POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Pues, señor; erase una jovencita titulada en Turismo y azafata-cicerone de un museo, que enseñaba una sala de pinturas del siglo XIX a un grupo de turistas extranjeros.
Miren ustedes este cuadro con data de 1809. Representa una escena en la que unos guerrilleros españoles DERROTARON a los franceses en…
Observen ahora este óleo de l823. Es una escena representativa de la DERROTA que sufrieron los franceses en su lucha con tropasespañolas…
Fíjense en este cuadro del primer cuarto del siglo XIX. Es un retrato del general francés que mandaba el regimiento DERROTADO por los patriotas españoles en…
¡Oiga, señorita!, le dijo un visitante; ¿y nunca los españoles fueron derrotados por los franceses?
¡¡Mientras yo sea azafata de este Museo, JAMÁS!!, respondió la jovencita.
Me acordé de esta historieta porque ayer FIDI FIDALGO colgó una foto, en atardecer precioso, desde el extremo occidental del conocido «Dique de Santa Ceatalina»; extremo denominado PUNTA DE LEQUERICA, que este era el apellido del técnico que lo diseñó.
Denominación que los gijoneses playos alteraron con los nombres de «Lequerique», «Liquerique,», «Liquerica», «Liquiriqui»…
Y eso, ¿por qué? , preguntarán ustedes.
No se asusten. Les responderán de inmediato: «Los de Gijón somos así y llamamos a las cosas como nos da la gana, ¿pasa algo?».
Pues no, evidentemente no pasa nada.
Bueno, pues como hablamos de la Punta de Lequerica y del Dique de Santa Catalina, al lado mismo de Cimadevilla, barrio pesquero y playu como ninguno, vamos a recordar cómo preparaban el centollo relleno.
La receta es de finales del siglo XIX.
Cuecen dos centollos (ahora serán de cetárea), de al menos 1,5 kg cada uno, en agua de mar.
Se sacan de la cazuela, enfrían y se selecciona su carne.
Aparte, en sartén con aceite, se hace un sofrito con cebolla, ajo y tomate (todo muy picado), se le suma (previamente cocida) carne de merluza o de lubina desmenuzada, un vaso de sidra y una o dos cucharadas de salsa de tomate.
A este sofrito, ya en su punto, se le agrega la carne de centollo, mezclando bien.
Con este preparado se rellenan los caparazones de los dos centollos, se espolvorean con pan rallado y gratinan en horno hasta que tomen un suave color dorado.
En el momento de servir se espolvorean con perejil y huevo duro muy picaditos.
NOTA.- Si no disponen de agua de mar la cocción debe hacerse en agua salada aromatizando con una o dos hojitas de laurel.