POR ALFONSO ROVIRA MARÍN, CRONISTA OFICIAL DE ALZIRA (VALECIA).
Arquitectura con historia. El promotor y primer morador de la vivienda del nombre de la casa, que luce el escudo de la familia, aunque por ella han pasado otros nombres ilustres durante sus 100 años de historia. El ayuntamiento autorizó el 28 de marzo de 1921, la construcción de la emblemática casa Cucó.
Memoria de un nonageenario.
El emblemático edificio llama poderosamente la atención del viandante en la plaza de la Constitución de Alzira. Una inscripción corona su remate: “Cucó y Gisbert de Alzamora”. En el centro campea un escudo heráldico a cuyo pie figura la fecha de su construcción: 1921.
Andrónico Cucón Serena, nació en La Pobla Llarga, -a unos ocho kilómetros al Sur de Alzira-. En 1878, encargó la construcción de este inmueble. Había llegado a Alzira, probablemente en los inicios del siglo XX. Según transmisión oral, sabemos que Cucó fue empleado de una tienda de ropa para jovenes, ubicada en el edificio que popularmente se conocía en nuestra ciudad como el del “Cupón Regalo”, en la calle Mayor Santa Catalina, donde hoy se ubica el salón de peluquería de Carlos Valiente.
No obstante, aunque ignoramos la fecha en que contrajo matrimonio con Rosa Gisbert de Alzamora Dolz, hija de Rafael Gisbert de Alzamora y Manso de Zúñiga, alcalde que fue de nuestra ciudad en 1913, es conocido que el cortejo de Andrónico Cucó con Rosa Gisbert, tuvo mucha resonancia en Alzira; hasta el punto de que los vecinos de esta ciudad cantaban una popular cancioncilla cuya letra decia “Rosita esta en el balcó i Cucó en la placeta i en el mocador li diu vine cap aci Roseta”. Posiblemente contraerían matrimonio en la primera década de 1900, puesto que cuando Cucó encarga la construcción del edificio de la plaza de Santa Catalina, entonces Alfonso XII, ya contaba con 43 años y su esposa 36.
Durante treinta años -1935/1965- fui vecino del propietario de esta mansión de La Vila, por la parte de la calle de la Enseñanza, donde mi padre, Ismael Rovira, maestro nacional, tenía la escuela y vivienda familiar. Conocí, aunque ya mayor, a Andrónico Cucó. De su matrimonio con Rosa Gisbert, nacieron cuatro hijos, Rafel, Juan, Alfonso y José, cuyas fotografías estaban en los cuatro ángulos del techo del salón del primer piso.
Andrónico Cucó Serera fue consejal del Ayuntamiento de Alzira, entre el 1 de abríl y el 24 de octubre de 1920. Fue alcalde -parece ser que por aquellos años este cargo duraba menos que “una trencá de guitarra”.
El 3 de marzo de 1921 es nombrado alcalde por el partido Liberal y el 28 del mismo mes el ayuntamiento que él presidía, le autoriza a construir el edificio que podemos ver en la fotografía que acompañamos, empleando las casas números 1 y 2 de la plaza de Alfonso XII.
Como muchos alcireños, al dar comienzo la más incivil de las guerras, entre 1936 y 1939, la familia se trasladó a la capital de provincia. A esta familia le fue incautado el edificio por los milicianos, que instalaron unas oficinas, aunque no podemos precisar para que servicio.
Entre 1939 y 1940, miembros del Estado Mayor de la 55 División, que finalizada la “contienda”, entraron en la ciudad, instalaron las cocinas para el ejército en la parte trasera de la casa, en la calle de la Enseñanza, 2, donde la familia Cucó tenía las cuadras y los carruajes. Un año más tarde, en 1940, Cucó cedió a la familia Camarena este mismo lugar de la casa para instalarse mientras realizaban las obras de remodelación del horno de su propiedad en el número 6 de la misma calle de la Enseñanza.
En 1944, el médico valenciano José Llombart Albelda, abrió un sanatorio que funcionó unos años en nuestra ciudad, con el nombre de “San Bernardo”. Tomás Puerto fue el administrador, quien con su esposa, Remedios Cámara, sus hijos Guarberta, Ovidia y Antonio, éste último ATS del Valencia CF, llevaban el entretenimiento de las instalaciones.
Unos años más tarde, alrededor de 1950, se instaló el notario Antonio Pérez Frías .-que tená de oficial mayor al mestro Gonzalo Bueno Gómez de Lázaro- quien en 1952, al celebrar el 8 de abril la bendición del Paso del Ecce Homo en la parroquia de Santa Catalina, por el arzobispo Marcelino Olaechea, lo recibió en su casa, hasta que fue trasladado a casa de Bernardo Andrés Bono, muy cerca, en la calle Amparo.
Por otra parte, en la mitad de la centuria del siglo XX, en el primer piso del ala derecha, estuvo unos años la oficina del Registro de la Propiedad, del que era registrador Salvador Amorós Mora y sustituto del mismo, el alcireño José María Sales Luís. Más tarde en el segundo piso fue ocupado por la familia del comerciante de frutas Casimiro Caballer Balust; también residieron unos años en este emblemático edificio el matrimonio Arturo Terol y Consuelo Tena, mientras que en la planta baja fue la vivienda del médico alcireño Enrique Montalvá Alventosa y al final del edificio, por la zona donde salían los carruajes, se instaló el carpintero José Soler, quien terminó sus días de labor como portero de la fábrica de Cartonajes Suñer, al pie de la Muntanyeta del Salvador.
El 5 de junio de 1971, comenzó a publicarse en Alzira un semanario de información general de la Ribera, “Las voz del Júcar”, que odiaba Antonio García Canal, siendo su directora María Amparo Peris Pallardó -recientemente fallecida- cuya rotativa estaba situada en la habitación de la parte izquierda de la entrada de esta casa, donde al mismo tiempo estaba la administración y redacción.
La mansión que mandó construir Cucó en 1921, sufrió el abandono durante muchos años deteriorándose, hasta que en 1977 fue adquirida por el sastre Ángel Sanchis. Desde hace unos años sus hijos Jesús y Rafael han sido los encargados de la restauración de este edificio, quizás el más emblemático de los pocos que quedan en nuestra ciudad y de los muchos que existieron en la barriada de La Vila y desaparecieron sobre todo en el pasado siglo XX. Véase el libro “Lo que Alzira perdiçó el el siglo XX”, escrito por el que firma esta crónica, editado en 2019 por la comisión fallera de la Plaza Mayor de Alzira-.
Cucó fue el promotor de la construcción del Hotel Reina Victoria en Alzira, hoy edificio “Luís Suñer”. El nombre de esta residencia, uno de los primeros edificios que contaba con ascensor en nuestra ciudad, tenía cinco alturas, tuvo que ser sustituido el nombre por el de “Hotal Victoria!”, cuando el 14 de abril de 1931 fue proclamada la II República y suprimir el apelativo de “Reina”.
FUENTE: EL CRONISTA
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