POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Parece que fue ayer, cuando íbamos a la fuente, a la balsa de arriba, o a la cisterna a por agua. Parece que fue ayer, cuando bebíamos agua fresca de un botijo, porque no teníamos neveras. Parece que fue ayer, o el otro día, cuando hacíamos cola delante de las fuentes en cuyas pilas bebían las caballerías, para llenar las regaderas, pozales, cántaros y demás utensilios para abastecer de agua el consumo doméstico.
Los niños que vivimos aquella época, lo podemos recordar como una nebulosa; también los que vivíamos en las inmediaciones de la fuente, recordamos la demanda de la madre o de la abuela que cada día repetía: «-ves a la fuente y llena este pozal de agua.» Unas veces era un pozal, otras eran varios pozales para colmar de agua el librillo, para hacer la colada de la semana, o para refrescarte al verano. No es nostalgia, no es evocar aquello de «cualquier tiempo pasado fue mejor » No, que nadie se confunda, esa fue la realidad de Casinos hasta la década de los años 1970, hace cincuenta años.
¿Qué me motiva a escribir esta crónica? Me motiva el recuerdo de una fuente en la calle de Santa Bárbara, una fuente de la que los vecinos hemos bebido, nos hemos mojado, posteriormente cuando no tenía agua hemos jugado, en definitiva, una fuente que junto a ella hemos crecido, y ha visto pasar por delante de sus piedras, mojadas o secas, la vida de muchas personas. Son piedras mudas que contemplan la vida.
De la noche a la mañana, empieza una reforma sobre un muro blanco, lastimado por el paso de los años, en el que solo se apreciaba un nicho hundido sobre la pared Si preguntas a algún joven o niño de ahora «¿-eso qué es?» Te puede sorprender la respuesta inesperada. Otros saben porque lo han oído, que en esa esquina hace muchos años había una fuente.
Las fuentes públicas de Casinos, se aprobó instalarlas por la Corporación Municipal, en Sesión Ordinaria del 15 de febrero de 1913, siendo el señor Alcalde D. Alberto Pomer Muñoz y los señores Concejales: D. Juan Bautista Rocher, D. Felipe Usach, D. Emilio Sancho, D. José Civera, D. Lorenzo Espinosa, D. Lamberto Muñoz, D. Simeón Murgui, y el acuerdo que adoptaron fue el siguiente: «En vista del buen resultado obtenido en las obras de construcción de agua desde la cisterna pública al matadero, con el fin de facilitar al vecindario el abastecimiento de agua y como prolongación de dichas obras, se acuerda instalar tres fuentes que sean situadas: una en la calle de la Balsita esquina con la Acequia del Pano, otra en la de Santa Bárbara esquina a la de San Miguel y otra en la calle Nueva esquina a la calle Mayor, facultando al Sr. Alcalde para que adquiera de la Casa Figuerola y en las mismas condiciones que la anterior, la tubería y demás material necesario y proceda sin levantar mano a la ejecución de las obras, con objeto de anticipar lo posible tan beneficiosa mejora y resolver en parte la actual crisis obrera por la carencia de trabajo.»
En la Sesión Ordinaria del día 15 de marzo de 1913,la Corporación Municipal acordó atender la «Factura de Juan Figuerola en referencia a la tubería de las fuentes, es decir: Abonar a la casa Juan Figuerola de Valencia la cantidad de cuatrocientas noventa y ocho pesetas con diez céntimos por el importe de su factura por la tubería suministrada para la instalación de fuentes según acuerdo del 15 de febrero último.» El día 22 de marzo de ese año, existe otro acuerdo de la misma Corporación que dice: «Aprobar una cuenta de trescientas catorce pesetas con sesenta céntimos por el importe de los materiales invertidos en las obras de canalización de agua e instalación de tres fuentes en virtud del acuerdo de la Corporación de fecha 15 de febrero del corriente.»
También se trató en esa misma sesión: «Aprobar la relación de jornales invertidos en las expresadas obras durante la semana del 23 de febrero al 8 de marzo actual cuyo importe asciende a la cantidad de ciento ochenta y cuatro pesetas, formalizándose ambos pagos con cargo al Capitulo 10º Artículo 2º del presupuesto de gastos.»
El día 12 de abril la Corporación, tomó otros dos acuerdos: «Adquirir grifos automáticos para las fuentes: Con el fin de evitar el desperdicio de agua, que se proceda a cambiar los grifos actuales de las fuentes públicas, por los de sistema automático autorizando al Sr. Alcalde para la adquisición de los mismos.
Igualmente se acuerda aprobar la relación de jornales invertidos en la apertura de zanja para la colación de la antedicha cañería la cual asciende a cincuenta y cuatro pesetas.»
El día 8 del mes de febrero de ese año, la Corporación Municipal, informó y tomó por acuerdo: «Pagar la Factura de Figuerola: A continuación y previo un detenido examen se acordó por unanimidad aprobar una factura de cuatrocientas cuarenta y cuatro pesetas con diez céntimos por la tubería y colocación de la misma, adquirida para la conducción de agua desde la cisterna al matadero público para a limpieza y servicio del mismo según el acuerdo del 14 de diciembre último. Ese acuerdo decía: «Realizar las obras para la conducción de agua del Matadero: «De conformad con el dictamen de la Comisión de Fomento que fue leído, realizar las obras de conducción de agua directa desde la Cisterna del matadero público para la limpieza y servicio del mismo con ejecución del proyecto y presupuesto que en el dictamen se formulan y no llegando este último a quinientas pesetas que se proceda a su inmediata realización autorizando al Sr. Alcalde para que con cargo a lo consignado para ello en el próximo presupuesto adquiera de la Casa Figuerola el material necesario que en el dictamen se comunica y disponga todos los demás trabajos complementarios para la obra.»
Los que conocimos la cisterna ubicada en la calle Santísima Trinidad, cuyo trazado empezaba en la calle San Juan y terminaba en la calle San José, sabemos que aquel depósito subterráneo donde se conserva el agua, era el que abastecía y calmaba la sed de Casinos.
Teníamos agua en la balsa, donde anidaban los gallipatos, agua en la cisterna, agua en el pozo de la calle san Joaquín; se llevó el agua al recién construido matadero y después se instalan tres fuentes en las vías públicas de Casinos. Son noticias curiosas que definen la categoría humana de aquellos hombres que guiaban el futuro de nuestra Villa.
Hoy aparecen esas piedras, esos históricos ladrillos, que con ilusión, con pocos medios y menos recursos, están colocados ordenadamente con precisión y con solera. Desde hace ciento siete años han oído el rumor del agua, han oído las conversaciones de sus visitantes, han ordenado las colas de personas para llenar los utensilios caseros hoy semi olvidados, y finalmente han estado descansando largo tiempo, contemplando noviazgos, asistiendo a las bodas y bautizos sin estar invitados, y como no, llorando en los entierros que en su presencia ocurrieron.
En el mes de junio del año 2020, los expertos albañiles, gracias a su pericia, talento y buen hacer, nos los vuelven a mostrar limpios, serenos y lustrosos. Toda la casa está ahí, nosotros seguiremos mirando, andando, viviendo, pero esas piedras vivas, hoy nos recuerdan como supieron mitigar la sed que traspasó a Casinos, anunciándonos que la fuente del «Tío Agustín», aunque sin agua, sigue viva en esa esquina cargada de risas, de cuentos, de noches de fresca, de paso de procesiones, de pasacalles, de encuentros veraniegos y despedidas otoñales, que nunca pasaron desapercibidos, entre esas ancianas y modernas calles de Santa Bárbara y San Miguel.