POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).
Inicias el recorrido por esta primera calle. Subido en esta atalaya divisas los tejados multicolores de los vecinos de la localidad. Te impacta la alfombra verde de la grandiosidad del Parque de San Blas, los mares de olivares lejanos. Me han convertido en una vía de comunicación muy interesante para los villanovenses, en su salida hacia la carretera A-332, que en numerosas ocasiones se ha demandado la Autovía- Linares-Albacete, quedan demasiados flecos para que la localidad pueda acceder por autovía a la capital y localidades vecinas. Casas unifamiliares, llenas de sueños, matrimonios jóvenes que creyeron en este lugar para construir sus viviendas, con determinadas comodidades. En ocasiones las charlas ilusionadas de niños, al partir o regresar del colegio. Serenidad para abordar las duras jornadas de trabajo, de una medicina en auge, con la profesionalidad de intensos trabajos y cursos de reciclaje permanente.
Llegas para conocerme, pasear junto a mí en una doble mirada desde arriba y abajo, pero has elegido una tarde plomiza, tarde invernal, sin luz, sin gente, sin sol. Desde abajo contemplas lo primero en una de las dos construcciones realizadas, ondear sobre el tejado, una bandera de España; ha existido la tradición de los albañiles, colocar una bandera al finalizar la obra, pero también hay personas que expresan su cariño y defensa a nuestra nación, colocando su bandera, más en estos momentos en que se ataca con saña, todo lo que nos representa.
En la parte derecha hay extensiones de terreno, que esperan el momento de iniciar nuevas construcciones; el cuidado en el respeto al tráfico con tres pasos de peatones, a lo largo del recorrido.
En la parte izquierda una serie de bancos metálicos, papeleras y sendas, con algunas palmeras y árboles, que un día aporten su sombra y su oxígeno; la ubicación de varios contenedores de recogida de basura, vidrío, papel y ropa para Cáritas, que son una selecta paleta de colores, amarillo, verde, gris y rojo. Contempla parte del edificio de la Plaza de Toros, con la puerta número 3 de entrada de sombra; más lejano ese mar de olivos que caracteriza a la provincia y a nosotros; algunas construcciones cercanas y al fondo, en la lejanía otro edificio solitario, que tiene a distancia una gran antena telefónica.
Silencio en esta tarde dominical, poco tráfico, ni siquiera el propio de la campaña de aceituna. Un pequeño automóvil aparcado, acostumbrado a socorrer a numerosos vehículos averiados en sus viajes.
Una vez que has paseado debes dar a conocer el nombre con el que me han designado.
Me alegro que vuelvas, el día gris te produjo cierta tristeza, y has aprovechado esta mañana de sol y claridad, para tomarme nuevas fotos, mejorando mi aspecto de tristeza. Gracias.
Ahora ya puedes narrar la biografía de María Zambrano.
“Nació en Vélez Málaga en 1904, hija de los maestros Blas Zambrano y Araceli Alarcón, su abuelo materno era de Bélmez de la Moraleda. Sus padres se trasladan a Madrid y después a Segovia en donde ella pasaría la infancia y adolescencia.
Estudia Filosofía en Madrid, asistiendo a las clases de Ortega y Gasset, García Morente, Besteiro, Zubiri… En este tiempo participa en diversos movimientos estudiantiles y publica artículos en la prensa. Su primera obra, en 1930 fruto de los acontecimientos de aquellos momentos fue “Nuevo del Liberalismo”.
Desde 1931 ejerce como profesora auxiliar de la Cátedra de Metafísica, en la Universidad Central. En 1932 publica artículos en las revistas “Revista de Occidente”, “Cruz y Raya” y “Hora de España”. Entabla amistad con los miembros de la Generación del 27, Luis Cernuda, Emilio Prados, Jorge Guillén y Miguel Hernández.
Participó en las Misiones Pedagógicas en las provincias de Cáceres. Huesca y Cuenca.
Al estallar la guerra regresa a España para colaborar con la República, viviendo en Valencia y Barcelona, hasta 1939, en que cruza la frontera francesa hacia el exilio. Tras pasar por las ciudades de París, Nueva York, La Habana…se instala en México donde imparte clases en la Universidad. Conoce a Octavio Paz y León Felipe. Después Puerto Rico; viaja a Europa, en Paris conoce a Albert Camus. En Roma publica varias de sus obras “El hombre y lo divino”, “Los sueños y el tiempo”, “Persona y democracia”, coincide con intelectuales italianos y con otros españoles exiliados, Ramón Gaya, Rafael Alberti y Jorge Guillén.
El artículo “Los sueños de María Zambrano” de José Luis López Aranguren, publicado en 1966 en “Revista de Occidente”, motiva se inicie en España el lento reconocimiento a la importancia de su obra. En 1981 se le concede el premio “Príncipe de Asturias” y se le nombra doctora honoris causa en la Universidad de Málaga.
En su regreso a España comienza una nueva etapa de actividad intelectual, dedicándose a la reedición de sus obras y a la escritura de numerosos artículos.
En 1985 se le nombra Hija Predilecta de Andalucía,
En 1988, se le concedió el Premio Cervantes, y otras numerosas distinciones en Málaga y otras ciudades. Murió el 6 de febrero de 1991, y sus restos mortales se encuentran en el cementerio de Vélez-Málaga.
Has tenido curiosidad en leer algunas frases” célebres de María Zambrano y el libro “Andalucía sueño y realidad”. “La filosofía es una preparación para la muerte y el filósofo el hombre que está maduro para ella” o “La cultura es el despertar del hombre”. “¡Ay, cómo decir lo que mi padre me enseñó! Una calidez, una justeza, una armonía, una belleza, una cierta rigidez, como puede ser la de un árbol, que tiene hundidas las raíces en la tierra y la copa muy alta que llega al cielo!”.
Interesada en la mística de San Juan de la Cruz, ahora que estáis en la localidad, en una fase de intensidad Sanjuanistas, en 1939 escribió: “Él es poeta, ¿no será, tal vez el único caso de un santo poeta en tan alto grado?
Te despides, hasta pronto en que vengas para recorrer otras calles, especialmente las dos que llevan el nombre de villanovenses.
Consultadas: biografía Instituto Cervantes, Wikipedia, Frases mujeres y Mundo frases.
Foto de María Zambrano de internet
FUENTE: CRONISTA