CENTENARIO DE LA DECLARACIÓN DE LA CUEVA DE LA GRAJA DE JIMENA (JAÉN) COMO MONUMENTO NACIONAL (1924-2024)
May 23 2022

POR JOSE MANUEL TROYANO BIEDMA, CRONISTA OFICIAL DE BEDMAR Y GARCIÉZ (JAÉN)

Jimena, situada en el piedemonte de la Sierra del Lanchar, como una de las cunas que fue de la población del valle del Río Cuadros, que hoy protegen las sacrosantas imágenes de Nuestras Señoras de Cuadros (S. XV) y de los Remedios (S. XVII), sucesoras de aquellas ancestrales y tradicionales “Mater Naturae” de origen Íbero.

S ucesoras a su vez de aquellos hombres prehistóricos que se amparaban en la magia simpática -“ídolos oculados”-, para lograr su sustento y la pervivencia de los mismos en esta rica y feraz tierra regada con abundantes y excelentes aguas subterráneas, que afloran por doquier en forma de manantiales, hasta el punto de expandirse por las laderas de la cara Norte del Macizo de Mágina y que nos dejaron su testimonio en múltiples cuevas y abrigos naturales.

Entre los que destaca sobremanera el de la Cueva de la Graja, declarada Monumento Nacional en 1924 y que fue objeto de estudio y visita, desde su descubrimiento en 1902 hasta por los Congresistas asistentes al Congreso que sobre Prehistoria se desarrolló en Jaén en 1970, donde  José Rodríguez Molina señalaba que esos “ojos rodeados de círculos”, tan característicos en nuestra provincia, se corresponderían con el culto que los vecinos del Valle del Río Cuadros rendían a la Diosa Madre, una divinidad relacionada con la fertilidad de la tierra.…

Por tal motivo y al estar este congreso dedicado a las imágenes históricas de las localidades de Jaén, que mejor homenaje que el de poner de manifiesto el Primer Centenario de esta Cueva prehistórica, situada a 2 kilómetros del municipio, que atesora pinturas rupestres de tipo esquemático, correspondientes a representaciones simbólicas de hombres y de animales y, que sigue siendo objeto de estudio en el momento actual.

Sobre las pinturas rupestres de la Cueva de la Graja (Jimena), descubiertas por  Eduardo Cobos en 1902, siendo notario de Jimena, y cuya noticia se dio a conocer en la revista Alhambra (Nº 301, pp. 426-427), por Francisco de Paula Valladar y Serrano, Cronista Oficial de Granada, las cuales presenció in situ en ese mismo año, nos dice que, este conjunto encontrado, “fue uno de los primeros en descubrirse en España dentro del estilo esquemático”.

Pero se ha de advertir que ya en 1867 fue visitada, esta Cueva, por el jienense  Manuel Góngora Martínez ya que en 1868 nos dio cuenta de la misma en su obra Antigüedades Prehistóricas de Andalucía (1). Años más tarde, en agosto de 1916, Mariano de la Paz Gómez Rodríguez (2), además de dar a conocer las reflexiones que sobre la misma habían hecho prehistoriadores de la talla del Abate Henry Breuil (3) (1877-1961), quien la visitó en 1911 junto a Juan Cabré, Obermaier (4), Woermann (5), Juan Cabré (6) y Manuel Gómez Moreno, entre otros, escribía en la Revista Don Lope de Sosa lo siguiente: “Obermaier atribuye a buena parte de las pinturas rupestres andaluzas al período Azilo-Tardenoisiense, un período que se continuó hasta el Neolítico y las pictografías se iban separando cada vez más del arte naturalista, perdurando así hasta el Neolítico final y la primera etapa de la Edad de los Metales…”.

