CIRCO EN EL CASTILLO
Dic 19 2024

POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)

Las sucesivas compra-ventas y cambio de manos a los que se vio sometido del castillo de Elda, desde que lo adquiriera don Juan Rico y Amat en 1848 por compra al Estado, conllevaron el abandono, deterioro y expolio del antiguo palacio de los condes de Elda. De la Hacienda Pública (1841) al Rico y Amat (1848); de éste a Pedro L. Navarro Vidal (1866); del laborioso maestro de obras a Gregorio Sempere y Amat (h. 1880); y al fallecimiento de éste su viuda lo vendió, en 1886, a José Navarro Abad, vecino de Novelda, por la cantidad de 250 pesetas; quién a su vez, y por 400 pesetas, lo transfirió al industrial eldense Rafael Romero Utrilles (1889), último propietario del castillo hasta su inmatriculación por el ayuntamiento de Elda.

Trasmisión sucesiva de propietarios en los que el castillo fue despojado de sus materiales constructivos más nobles e importante: tejas, viguería, carpinterías, rejería, ricos azulejos de los diferentes salones, artesonados de madera, sillería labrada de puertas, escaleras y torres circulares, etc. El otrora monumental palacio condal alzaba al cielo sus elevadas y robustas paredes, sustentadas por las grandes jácenas de madera que mantenían en inestable equilibrio los desnudos muros.

Aún así, y a pesar del intenso expolio y reutilización de materiales, el castillo de Elda se resistió a perder el protagonismo social que mantuvo durante los siglos pasados. Éste se trocó en un uso bastante diferente al que pudiéramos imaginar.

Desde mediados del siglo XIX las pequeñas compañías circenses, que deambulaban de un pueblo a otro ganándose la vida con espectáculos acrobáticos, gimnásticos, teatrales e incluso ecuestres, venían utilizando la lonja o pórtico de la casa consistorial para su uso como escenario y lugar de actuación. Sin embargo, conocemos como durante las últimas dos décadas del siglo XIX dichos espectáculos circenses fueron desplazados desde los dos arcos de la planta baja del ayuntamiento hasta el patio de armas del castillo.

Posiblemente que, atraídos por la celebración de la populosa y concurrida “feria de Elda”, en diciembre de 1886 llegó a la villa una pequeña compañía de artistas circenses con números gimnásticos como ecuestres. Y ante la ocupación ferial de la plaza de la Constitución, también llamada así entonces, esta troupe circense lució sus habilidades gimnásticas a lomos de caballos con asistencia de, imaginamos, un buen numero de eldenses y foráneos que acudieron al Castillo a contemplar el espectáculo por alguna “perra chica”.

Suponemos que por aquel año de 1886 el castillo todavía mantenía integra, en gran medida, su estructura y su configuración interior en torno al patio de armas, donde la lonja porticada debió ser usada como espacio o fondo escénico en el que desarrollar la actuación, mientras el público asistente quedaría alojado en el patio.

FUENTE: https://www.valledeelda.com/blogs/cronicas-eldenses/48348-circo-en-castillo.html

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