POR JOSÉ ANTONIO FUDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Allá por el año de 1963, haciendo en Salamanca mis prácticas de Alférez de Complemento (Arma de Ingenieros de Transmisiones), «descubrí» las delicias y placeres de los champiñones rellenos de marisco.
El «culpable» de mi hallazgo fue un pequeño bar ubicado en La Alamedilla (no sé si existe aún, supongo que no) cuya especialidad eran las setas y el farinato frito acompañado de huevos fritos.
El champiñón silvestre (Agaricus campester; Psalliota campestris) es seta de septiembre, que aparece muy abundante tras las primeras lluvias del final del verano.
Nosotros, aquí y ahora, vamos a utilizar el CHAMPIÑÓN DE CULTIVO», también llamado «seta de París» o «champiñón de botón» (Agaricus bisporus o Psalliota hortensis var. bispora), que en estos días primaverales está en su mejor momento de sazón.
Este champiñón que cuando muy fresco presenta forma semiesférica y con «piel» muy blanca, tiene una «carne» de olor muy agradable que recuerda al de la avellana verde y un sabor muy placentero.
Bajos en calorías, son los champiñones fuentes de vitaminas (destacan las del grupo B) y de oligoelementos, destacando su contenido en cobre.
Y hasta se dice que su consumo disminuye la incidencia del cáncer.
Otra ventaja: debido a su elevada producción, que abastece sobradamente las exigencias de la demanda, los precios de mercado suelen ser muy asequibles.
Detalle este que para tiempos de crisis hemos de tener muy en cuenta.
Así me enseñaron en Salamanca a prepararlos:
En una sartén con aceite se sofríe ajo picado muy fino; ya dorado se le agregan colas de gambas o de langostinos cortadas en trocitos y saladas al gusto.
Fríen y se reservan.
Aparte, eliminados los «pies» de los champiñones y su piel exterior, fríen en aceite con un poco de ajo y perejil (primero por su parte convexa y después por la cóncava).
Se sacan del aceite de fritura y se disponen en fuente o plato de servicio rellenando los «huecos» (donde «asentaban los pies») con el picadillo de gambas. Se sirven adornando con trozos de huevo cocido y un espolvoreo de perejil picado.
NOTA
Elíjanse champiñones muy frescos, muy blancos y de tamaño grande.
Recuerden que «menguan» bastante en la fritura.