CEDEIRA (LA CORUÑA) HONRA A SU VIRXE CENTENARIA
EL MARTES, 15 DE AGOSTO, SE CUMPLIERON CIEN AÑOS DE LA LLEGADA DE LA IMAGEN DE LA VIRXE DO MAR DE CEDEIRA A LA VILLA, COMO CUENTA EL CRONISTA OFICIAL, RAFAEL USERO
El martes, 15 de agosto, se cumplieron cien años de la llegada de la imagen de la Virxe do Mar de Cedeira a la villa, como cuenta el cronista oficial, Rafael Usero. «Fue obra del imaginero compostelano José Rivas [autor de varias tallas de la Semana Santa de Viveiro] y ha servido de modelo para otras vírgenes marineras», explica. Entre las decenas de personas que se arremolinaron a media mañana de ayer en el muelle viejo, pocas conocían el origen de la imagen venerada por la gente del mar de Cedeira.
«Leveina 22 anos, por devoción», relata Emilio Prieto. Este marinero jubilado recordaba ayer en el puerto la procesión de 1985: «Os homes iamos co traxe de augas, polo náufrago que hai ao pé da Virxe, e ían unhas señoras vestidas de peixeiras». «Cando a vexo dáme a volta o sangue, gústame moito, é tradición e tírache», comentaba, a su lado, Manolo de Vitorina, que anduvo al mar durante dos décadas y trabajó otras dos en el edificio de la Xunta, en la zona portuaria.
Los turistas, incansables con los teléfonos móviles, se arrimaban a la baranda del muelle para observar cómo los hermanos de la Confraría da Virxe do Mar e Santa Ana izaban la imagen, recién restaurada, para colocarla a bordo del volantero Siempre Benyjor. El sol mitigó el mal sabor de boca que dejó la procesión fallida del martes -frustrada por la llovizna- y el goteo de gente por el paseo fue constante a lo largo de toda la mañana.
Al pie del local de Cruz Roja, Agustín do Mimo, otro hombre de mar ya retirado, jugaba con su nieta y evocaba los más de 50 años de faena. «Antes a Virxe non ía no barco, chegabamos con ela ata a Casa do Mar, porque os barcos eran pequenos», relata. Este año decidió quedarse en tierra: «Vou moi cheo de mar, empezaría aos 15 ou 16 anos, indo á tarrafa, á sardiña, coas rapetas, as cucharas e os mediosmundos [una especie de zaranda más grande]. Iamos á robaliza ás praias de Valdoviño e a San Xurxo, a remo, catro mariñeiros en cada barquilla, que andaba máis que unha chalana». Las sirenas de los barcos anuncian el retorno. Atrás quedan la punta de Meda y la ermita de San Antón, y se acerca la hora del aperitivo.
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