POR MIGUEL ÁNGEL FUENTE CALLEJA, CRONISTA OFICIAL DE NOREÑA (ASTURIAS)
Continuando con nuestro caminar por los fogones de los caminos de Santiago, llegamos a la Pola de Gordón, pueblo cercano al Principado y entrañable para los asturianos, ubicado en la montaña leonesa y que el próximo fin de semana homenajean al cocido gordonés llamado también montañés.
No es nada nuevo, pues ya en muchas ocasiones hemos reivindicado honores culinarios para el humilde cocido de garbanzos, rescatándolo estamos por los variopintos recorridos del Camino de Santiago, al igual que vienen haciéndolo en la querida Pola de Gordón desde hace ya unos años, derivación esta del puchero de la adafina judía, aunque años más tarde, fueron los cristianos los que añadiéndole partes del cerdo, dieron el toque definitivo a lo que es un cocido con todos los sacramentos, como no podía ser menos, considerado por muchos autores como el plato mas nacional de todos los existentes, porque no habrá comarca en el mapa –incluso peninsular- donde no se elabore el cocido con las características de cada lugar, por eso el Dr. Thebussem lo consideraba como un símbolo de la unidad española, pues lo componen productos alimenticios de la mayor parte de nuestras regiones, aunque en los tiempos que corren, hablar del plato nacional, podría significar que alguien intentase borrar de un plumazo al cocido como el plato más típico de su respectiva comarca. Ellos se lo perderían.
Pues desde hace varios años, venimos uniendo y reuniendo a los diferentes cocidos que se pueden encontrar en los múltiples caminos que oficial u oficiosamente, conforman el de Compostela, con hermanamientos indistintamente entre ellos.
Así, años tras año, venimos haciendo estos encuentros los pueblos de Lalín en Pontevedra con el cocido gallego; Potes en Cantabria con el lebaniego; Astorga con el maragato; Tamames en Salamanca con el castellano; Noreña y Siero con el de moscancia y de la provincia limítrofe por el sur, sumamos también el cocido de Valencia de Don Juan y el montañés o gordonés de esta tierra del norte leonés, cada vez más cercana y siempre querida por los asturianos, elaborado con garbanzos del páramo, morcillas y chorizos artesanos de Geras o de la propia Pola de Gordón, con costillas, lengua, chivo y lo que haga falta, y apurando un poco el dinámico alcalde, hasta ofrecen rabo de toro con tal de animar un poco más a la concurrencia.
Estamos ante un plato sencillo que quitó muchas hambrunas a los españoles. Puede ser un perfecto reclamo turístico para las diferentes comarcas que lo promocionan, económico donde los haya, olvidado por la llegada de otras especialidades gastronómicas sofisticadas y de supervivencia efímera en las cartas de las casas de comidas, con nombre largo, viandas escasas y generalmente con precios desorbitados. Lo entendió bien, dándole protagonismo merecido ya desde el año 2001 Francisco Castañón, alcalde que fue del ilustre municipio gordonés y a quien saludé personalmente en su Pola del alma con un cocido como testigo junto a su sucesora Noemí González, plato, repito, en otros lugares olvidado, pero seguro que nunca perdido. En la propia Pola de Gordón, en Geras, Santa Lucía, Los Barrios, Cabornera -de mis recuerdos de infancia- o en Geras por donde las chimeneas de las cocinas de carbón sale humo purificado y huele a salud como es el caso del restaurante «Entrepeñas» de la familia Ordoñez con Rosi de guisandera. En cuanto comamos la sopa comienza el resto del camino agradecido.