POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Nadie duda de esta afirmación, como nadie duda del inmenso complejo de relaciones de toda clase que nos encontramos en ese rico juego de topónimos, apellidos y nombres geográficos de los que nuestra historia y literatura están a rebosar. Y en medio de ese laberíntico conjunto, es lógico que surjan oscuridades y nieblas que no dejan ver con claridad ni el paisaje en su conjunto como tal y mucho menos los detalles.
Vamos a dar un salto en la geografía y a su vez en la historia y nos encontramos que desde la comarca de los Valles, toda la Carballeda, vertiente meridional de la Cabrera Baja, hasta el Lago, constituyó una gran reserva hebrea, cuyas características, perfectamente definidas llegan muy claras hasta bien entrado nuestro siglo XX.
Todas las familias que copan y rigen el comercio de la capital desde la segunda mitad del siglo XIX y crean el régimen de ferias y mercados semanales, mensuales y de año es obra suya. Además en esta comarca citada después de la publicación del Decreto de la Alhambra, marzo de 1492, varios de estos pueblos decidieron quedarse y cambiaron su nombre, así nos lo recuerda don José Godoy Alcántara en su Ensayo sobre «Apellidos Castellanos» publicado en 1870, en el aparecen por ejemplo los actuales Santibáñez, cuyo nombre era San Juan y Sampil que sustituye a San Pedro. Hasta qué punto se ha mantenido su espíritu que en plena Mancha se crearon núcleos comerciales mantenidos por gentes procedentes de esta zona y cuyas relaciones se siguen manteniendo en la actualidad y un ejemplo lo encontramos en Vega del Castillo o Muelas de los Caballeros.
Pero hoy nos llama Cervantes donde allá por los finales de la década del sesenta se derribó una casa que bien merecía otro destino por sus características, pero las cosas pasan y son como son.
Pero además tenemos y ahí está esa ruta desde Cervantes al Castillo de los Condes de Benavente esa ruta marcada con esa sencillez y esa elegancia que salta y sale sin esfuerzo arrastrando tras ella al que siente la llamada y el atractivo de la descripción de ese paisaje tan sencillo, pero que sin duda guarda el mítico secreto de un apellido que sigue revolucionando diversos sectores de la historia de la literatura.
Pero su obra cumbre ha superado todas las cotas y límites que los humanos han colocado en las estanterías de la literatura universal y este mes de mayo Puebla de Sanabria encenderá de nuevo esa luz parpadeante que ese nombre «El Quijote» alimenta y mantiene por sí solo con solo nombrarlo, eterno destino de las glorias inmortales.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/