SEGÚN EL CRONISTA OFICIAL DE GRAN CANARIA, JUAN JOSÉ LAFORET, EN 1920 LA VIRGEN DEL CARMEN «FUE CARGADA A HOMBROS POR CUATRO PERSONAS EN UNA PARIHUELA»
Los costaleros de la Virgen del Carmen conmemoran el centenario de la primera vez que la imagen salió cargada a hombros en La Isleta. Reconocen lo «agridulce» del aniversario en una edición de las fiestas marcada por la pandemia.
La Virgen del Carmen salió por primera vez cargada a hombros por sus fieles por La Isleta en 1920, siete años después de que las Hermanitas de la Caridad la hicieran llegar a un barrio que desde entonces le muestra una devoción que este 2020 deberá ser más contenida por una pandemia que va a lograr lo que no pudo ni la guerra civil, que la imagen no procesione.
«Fue cargada a hombros por cuatro personas en una parihuela» -utensilio que permite transportar cosas pesadas, formado por dos varas con unas tablas atravesadas en medio-. Así lo explica -haciéndose eco de la información que les ha trasmitido el cronista oficial de la ciudad Juan José Laforet– Pancho Falcón, fiscal de paso de la actual Comisión de Costaleros de la Virgen del Carmen de La Isleta, herederos de una tradición que derivó en la actual de cargar a costal los 1.600 kilos de un trono que muchos aspiran a llevar.
Y es que las condiciones de portar a la Virgen por su barrio cambiaron pero las ganas de formar parte de ello no. Por eso son muchos los que tocan a la puerta de una entidad que hoy integran 62 componentes -35 de los cuales van bajo el trono- cada mes de septiembre, cuando se abre el plazo de inscripciones.
Algo que, sin embargo, este año no va a suceder ya que desde la junta de gobierno de la entidad se ha decidido mantener ese plazo cerrado y dar así oportunidad a quienes se tenían que haber estrenado este año como costaleros y que por la crisis sanitaria ven truncada su ilusión.
«Me fijo en el nuevo», comenta Ángel Luzardo, presidente de los costaleros, al referirse en esos 8 o 10 componentes que se quedan a las puertas y a los que, sin embargo, «este año se lo vamos a contar como si hubieran salido». Se pone en su piel y habla de lo «agridulce» de este centenario porque por primera vez en 33 años él tampoco estará bajo el trono ni ejercerá de espejo -el que transmite las órdenes-. «La Virgen me debe un año», dice.
Joel Santana, vocal de la junta de gobierno, también usa el calificativo «agridulce» para una edición en la que cumple una década como costalero, una aspiración que tenía desde pequeño, porque sostiene que «el costalero nace, no se hace» solo que unos lo descubren antes que otros.
Kevin Ortega es la prueba de que la vocación a veces está dormida. Cuenta que cargó a la Virgen por primera vez en 2013, año del centenario de su llegada a La Isleta, para cumplir una promesa. Pero «esto me atrapó», explica el que hoy es secretario de la asociación de costaleros.
Todos confiesan la tristeza que supone vivir unas fiestas que arrancan oficialmente mañana con la bajada simbólica de la imagen. Pero son conscientes de la imposibilidad de salir el día 16. Por eso Falcón, que junto a Luzardo es el más veterano, transmite las palabras del párroco Agustín Sánchez y pide a todos los que se acerquen a la iglesia que «guarden la distancia de seguridad, hagan uso de la mascarilla dentro del templo y atiendan las indicaciones de los voluntarios para controlar el aforo».
Los costaleros llaman a la responsabilidad sabedores de la decepción de la gente, porque ellos la experimentan en primera persona al saber que este año no aguardarán en el cuarto de los santos a que acabe la misa, la madrugada del 16, mientras escuchan las palabras de ánimo de su presidente antes de pasar a la iglesia y cumplir con un ritual que se sigue en silencio: mirar a la Virgen, besar su manto y colocarse bajo el trono antes de iniciar la salida. Una de las maniobras junto con la de entrada que requiere de mayor precisión y un silencio difícil de lograr porque la emoción se abre paso.
Los costaleros también van a echar de menos los puntos claves de un recorrido que encierra momento de gran emoción, como el paso por la calle de Christian, un aspirante a costalero que se fue demasiado pronto pero que vio cumplido su sueño de verse bajo el trono.
Por todo eso, quieren dar pronto carpetazo a este año atípico que deja muchas cosas por cumplir y miran ya al 2021.
Fuente: https://www.canarias7.es/