Opinión ésta que coincidía, en lo substancial con la de Gómez Moreno, “quien atribuía a las pinturas de la citada Cueva, una procedencia Neolítica”. Hoy, sabemos, que las figuras de esta Cueva están datadas y catalogadas dentro del periodo Neolítico Final y se estudian de forma diferenciada de las dos clásicas escuelas de arte rupestre español: la franco-cantábrica y la levantina, creándose con estos hallazgos una nueva escuela: la Andaluza, sobre todo debido a los nuevos estudios realizados por los profesores Soria Lerma, López Payer y Zorrilla Lumbreras (7) y hechos públicos en las XIX Jornadas de Estudios de Sierra Mágina celebradas en Torres (Jaén) en octubre de 2001 (8).

Con anterioridad el profesor Almagro nos hace ver, entre las figuras halladas en la misma, una que representa a un hombre que lleva de los cuernos a una cabra, dada la existencia de cuadrúpedos, que fueron analizados por el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Granada en 1984, junto a signos antropomórficos masculinos en “phi”, propios de la pintura rupestre esquemática (9) y la existencia de unas cabezas emplumadas que nos enlazan con los “cazadores” paleolíticos, junto a numerosas hachas de piedra pulimentadas –Neolítico Final- como señalaba el historiador D. Antonio Gaya Nuño en 1968.

En dicha Cueva, situada entre los 3º28´40´´ longitud W y 37º50´8´´ latitud N y en las Coordenadas U.T.M. de la Hoja nº 297 del Mapa Militar de España, escala 1:50.000 e identificado con la numeración 30SVG580878 y a una altitud de 1.000 metros sobre el nivel del mar, podemos contemplar interesantes pinturas paleolíticas, neolíticas y eneolíticas que se encuentran distribuidas por los 20 metros cuadrados de superficie de la cavidad y sin aparente intencionalidad alguna.

Existe un buen número de pinturas, que aparecen agrupadas, en una concavidad que se encuentra situada a unos dos metros del suelo. El resto se esparcen, en grupos de una o dos figuras, por las pequeñas oquedades de la Cueva y siempre sobre los lienzos de pared que son susceptibles de poder admitir este tipo de pintura. Todas las figuras están realizadas en alturas sobre el suelo superiores al metro, con el fin de buscar la verticalidad de las imágenes –algunas incluso se encuentran a una altura de casi tres metros-. Respecto a su significado decir que la teoría más extendida y muy especialmente sobre las representaciones humanas, es la de “representar sus espíritus y no la forma física de estos primeros habitantes de Jimena” debido a la forma de pensar de ellos relativa a que “al pintar figuras humanas sobre las paredes de roca se aprisionaba el espíritu humano de los muertos y evitar así que pudiese causar daño a los vivos” (10). Otros investigadores piensan que son representaciones de signos ideográficos, ideas plasmadas mediante dibujos muy sumarios con los que el hombre prehistórico de la zona “hizo sus primeros intentos de plasmar la escritura”.

Tras todos los estudios realizados y, a que, Manuel Gómez Moreno, les llamó “pictografías”, llevaron a la idea de que eran signos ideográficos, “ideas plasmadas mediante dibujos muy sumarios con los que el ser humano hacía sus primeros intentos de plasmar la escritura”. Lo interesante de las pictografías de la Graja es que no son lo que nos parecen a simple vista; las figuras guardan en su composición una serie de signos, que leídos por separado nos hablan de diferentes acontecimientos.

Un antropomorfo su cabeza pueden ser dos senos femeninos y sus cabellos simplemente son serpentiformes, si continuamos descendiendo; sus brazos arqueados representan, vientres en estado de gestación, y finalmente lo que se nos presenta como las piernas, es simplemente un pubis invertido, (el sentido de que unos aparezcan con dos y otros con tres patas, no se debe a lo que algunos investigadores han llamado, que son masculinos o femeninos), se entiende que se trata más bien de escenas cíclicas como ocurre en otros yacimientos, por ejemplo en Fuencaliente (Ciudad Real), que incluso se presentan este tipo de figuras pariendo y otras simplemente en estado de gestación.

