POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
En opinión del arquitecto César A. Azcárate Gómez, hablar de silos es hablar de ‘catedrales olvidadas’, pues el observador puede contemplar las similares dosis de potencia y belleza en edificios funcionalmente tan dispares. Los silos de la Red Nacional constituyen uno de los episodios más importantes de construcción pública en España que ha sido olvidado por la historiografía de la arquitectura española del siglo XX.
Azcárate Gómez en su obra “Catedrales olvidadas. La Red Nacional de Silos en España (1949-1990), dice: “Pero la historia no la escribe la razón sino sus acontecimientos, y resulta paradójico, aunque a la vez razonable por las circunstancias, que en España se estuviera gestando en esos dramáticos años, uno de los episodios en apariencia menos relacionado con la arquitectura pero que tendrá en la práctica influencia en muchas de las arquitecturas que durante el siglo XX han producido nuestros arquitectos: nos estamos refiriendo al episodio de la Red Nacional de silos y graneros”.
El primer silo de Montijo se construyó en 1957, clasificado en la tipología “D”, fue construido con quince celdas para almacenamiento, diez laterales y cinco interiores con menor capacidad que las primeras. Todas las filas de celdas, tanto las centrales como las laterales, se encuentran elevadas sobre el terreno, con el fin de evitar que la humedad afecte la estabilidad del cereal almacenado y para permitir las maniobras de recepción o evacuación del grano. Sus elementos arquitectónicos quedan definidos al exterior mediante la torre elevadora, las celdas de almacenamiento, la galería superior horizontal de reparto a las celdas y la inferior de recepción y reexpedición.
El macro silo fue construido en 1981 por la empresa Hispano Alemana de Construcciones, del grupo RUMASA, a base de hormigón armado deslizante. Catalogado dentro de los silos de tipología TV, con una capacidad de almacenamiento de 20.000 toneladas.