POR GABRIEL SEGURA, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Un aciago sábado 3 de enero de 1874, hoy hace 145 años, el eldense Emilio Castelar, a la sazón jefe del gobierno de la República Española, perdía la votación de la cuestión de confianza, a la que el gobierno presidido por él se había sometido, por 100 votos a favor y 120 en contra. Ante el resultado adverso Castelar presentó la dimisión y la presidencia de las Cortes inició las deliberaciones con los grupos políticos para que los partidos consensuaran el candidato que habría de sustituir a Castelar al frente de la República.
Meses antes, tras su elección el día 7 de septiembre de 1873, Castelar había conseguido de las Cortes la concesión de facultades extraordinarias para acabar con la rebelión cantonal. A continuación propuso la suspensión de las sesiones de las Cortes, que le fue concedida el 20 de septiembre pero con un plazo hasta el 2 de enero siguiente. Concesiones y medida que le enfrentaron a Francisco Pi y Margall, quién acusó a Castelar de quebrantar la ley e impedir la redacción de una constitución federal. A partir de ese momento Castelar gobernó por decreto y con firmeza, con el único objetivo acabar con la rebelión cantonal de Cartagena y con la 3ª guerra civil carlista, que amenazaba a extenderse a toda España. Así, durante 3 meses suspendió las garantías constitucionales, estableció la censura de prensa y reorganizó el cuerpo de artillería disuelto bajo el reinado de Amadeo de Saboya; llamó a los reservistas y convocó una nueva leva con la que consiguió un ejército de 200.000 hombres, además de un empréstito de 100 millones de pesetas para hacer frente a los gastos de la guerra. Como él mismo definió “…necesito mucha infantería, mucha caballería, mucha artillería, mucha Guardia Civil y muchos carabineros” para sostener y defender a la República.
Las disensiones internas entre las diferentes familias republicanas (intransigentes, radicales, constitucionales, moderados, …) y el diferente modelo de República propugnado por unos y otros (federal versus unitaria) hicieron que Emilio Castelar perdiese el apoyo parlamentario del moderado Nicolás Salmerón, a la sazón presidente de las Cortes, y de sus seguidores que hasta entonces habían apoyado al gobierno castelarino.
Tras la pérdida de la moción de confianza parlamentaria en la medianoche del 3 de enero de 1874 y la consiguiente dimisión de Castelar al frente del ejecutivo de la República, y ante el receso parlamentario para elegir al sucesor de Castelar entre los federales, el general Pavía, capitán general de Castilla-La Nueva, debidamente informado del resultado adverso al eldense, dio orden de disolución de la sesión y del desalojo de la cámara en 5 minutos.
Salmerón, al recibir la orden del capitán general, suspendió la votación y comunicó lo que estaba sucediendo. Seguidamente intervinieron varios diputados para protestar por la acción de Pavía pero entonces fuerzas de la Guardia Civil y del Ejército entraron en el edificio del Congreso disparando tiros al aire por los pasillos y los diputados lo abandonaron rápidamente.
El mismo Emilio Castelar, quién días atrás había rehusado el apoyo de las armas que le ofreció el general Pavía para mantenerse en el poder, publicó el mismo día 3 de enero una protesta contra las espadas militares y las bayonetas federales, acusándoles de haber acabado con la República.
Fuente: https://www.valledeelda.com/