La mayor parte de la simbología de la Graja es de carácter femenino; elementos pubianos que nos hablan de fertilidad y otros que se nos presentan muy aclaratorios sobre la idea que tenían sobre la procreación en este tiempo, el mal llamado “ídolo oculado” es un ejemplo: este ideograma no es otra cosa que dos pechos femeninos rodeados de serpentiformes, símbolo de la fecundación (11). Entre las conclusiones aportadas por el Sr. Escribano, en su trabajo sobre las pinturas de la Cueva de la Graja, destaco las que siguen: 1ª) Se puede afirmar que estamos ante un sistema de escritura de tipo ideográfico o jeroglífico, formado por signos estacionales. 2ª) Los zoomorfos nos indican que estamos ante una sociedad incipiente ganadera, con muestras de domesticación primaria. 3ª) Los símbolos pubianos y serpentiformes, nos sitúan en un régimen de claro matriarcado, la falta de simbología fálica así lo confirma y, 4ª) El sistema de escritura y su cronología, es decir, el que se corresponde con este tiempo lo podríamos calificar como: “Oracional”; en el que cada signo esquemático representa una palabra o un conjunto de ellas, pudiendo expresar un sentido gramatical completo.

La labor investigadora de. Manuel Gómez Moreno (1908) y de  Enrique Romero de Torres (1913-1915) (12) tuvo eco en Europa a lo largo de todo el primer tercio del siglo XX, según los datos que aportó la joven investigadora bedmarense-galduriense, María Eugenia López Medina, en el Congreso de CISMA de Jimena, 2013, distinguiendo entre los estudios de filología: Zeitschrift für romanische Philologie (1910). Catalogue des tableaux du musée du Prado (1913). Le Moyen Âge: bulletin mensuel d’histoire et de philologie (1919). Revue Critique d’histoire et de littérature (1828). Le Bulletin de l’art ancien et moderne: supplément hebdomadaire de la Revue de l’art ancien et moderne (1929), en Le Figaro (1931). La Grand’goule: les lettres, les arts, la tradition, les sites (1934) y en le Journal de la Société des américanistes (1936), frente a los relacionados con la resonancia que tuvieron las pinturas rupestres de la cueva de la Graja en las revistas francesas especializadas y publicadas entre 1911 y 1935: L´Anthropologie (1911). Tomo 22, p. 686. (1912). Tomo 23. P. 23. Revue d´ Etnographie et de Sociologie (1912). P. 61. Melanges… a M. René Cagnat… de 25 aniversaire de sa nomination comme professeur au College de France (1912). P. 302. Revue arqueologie (1912). T. XIX (janvier-juin, 1912). Pp. 193-235. Bulletín Hispanique (1913 y 1914). Año 35. Tomos 15, pp. 1-15 y 16. L´Antropologie (1914). Tomo 25, p. 239. Société archéologique de Bordeaux (1917). Tomo 37. P. 3; y Gazette de Beaux-Arts (1935). P. 125 (13).

NOTAS.

1 Jaén, 1868. Pp. 117-124.

1 Linares, 1882-1967. Arqueólogo y Zoólogo, fue Licenciado en Filosofía y Letras y en Derecho por la Universidad de Granada y Doctor, en ambas disciplinas por la Universidad Central de Madrid. Como gran enamorado de la naturaleza, creó en su ciudad natal un museo arqueológico y formó a varias generaciones de jóvenes amantes de la naturaleza, a través de la Asociación de Exploradores. Fue un gran conocedor de Sierra Mágina (Jimena, Bedmar y Albanchez de Úbeda, en especial). Fue Consejero del I.E.G., miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural y Caballero de la Orden Civil de Alfonso XII. Sostuvo económicamente el Certamen Nacional de Pintura que en 1941 creó el Ayuntamiento, debido a que mientras vivió fue uno de los animadores del mundo artístico de Linares y un entusiasta estudioso de los hallazgos prehistóricos de la zona del Aznaitín (Serranía de Mágina).

