POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
El día amaneció lluvioso, tan lluvioso y triste como fue la noche. Parece como si el cielo estuviera contagiado por la pena de la tierra. Ayer día 24 día quedó suspendido en la memoria con el ruido de esos motores turbo, pulverizando y desinfectando las calles de Casinos. La noche nos envolvió con su silencio y a esperar el nuevo día. Un mensaje desde Italia, donde le preguntaba a un amigo Alcalde de una ciudad como estaba, la respuesta fue contundente a las 23,13: «Emergenza continua.» Creo que no necesita traducción.
Así pasan los días, entre mensajes, momentos de crispación, saturación de redes, hablando virtualmente con amigos, reencontrándote con otros y aunque sea de forma telefónica, interesándote por muchos, compartiendo momentos, ayudando a que estos días lentos pasen de forma veloz y logremos pasar de la pesadilla al nuevo amanecer.
La crispación no es buena, sembrar malestar estos días no conduce a nada, afinar odios y rencores no es buena terapia se apela en muchas ocasiones a la palabra «juntos», palabra que inspiro grandes temas musicales, palabra en muchas ocasiones olvidada en favor del egoísmo, en favor del «yoismo», aunque lo único verdadero en este tiempo es la vocación de nuestros sanitarios que demuestran la unidas y atención a los enfermos haciendo todo lo posible para que salgamos adelante.
Es necesario ser consecuentes con nuestros pensamientos. No estamos en un buen momento. Tenemos demasiada tendencia a pensar MAL, a ver el mal, a sentirnos mal. El Dr. D. Juan Cruz, Profesor honorario de Filosofía en la Universidad de Navarra, en su Historia: Ideas sobre el mal nos dice: «Metafísicamente, que es la acepción más general, se dice que el mal es «lo contrario al bien»: dicho de una cosa, significa que es nociva o daña y lastima, y así se habla de mal cuerpo, del mal humor; dicho de una propiedad, es la enfermedad, la dolencia, la desgracia, la calamidad.»
El bien siempre debe vencer al mal. Frases como la de Juan Pablo II «No tengáis miedo», nos deben hacer fuertes, saber que todos remamos en la misma dirección, nos da seguridad; estos días en los que sentimos, nos unimos, nos abrazamos a la fe y a la esperanza con tanta fuerza, deseamos esa protección celestial para seguir adelante. ¡Cuántas personas me han llamado, pidiendo fotos, cantos, oraciones ¡Cuantos silencios mudos en busca de una respuesta!
Entre estos discernimientos, recibo un mensaje del Cura Párroco de Casinos, D. Enrique, en el que nos anuncia que a las 12 horas sonaran las campanas en la hora del Ángelus, hoy en el día que la Iglesia celebra la solemnidad de la Anunciación del Señor. Y el mensaje sigue: «Acabo de celebrar esta solemnidad unido a todos vosotros a mi querida comunidad parroquial, a todo el pueblo de Casinos, intercediendo por él. Dios nos ama a cada uno de nosotros con una profundidad que no podemos ni siquiera imaginar. Feliz día queridos hijos, en cada misa me uno a vosotros, a vuestros miedos, a vuestras dificultades, rezo por vosotros, y camino con vosotros. Vuestro Párroco que os quiere.»
Junto al mensaje unas fotos de una iglesia vacía, pero seguro estoy que muy presente en el pensamiento de muchos. ¡Cuántas ganas de salir a la calle, entrar en las casas, visitar la iglesia, venerar a los patronos estar juntos otra vez! JUNTOS, PALABRA CLAVE. Hoy en esta dispersión, en esta unidad familiar, en este confinamiento, necesitamos oír mensajes como el de D. Enrique: «Camino con vosotros. «Gracias por ese volteo de campanas, gracias por elevar nuestra súplica con el incienso que arde a los pies de los patronos, gracias por esas palabras de ánimo.
La música, las campanas, las colgaduras de los balcones, las calles limpias, son el anuncio de la fiesta, de las fiestas mayores que celebramos en agosto; hoy día 25 de marzo, son la esperanza, la fe, la ilusión de que un cielo nuevo y una tierra nos nueva abrace a todos y podamos sobrevivir a este momento, porque el reto es vivir, el éxito es superar la calamidad, y por encima de todo pensar positivamente, el bien siempre vence al mal y por supuesto el que obre mal, ya dará o daremos cuentas, solo es cosa del tiempo pero para caminar hacia la luz, dejemos atrás las tinieblas que nos envuelven.