Hasta el momento se conocía que el 6 de mayo de 1858 el cuerpo de ingenieros dejó montado el aparato catadióptrico del faro del cabo de Cullera al instalar un foco luminoso elevado 27,90 metros sobre el nivel del mar y productor de luz fija de color natural, capaz de iluminar un arco de horizonte de 288º, visible desde la mar entre los rumbos N. 17º O hasta el S 40º E, que son las demoras del Grao de Valencia y cabo de San Antonio.Ahora, Lanusse aporta nuevos datos sobre ese emblemático paraje de la costa cullerense, como que el 23 de octubre de 1855 se aprobaron el proyecto y presupuesto de 104.032 reales de vellón para la construcción de la torre-edificio y el aljibe del faro, siendo adjudicada la obra por 100.911 reales de vellón a don Luis Yzambert como mejor postor en la subasta celebrada el 14 de diciembre de aquel año, quien, no obstante, subrogó el contrato en favor de Luis Alberto Reig, del comercio de Valencia. Las obras concluyeron a fines de 1857, y el retraso en la recepción del aparato fue el motivo de que el faro no se iluminara hasta el 1 de agosto de 1858.
El pasado 28 de julio de 2020, Levante-EMV informaba de que el Gobierno ha cedido el faro al municipio de Cullera para convertirlo en un recurso turístico.