1 Estuvo en Jimena junto a  Manuel Gómez Moreno, una vez que éste último dio a conocer la existencia de pinturas rupestres en las paredes de la Cueva de la Graja quien recogió y publicó las pinturas con el título: “Pictografías Andaluzas”, en el Anuari del Institut d’estudis catalans. Barcelona, 1908 [Cfr. Ripoll PerellóI, E. Miscelánea en homenaje al abate Henri Breuil (1877-1961). Vol. 1. Barcelona, 1965. P. 16]. Siguiendo los estudios realizados por el gran investigador francés, el Abate Breuil, incluyó las pinturas de la Graja en su obra: Pinturas rupestres esquemáticas en la Península Ibérica. Paris, 1935. Pp. 5-8, pliegos I-III y P. 7, pliego IV, láminas 11-12. También los profesores del Departamento de Arqueología de la Universidad de Salamanca, nos indicaron la existencia de una figura en la que se representa de forma esquemática un pequeño toro con los cuernos en creciente cerrado, cerca de una pareja de emplumados [Cfr. Barroso Ruiz, Cecilio. “Tipología de ídolos oculados en pintura rupestre esquemática en Andalucía”, en Zephyrus. Revista de Arqueología de la Universidad de Salamanca. 1976. P. 195].

1 El Doctor Obermaier llamó petroglifos estilizados a las pinturas de esta Cueva, que parece ser, con muchos visos de certeza, un lugar de peregrinaciones con algún motivo, ya que sus pinturas tienen el mismo parecido con las figurillas de bronce, que consideramos como exvotos, encontrados en el santuario de Los Jardines de Despeñaperros. El mismo Obermaier consideró a estas figuras pertenecientes a una cultura anterior al Paleolítico Superior y que, a través del tiempo, llegó hasta el periodo Neolítico. Lo que caracteriza a esta cultura es el pulpo, que no falta nunca ni en refugios o abrigos naturales, ni en monedas ni en vasijas, como si fuera símbolo de alguna divinidad que adoraran el pueblo egeo y helénico.

1 Este investigador las denominó como figuras rupestres esquematizadas, comparándolas con los petroglifos pintados procedentes de Mas d’Azil (Francia).

1 El señor Cabré estudió de forma comparativa los petroglifos estilizados hallados en la zona de Aldeaquemada, y, en concreto en la del “Barranco de la Cueva” que el catalogó como del Neolítico con las figuras humanas estilizadas de la Cueva de la Graja y en ningún momento hizo mención del pulpo, que pudiera interpretarse como símbolo de deidad o atributo que le distinguiera de otros pueblos, tal y como señaló Benedicto Fernández, Miguel. Estudio Bio-Demográfico-Sanitario de Jaén. Jaén, 1953. Pp. 89-90, quien recopiló lo aportado sobre el tema por el propio Juan Cabré, en su obra El Arte Rupestre en España y Las Monografías Gimenenses que el Bachiller Mariano de Jimena –D. Mariano Sáez Gámez- venía publicando en la Revista Paisaje.

1 Soria Lerma, M., López Payer, M. G. y Zorrilla Lumbreras, F. “Arte rupestre en Sierra Mágina. Nuevas investigaciones”, en Sumuntán, nº 17 (Jaén, 2002), pp. 24; 26-27.

1 Hasta 1984 su cronología se repartía entre dos opiniones serias: La primera, sostenida por Pilar Acosta, quien las databa en torno al Bronce I y la de Jordá Cerdá, que las fijaba en el momento en que se estaba produciendo el arte Levantino.

