POR JOSÉ ANTONIO MELGARES GUERRERO, CRONISTA OFICIAL DE CARAVACA Y REGIÓN DE MURCIA.
El 11 de febrero de 1922, ahora hace un siglo, un grupo de aficionados representó en el teatro Romea de la capital la zarzuela EL REY QUE RABIO, para obtener fondos económicos con que ayudar a la construcción del hospital antitubercusoso que se erigia muy lentamente en Sierra Espuña. Aquel grupo estuvo formado por jóvenes de la «jet» capitalina y dado el éxito que tuvo, se repitió varias veces.
El hospital se terminó y estuvo unos años funcionando muy bien acogiendo enfermos tuberculosos procedentes de toda España. Cuando la enfermedad comenzó a ser curada gracias a los antibióticos, el sanatorio se convirtió en ESCUELA HOGAR y funcionó así también durante años. Un buen día, se cerró y se abandonó, como está ahora. Una pena, pues se podría hacer allí un hotel o parador en sitio tan adecuado. El estado ruinoso del mismo es una vergüenza.