POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Acabo de votar por mis huesos en la Facultad de Medicina, en Julián Clavería, 6. Ningún partido se ajusta a mis intereses, ni todos juntos lo harían sacando de acá y de allá; mis convicciones son intransferibles y en mi carrera debo salvar cortapisas de todo género en pos de mis objetivos. Hace una semana, el domingo de Resurrección, en línea con mi naturaleza montaraz, subí al Cerro de los Bonales, en la Sierra de Aracena; en la raya con Badajoz alcancé el Puerto de los Ciegos y entre pinos, roble melojo, bonales (el Schoenus nigricans, que se asocia con el Narcissus longispathus y con la Aquilegia vulgaris hispanica) y alambradas con pinchos, dejando girones del alma y del culo, alcancé el punto más alto de Huelva. ¿Qué ocurrirá hoy tras esta cumbre democrática preferible a una guerra y no mucho mejor que lanzar una moneda al aire? Por suerte, sólo el político profesional depende exclusivamente de la política.
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