1 Almagro Baschs, Martí. Ars Hispaniae: Arte Prehistórico. Madrid, 1947. P. 99.

1 Gónzález Cano, J. y López Cordero, J. A. Gentes de Mágina. ADR “Sierra Mágina”. Jaén, 1999. P. 21.

1 Eescribano Muñóz, José María. “Lectura simplificada de las pinturas de la Graja”, en Sumuntán: anuario de estudios sobre Sierra Mágina. Nº. 31. Jaén, 2013. Pp. 63-64 y 75.

1 La idea de los Catálogos Monumentales de España surgió en el seno del Ministerio de Fomento en junio de 1900 mediante un Real Decreto que establecía la necesidad de: “llevar a efecto la catalogación completa y ordenada de las riquezas históricas o artísticas de la Nación”. Dicho Catálogo se inició por la provincia de Ávila en 1901 y fue un personaje conocido, unos años después en Jimena, el encargado de realizarlo, me refiero a Manuel Gómez Moreno Martínez –(Granada, 1872), arqueólogo e hijo del arqueólogo y pintor granadino Manuel Gómez-Moreno González (26/VI/1834-20/XII/1918).

En 1913 le llegó el turno al Catálogo de la Provincia de Jaén y por Real Orden de 30 de enero se le, encomendó la tarea al cordobés D. Enrique Romero de Torres, quien ya había realizado el de la Provincia de Cádiz, además de haber realizado una gran labor en el Museo de Córdoba, del que era su Director. La disposición ordenaba la catalogación de todos “los monumentos históricos y artísticos, así como los objetos de reconocido mérito que existen en la Provincia de Jaén”.

Se puso manos a la obra y tras doce meses de duro trabajo se finalizó la tarea y en septiembre de 1915 se le dio el visto bueno a efectos de cobrar el trabajo realizado. De Jimena, en este Catálogo están inventariados1, descritos y fotografiados los siguientes monumentos y objetos de reconocido valor, que se exponen a continuación y en este orden: 1.- Cueva de la Graja. Sitio llamado Cimbra Cánava, donde está enclavada. 2.- Cueva de la Graja. Parte donde están las pinturas. 3.- Cueva de la Graja. Vista general. 4.- Cueva de la Graja. Vista parcial de donde están las pinturas. 5.- Pinturas Cueva de la Graja. Lienzo izquierdo (a). 6.- Pinturas Cueva de la Graja. Lienzo izquierdo (b). 7.- Pinturas Cueva de la Graja. Lienzo izquierdo. Grupo alto. 8.- Pinturas Cueva de la Graja. Lienzo derecho (a). 9.- Pinturas Cueva de la Graja. Lienzo derecho (b). 10.- Cueva de la Graja. Pinturas tamaño natural [Cfr. Biblioteca del Instituto de Estudios giennenses. Fondo fotográfico “Romero de Torres”. Signatura (Sign.) B-339-1; 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9 y 10. Nº de Registro: 12.790 a 12.799. Nº Original: 1 a 10. Sign. B-368-5; 6; 7; 8; 9; 10; 11; 12; 13; 14; 15; 16 y 17. Nº de Registro: 13.374 a 13.386. Nº de Original: 575 a 587 (bis). Sign. B-373-7. Nº de Registro: 13.476. Nº de Original: 37 (bis). Sign. B-373-10. Nº de Registro: 13.479. Nº Original: 40 (bis). Contreras Gila, Salvador; Pedrosa Luque, María I. y Real Duro, Ana María. “Catalogación y clasificación del Fondo Fotográfico Romero de Torres de la Biblioteca del Instituto de Estudios Giennenses”, en Boletín del I.E.G. Año XLIV. Jaén, 1998. Nº 170. Pp. 281-282; 287; 353-354 y 364].

1 López Medina, María Eugenia. “La cueva de la Graja (Jimena) en las revistas científicas del primer cuarto de siglo XX publicadas en Francia”, en Sumuntán: Anuario de Estudios sobre Sierra Mágina. Nº. 31. Jaén, 2013. Pp. 47-48 y 50-57.

 

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