárbara de Casinos, presidida por el señor cura párroco don Enrique Saiz, a continuación bajo los acordes de la Unión musical Casinense desfilaron junto a sus padres por las calles de la Villa. Por la tarde tuvo lugar la solemne procesión en la que participaron gran número de feligreses, estando todo el itinerario adornado de cubres , reposteros, adornos florales y una perfumada enramada».
Ese sería un pequeño resumen de lo que ha sido la fiesta muchos años. El 2020 nos introduce a vivir un momento diferente. La fiesta quedó reducida al interior del templo, los fieles que han querido participar, pudieron asistir a tres misas para celebrar la fiesta. El señor cura ha hecho posible que en la mañana y en la tarde del día de hoy quienes han querido han tenido las puertas de la iglesia abiertas para acompañar al Santísimo Sacramento; por la tarde a las 19,30 se han celebrado Vísperas, finalizando con la Bendición solemne a la puerta de la Iglesia.
Hoy la procesión se ha celebrado dentro de la iglesia, en un clima de silencio, oración y respeto. Acabo la frase con esta palabra porque estoy pensando en tres fiestas de Corpus, que he vivido fuera de Casinos, y si algo las define es el RESPETO.
En el año 2005 presencié la Infiorata di Genzano. Genzano de Roma es una ciudad italiana de la provincia de Roma, en la región de Lacio, que tiene 23.912 habitantes. Está muy cerca del lago Albano y de Castelgandolfo. En esa ciudad es costumbre desde el siglo XVIII hacer una alfombra de flores que se conoce por la INFIORATA; desde 1875, la infiorata cubre el piso de vía Italo Belardi , la calle que une la plaza principal de la ciudad ( Piazza IV Novembre ) con la Iglesia de Santa Maria della Cima. Ese camino está totalmente cubierto por una alfombra floral de 1890 m², generalmente compuesta de trece pinturas, además de la decoración de la escalera que conduce a la Iglesia de Santa María della Cima. Cada cuadro mide 7 metros por 114 metros y los temas son generalmente reproducciones religiosas o civiles, obras de arte conocidas y se rematan con motivos geométricos. Para llevar a cabo estas pinturas en el suelo de la Infiorata di Genzano, se necesita alrededor de 500 quintales de pétalos de flores o esencias de plantas. Los laterales están protegidos mediante columnas cubiertas con mortella.
Pude ver esa maravilla desde el balcón del Ayuntamiento y acompañar la procesión junto al Obispo de Albano S. E. D. Marcello Semeraro. Cuando estas ante una imagen de esa envergadura, tan lejos de tu tierra, te das cuenta que hay personas que respetan el legado recibido. Porque en medio de esa policromía, se respira RESPETO.
En el año 2016, estuve en otra ciudad del sur de Italia en la Puglia, en Andrano, acompañando a otro gran amigo Nuncio Apostólico de S.S. D. Bruno; aquella visita coincidió con un momento de luto familiar ante la pérdida de un joven miembro de la familia. Asistí a la procesión y tuve el honor de llevar la «umbrela», que es una especie de paraguas de tela y bordados finos, con la que se cubre a la Eucaristía en los traslados cortos y los que se hacen dentro de la iglesia. El Santísimo iba bajo palio, portado por los cofrades de la fiesta de la Madonna delle Grazie, que visten un atuendo azul.
Esa ciudad es grande, de largas calles, todo el trayecto de la procesión, estaba iluminado con lámparas de cera. En las paredes había ramas de arbustos, palmas, atadas con lazos rojos. Era impresionante participar en ese recorrido, sin banda de música, sin estruendos, con las oraciones recitadas por el párroco D. Antonio, y que se oían a través de una rústica megafonía, los cantos de todo un pueblo que con fervor acompañaba al Santísimo Sacramento. Las candelas que dicen en italiano, quedaban encendidas en la calle hasta que se consumían. Era una noche apacible pero impresionaba el silencio, la tenue luz y el respeto que se respiraba.
En el año 2019 visite Egipto, allí no existe el Corpus, aunque nosotros sí lo celebramos. Era domingo, se celebró la santa Misa por la tarde en una pequeña capilla, éramos cinco personas. Como siempre hago en mis viajes, llevé vino de misa de la Cooperativa de Casinos, para celebrar. En aquella capilla, las cinco personas pudimos conmemorar el Corpus cantando en español «Cantemos al amor de los amores» y en latín el «Tantum ergo». En aquella entrañable capilla, sumidos en profundo silencio, celebramos el año pasado la fiesta del Corpus. El majestuoso Nilo, me hacía oír los sones de la banda de música de Casinos; a lo lejos en mi memoria, oía el volteo de las campanas, olía la murta de la enramada de las calles, pero la realidad fue que el respeto imprimió el carácter a la fiesta. Pensé ya lo viviré en Casinos el año que viene.
2020 Casinos, cae la noche, la iglesia ya está abierta, san Roque volvió a su ermita, parece que la mortífera furia ha reducido su efecto. Otro día también diferente, pero el señor cura, puso el broche de oro a la celebración de esta tarde. Dio la bendición con el Santísimo, mientras volteaba a los cuatro vientos desde lo más alto del campanario la campana «Bárbara», se abrió la puerta de la iglesia, acompañado por el incienso, pisando la enramada que alfombraba la puerta del templo, desde nuestra Plaza Mayor, bendijo al pueblo de Casinos.
Este es el día de Corpus que hemos vivido, esta noche, se empiezan a quitar de los balcones las colgaduras con las imágenes de los patronos que desde marzo estaban expuestas implorando protección; esperemos que en el mediero de agosto, puedan lucir como marca la tradición, y sean esa acción de gracias por encontrarnos vivos, esperando que acaben las alarmas, y que el mundo recobre la tan deseada normalidad.