POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Siempre abarrotado, por recomendarlo varias veces en esta sección, llevo días buscando alternativas, comiendo regular, caro y mal atendido en un montón de bares de Oviedo y del Principado (a veces salgo a Lugo y a León) hasta que descubrí un chigre astur con vistas al Cantábrico y a la montaña, terraza soleyera para tomar un chato de vino, que sirven en amable tacita con caldo y un mejillón, donde no les parece mal que se pida otra ronda y entremos tarde a un comedor con manteles de tela, sin tele, sin prisa y platos de cuchara; por ejemplo, garbanzos o lentejas con guarnición de marisco; en lugar de morcillas y tocino, bogavantes y langostinos desnudos, netos, en lugar de colesterol ácido úrico, a precio de fábrica, como aquellos Electrodomésticos Manuel. Pero, emulando a pescadores y recolectores de setas, esta vez no caeré en la trampa de daros las coordenadas del chigre.
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